Talento contra la hegemonía de espíritu totalitario

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Presentación del Club 1900 del Espanyol

Llevo años insistiendo en que al Espanyol le falta una mirada estratégica. Responder a las grandes preguntas (¿Quiénes somos? ¿Quiénes queremos ser?), definir los objetivos a medio y largo plazos y concretar qué hacer para lograrlos. Esta estrategia necesita un relato y se inicia por un diagnóstico. Según los manuales más tradicionales de planificación estratégica, el diagnóstico se sintetiza en un análisis interno (con las debilidades y las fortalezas) y un análisis externo (con las oportunidades y las amenazas). Obviamente, si la pelotita entra, nos olvidamos de la importancia de pensar más allá. Pero es precisamente ese olvido –que a menudo es consecuencia de la incompetencia– lo que provoca que la pelotita deje de entrar. Y entonces todo son prisas.

Es por eso que me parece tan meritoria como necesaria la iniciativa que, promovida por el mejor ejecutivo que tiene el Espanyol –el director de comunicación, Sergio Aguilar– se ha iniciado esta semana: El Club 1900, un espacio de debates regulares que tienen como trasfondo al Espanyol pero en el que se tratan temas que trascienden el día a día del club. Una oportunidad, además, de mostrar una de las grandes fortalezas del Espanyol: la gran cantidad de talento perico que existe en todos los ámbitos profesionales. Referentes en sus sectores que aman y se sienten comprometidos con su club. Un espacio que, indirectamente, sirve para repensar al Espanyol. El miércoles se habló de creatividad con tres de los mejores creativos publicitarios del país (Toni Segarra, Josep Maria Piera y Gustavo Martínez) moderados por el periodista y experto en cine (e hijo de mito) Carlos Marañón. Curiosamente, esta misma semana, Enric Jové (otro gran creativo, que hizo la peor campaña publicitaria –y la única remunerada– que ha hecho el club en los últimos años) ha escrito un artículo con un aire de suficiencia inmerecida en el diario Sport que denota poca fidelidad al club que le contrató y donde vuelve a demostrar –y de eso puedo dar testimonio directo– que nunca le ha entendido.

El Espanyol vive en un territorio hostil donde reina una hegemonía deportiva de espíritu totalitario. Contra esto, aparte de recordarlo por no convertir en normal lo que no lo es, no se puede hacer nada. El único camino es hacer las cosas muy bien. Aprovechando los mejores cerebros pericos, fichando a profesionales honestos y comprometidos, innovando en todos los campos (tecnológico, deportivo, social). Y, por último, pero no menos importante, manteniendo el alma y el sentimiento vivos. Porque, ahora mismo, es de lo único de lo que podemos sentirnos orgullosos.

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