RCD Espanyol

El Espanyol se juega la vida con "heridas del pasado que no se han cerrado"

Pere Milla pide el apoyo de la afición para afrontar los sextos 'play-off' de su carrera

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Pere Milla, durante el último partido de la Liga regular ante el Cartagena

BarcelonaDespués de una década alrededor de seis clubs de tres categorías diferentes, Pere Milla (Alcarràs, 1992) regresó a Catalunya cuando el Espanyol lo convirtió en el fichaje más caro del verano pasado. El polivalente atacante afronta, con 31 años, los sextos play-off de ascenso de su carrera. Un bagaje que le convierte en el miembro de la plantilla blanquiazul con más experiencia en este tipo de eliminatorias. El Espanyol afronta este domingo en el Molinón (21 h, LaLiga TV Hypermotion) la ida de una semifinal que se resolverá el jueves en el Stage Front Stadium (21 h).

“Me gusta mucho jugar los play-off y que acaben bien, porque aunque el corazón presiona, es una sensación muy bonita”, admite Milla en una conversación con el AHORA. Lo dice alguien que ha sufrido más que disfrutado. Con el Lleida Esportiu se quedó a las puertas de subir a Segunda dos veces: el Jaén los eliminó en los penaltis en el 2013 y el Leganés en la prórroga en el 2014. El filial del Sevilla le dejó con la miel en los labios por un solo gol cuando jugaba en el UD Logroñés, mientras que el Valladolid le privó de Primera con el Numancia. Encontró la felicidad en el quinto intento, cuando un gol agónico suyo a Montilivi dio al Elche el ascenso a la máxima categoría.

“Los play-off son otra competición donde da igual lo que ha pasado durante el año. Todo el mundo quería subir de forma directa, pero desgraciadamente no ha podido ser. Ahora tenemos otra oportunidad y debemos afrontarla con ilusión, porque el premio de subir a Primera es muy grande”, comenta el atacante de Alcarràs, que advierte que el jefe marca a los equipos que participan. “Para ir frustrados, no hace falta que nos presentemos. En anteriores play-off me he enfrentado con equipos amargados por no haber subido por la vía directa y han acabado eliminados”, avisa Milla, quien considera que el Espanyol llega “muy bien y con fuerza”. “Es un vestuario que está muy unido y cree en el objetivo. Sumamos dieciséis partidos consecutivos sin perder, esto habla muy bien de los jugadores que hay”, admite.

Define la temporada como “dura y extraña”, tanto por la destitución de dos entrenadores como por las críticas de una afición que pitó al equipo en la última jornada. “Hay heridas del pasado del Espanyol que no se han cerrado, sobre todo por los dos últimos descensos, pero ahora no hay que mirar atrás sino hacia el futuro inmediato, que es subir a Primera. Entiendo que se hayan recriminado cosas a los jugadores y aguantamos, pero ahora esperamos que estén a nuestro lado al 100%, porque es una afición que siempre lo da todo”.

El nerviosismo que se vive en la grada del Stage Front Stadium, avisa, es un arma de doble filo y los adversarios intentan aprovecharse. “Un excompañero me dijo que no entendía por qué nos silbaban a pesar de ir ganando en casa. Los demás rivales nos dicen que intentan hacernos un par de ataques rápidos, aunque no acaben en disparo, para que así nuestro público nos pite. A nadie le gusta que el equipo y la afición no vayan juntos. Entiendo que estén descontentos por lo ocurrido, pero necesitamos su apoyo”, añade el delantero, uno de los jugadores más señalados a lo largo del curso tanto en la grada como en las redes sociales: “Me gustan mucho, sobre todo X, donde la gente va sin filtro y dice auténticas animaladas. A mí no me afectan las críticas”.

Milla lo acepta, al igual que acepta un cambio de posición que le ha alejado del área rival. “Quien me lo habría dicho, con 31 años, que iba a jugar de carrilero. Siempre me han dicho que tenía recorrido y la verdad es que me encuentro muy a gusto”, admite el futbolista del Espanyol, que recuerda que nadie le ha regalado nada a lo largo de su carrera: “Hace algunos días miraba la vida laboral y recordaba cuando trabajaba recogiendo fruta, como camarero o electricista. Hace unos años compaginaba el trabajo en el campo con jugar en Segunda B. Me ha costado mucho llegar al fútbol profesional y no se me caerán los anillos”. Es la hora de los currantes.

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