Carlos Alcaraz conquista el Abierto de EE.UU. y se reivindica como el mejor jugador del mundo
El murciano derrota en cuatro sets al italiano Jannik Sinner, suma su sexto Grand Slam y vuelve a ser el número 1 mundial
BarcelonaMillones de personas han soñado con tener Nueva York a sus pies aunque sea un solo minuto. Exactamente lo que ha conseguido Carlos Alcaraz, ese chico murciano que gracias al tenis consigue que la ciudad que nunca duerme sea suya. Alcaraz se proclamó campeón del Abierto de Estados Unidos de tenis por segunda vez en su carrera al superar a su gran rival, Jannik Sinner. Un episodio más de una rivalidad que debería alargarse en el tiempo, siempre que Alcaraz no la convierta en una tiranía. Cuando juega como lo hizo ayer parece muy por encima de todo el mundo. También de Sinner, derrotado en cuatro sets (6-2, 3-6, 6-1 y 6-4).
Nadie quería perderse la final. Ni Donald Trump, siempre listo en encontrar un agujero en su agenda para ver eventos deportivos. Ahora te impone tasas, ahora negocia con Putin y ahora entrega trofeos. Y para ello provocó que la final se pusiera en marcha 45 minutos tarde. El caos para entrar en Flushing Meadows fue grande, mientras Alcaraz y Sinner alargaban los estiramientos en la barriga del estadio de tenis más grande del mundo, la pista central Arthur Ashe. Se encontraban cara a cara por tercero Grand Slam consecutivo, después de dos batallas épicas en París y Wimbledon. Era su tercera gran final consecutiva. En esta ocasión, en Nueva York. Justamente donde en el 2022, cuando eran apenas dos chiquillos, ya habían enamorado con un duelo de cuartos de final ganado por Alcaraz en cinco sets y más de cinco horas de juego. Esa fue la primera de sus batallas. Y esa final, la decimoquinta. En la grada esperaban un montón de VIPS, de Bruce Springsteen en Lindsay Lohan, pasando por Stephen Curry, Pep Guardiola o el director de cine Spike Lee.
Un partido que en general fue un monólogo de Alcaraz con la excepción del segundo set. El jugador italiano nunca se sintió cómodo, demasiado lento, cometiendo muchos errores y con un primer saque menos acertado que otros días. No fue su mejor versión en una superficie, la pista rápida, que suele dominarse. De hecho, él había ganado las tres últimas finales del Grand Slam en pista rápida, dos veces en Australia y hace un año en Nueva York.
Pero en esta ocasión la gloria estaba reservada a un Alcaraz que cuando se enchufa saca de la pista a los rivales con su estilo explosivo. Con estas piernas que le permiten llegar a balones que parecen perdidos. Parece disfrutar con la épica, Alcaraz. Sinner, Sinner se mueve mejor si hay orden. En este US Open se ha visto un murciano imparable que apenas ha perdido un set en todo el torneo. El de la final, por supuesto. Cuando se enchufa, parece jugar a una velocidad superior a los rivales, como si todo fuera un juego y alguien, quien sabe dónde, clicara un botón para darle más fuerza a Alcaraz. El primer set empezó con un juego igualado en el que llegó el primer break del español. Alcaraz se impuso por 6-2 con un saque firme. En el segundo, Alcaraz perdió el control del centro de la pista y el italiano se alentó, consiguiendo una rotura de servicio que le sirvió para igualar la final. Parecía que iba a ser una final larga, como en París, pero justo cuando Sinner tenía que dar un paso adelante desfalleció. El tercer set lo ganó Alcaraz en un santiamén, en apenas media hora, por 6-1. Ya estaba poniendo la directa hacia su sexto título del Grand Slam con apenas 22 años. Sinner intentó defenderse en un cuarto set que empezó con puntos más largos, pero Alcaraz tenía ya el viento a favor.
Sinner no pudo ganar su quinto gran título en un año singular, en el que tuvo que parar tres meses por un extraño caso de dopaje, pero llegó a las cuatro finales de los torneos importantes, de las que ganó dos, y se consolidó como única alternativa al murciano. El jugador nacido en el Tirol del Sur se ha convertido en el cuarto hombre capaz de clasificarse para cinco finales del Grand Slam consecutivas, imitando a Federer, Djokovic y Nadal. Pero en la gran final, Alcaraz fue un huracán y le birló la condición de número 1 mundial.
Entre Alcaraz y Sinner han ganado los últimos ocho torneos del Grand Slam. Su rivalidad se ha afianzado, aunque el murciano domina en los duelos directos y en títulos ganados. Ahora le tocará a Sinner pensar en cómo devolver el golpe. De momento, su rivalidad es elegante, deportiva, tirándose florecillas y dándolo todo sobre la pista. El italiano vuelve a casa con deberes por hacer. Y Nueva York, aunque sea durante unas horas, pertenece a Alcaraz. No va a durar mucho. En Nueva York, cada noche encuentran a un rey diferente, sea en un escenario, un teatro, un pabellón o un bar.