París 2024: los Juegos Olímpicos de la paridad (y de ilustres despedidas)

Los terceros Juegos organizados en la capital francesa reúnen a grandes deportistas, pero también dudas. Y por primera vez, el 50% de los deportistas son mujeres

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Simone Biles, uno de los grandes nombres de los Juegos

BarcelonaMiles de deportistas subirán a un montón de barcas el viernes 26 para participar en la ceremonia inaugural olímpica más original de todos los tiempos, ya que estará fuera de un estadio, navegando por el río Sena. 100 años después, París volverá a ser sede de unos Juegos Olímpicos de verano por tercera vez después de una preparación extraña, con dudas sobre la seguridad, los precios y la lucha contra el dopaje.

París, ciudad clave para la existencia de los Juegos modernos, ya que es donde nació su ideólogo, el barón de Coubertin, apuesta por modernizar el olimpismo con escenarios urbanos y, por primera vez, paridad entre hombres y mujeres. Un paso adelante, ya que el barón de Coubertin, hace un siglo, no quería ni ver a las mujeres haciendo deporte. Nadie ha podido detener la revolución femenina en los deportes y, de hecho, una estadounidense, Simone Biles, parece destinada a reinar tres años después de Tokio, cuando prefirió detenerse por culpa de la presión y salud mental. Su luz debería iluminar unos Juegos que pueden servir para despedir a grandes referentes que han emocionado en los últimos años, como el keniano Eliud Kipchoge, que quiere encadenar cinco Juegos ganando medallas en el maratón; la velocista jamaicana Shelly-Ann Fraser-Pryce, o el gran judoka francés Teddy Riner, que busca el oro en unos cuartos Juegos consecutivos. O el jugador de baloncesto LeBron James, el de balonmano Nikola Karabatic y, claro, Rafa Nadal, que se enfrentará con Alcaraz, Sinner y Djokovic a un torneo de tenis de altos vuelos.

La atleta jamaicana Shelly-Ann Fraser-Pryce
Rafa Nadal en acción en Roland Garros.
Nikola Karabatic

Si París vio por primera vez a una mujer siendo olímpica en 1900, ahora llegan unos Juegos donde el 50% de los participantes son mujeres. Muchas de ellas inscritas en los 18 eventos mixtos, una apuesta del Comité Olímpico que no deja de crecer. Así, de las 329 medallas de París, 152 son para pruebas femeninas, 157 para las masculinas y 20 mixtas. Una de las pruebas que se estrenan es el maratón femenino, que servirá para cerrar los Juegos el domingo 11 de agosto. También se estrena la natación sincronizada masculina.

El breakdance es el único deporte que se estrena, disciplina que evoluciona de los concursos para bailar música hip-hop en las calles de Estados Unidos. 32 atletas buscarán emocionar en la plaza de la Concorde, mismo escenario de los otros deportes con los que el COI quiere conectar con los jóvenes, como el skate, las bicicletas y el baloncesto 3x3. El baloncesto masculino de toda la vida, por cierto, presenta uno de los mejores carteles de la historia con nombres como LeBron James, Stephen Curry, Nikola Jokic, Giannis Antetokounmpo y el francés Victor Wembanyama. Las entradas han volado.

Históricamente, el atletismo ha sido el epicentro de los Juegos. En París, los estadounidenses quieren recuperar el control de la velocidad después de años de dominio de Jamaica y el asombro de los italianos del 2021. Noah Lyles y Sha'Carri Richardson parecen los favoritos a los 100 metros masculinos y femeninos, respectivamente. El saltador de pértiga sueco Mondo Duplantis, la velocista neerlandesa Femke Bol, el saltador de altura italiano Gianmarco Tamberi o la mediofondista keniana Faith Kipyegon también quieren hacerla gorda. En la piscina, ya sin Michael Phelps, uno de los grandes atractivos será el duelo entre las estadounidenses, lideradas por Katie Ledecky, y las australianas, encabezadas por Ariarne Titmus, con el permiso de la joven canadiense Summer McIntosh. En Australia y Estados Unidos, la natación es sagrada, así que el duelo se repetirá entre los hombres, aunque les ha surgido competencia con el héroe local, el nadador de Toulouse Léon Marchand; el prodigio rumano David Popovici, y el chino Qin Haiyang. El nivel es altísimo, tanto como en el ciclismo masculino con los Pogacar, Van der Poel o Van Aert. Y la gimnasia, con Simone Biles y el japonés Daiki Hashimoto.

Ledecky celebrando su oro en la final de los 1.500 metros.
David Popovici, nadador de Rumanía

99 catalanes

España envía su segunda mayor delegación de todos los tiempos (192 mujeres y 190 hombres) con el reto de superar por segunda vez las 20 medallas, lo que sólo logró en 1992 en Barcelona. 99 deportistas de la lista, por cierto, son catalanes. El leridano Saúl Craviotto, que forma parte del K4-500 de piragüismo, aspira con 39 años a su sexta medalla en cinco Juegos distintos. Buena parte de las opciones de ver medallas catalanas será gracias a deportes de equipo, especialmente con la natación sincronizada, fútbol y waterpolo femenino. En un año en el que Barça y CN Sabadell han ganado sus Champions, grandes campeonas como Aitana Bonmatí, Alexia Putellas, Patri Guijarro, Ona Batlle, Laia Codina, Judith Forca, Laura Ester, Maica García, Bea Ortiz o Anni Espar pueden tocar el cielo.

Aitana Bonmatí busca su primer oro olímpico

Los equipos masculinos de estas disciplinas, especialmente el waterpolo, llegan también fuertes. El fútbol, ​​en el que participan jugadores sub-23, aspira al oro con catalanes como Pau Cubarsí, Eric Garcia, Joan Garcia, Marc Pubill, Arnau Tenas, Sergio Gómez y Adrià Bernabé. La vela, el deporte que más medallas ha dado al deporte catalán, tiene muchas opciones con el doble mixto de la 470 de Jordi Xammar y Nora Brugman. También sueña Gisela Pulido, la gran estrella del kite, el windsurf, modalidad que se estrena en unos Juegos.

La cita de París llega con grandes medidas de seguridad, en parte en torno a la delegación de Israel. En el pasado ya se han visto situaciones tensas cuando deportistas de países de mayoría musulmana no han querido saludar a adversarios de Israel. La guerra de Ucrania también ha marcado el ciclo olímpico y una aspirante a medalla en la esgrima, Olga Jarlan, estará en tierras francesas tras ser descalificada de un Mundial por no querer dar la mano a una rival rusa. Como ya ocurrió en 2021 en Tokio, los deportistas de Rusia y Bielorrusia no podrán competir con su bandera y su himno, afectados por la geopolítica de un mundo inestable que provoca cada vez más refugiados. Por eso, por tercera vez consecutiva participará el equipo de refugiados con deportistas que han huido de guerras, persecuciones y odios, quedando atrapados entre fronteras. Pero en París podrán competir con la cabeza bien alta. Los Juegos Olímpicos, en el fondo, sirven para contar el planeta, uniendo historias bonitas con drama, con debates, peleas, amistad y amor.

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