Futbol

Por valores o por dinero, no todos los grandes clubes quieren la Superliga

El Bayern no se suma y apoya al fútbol alemán, mientras que al PSG le interesa más la actual Champions

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Neymar y Kimmich luchando por la pelota durante el enfrentamiento de ayer en París entre el PSG y Bayern Múnich.

BarcelonaCon el anuncio de la creación de la Superliga, las acciones de uno de sus impulsores, el Juventus, subieron en la bolsa. Y algunos clubes que quedan fuera, como el Lyon, ven cómo las suyas bajan. La iniciativa lo ha alterado todo en el mundo del fútbol, y ha dividido también el frente común que los grandes clubes europeos habían hecho en los últimos años. Los 12 miembros fundadores de un torneo que todavía no existe confiaban en poder enrolar al Bayern, el vigente campeón continental, pero los bávaros se han desmarcado del proyecto. No han sido los únicos, puesto que tampoco el Borussia de Dortmund ha querido dar el paso. Si en Alemania existe un bloque común de condena, otros equipos de primer nivel, especialmente el PSG, tampoco han aceptado sumarse a esta iniciativa. Las razones son diferentes.

El presidente del consejo directivo del Bayern Múnich, Karl-Heinz Rummenigge, se encargó de romper el silencio del club alemán afirmando: “No creo que la Superliga pueda solucionar los problemas económicos de los clubes europeos derivados por el coronavirus. Más bien, todos los clubes de Europa tendrían que trabajar de manera solidaria para garantizar que la estructura de costes, especialmente los salarios de los jugadores y los honorarios de los agentes, se ajuste a los ingresos para que todo el fútbol europeo sea más racional”. El Bayern, a diferencia de muchos de los clubes fundadores de la Superliga, no tiene problemas económicos, y presenta beneficios incluso en tiempos de pandemia. Además, forma parte de una liga, la alemana, con una organización diferente. “En la Bundesliga existe el sistema conocido como 50+1, que permite a empresas privadas comprar acciones de un club pero sin tener la mayoría, dejando como mínimo el 51% de las acciones a los socios. Por lo tanto, los aficionados pueden bloquear este movimiento, y la mayoría aquí están en contra". "[En Alemania] Los estadios están llenos y a los aficionados se los escucha. De hecho, la presión de los aficionados ha hecho que ya no se jueguen más partidos los lunes por la televisión”, dice el periodista Hannes Gasberger. “En Alemania se valora mucho la tradición, y se encuentra el equilibrio con la modernidad. Y por eso se valora tanto la Bundesliga como la Champions. Como el sistema les funciona, no necesitan cambiarlo”, añade. De hecho, Rummenigge dejó claro que “el Bayern no ha participado en la planificación de una Superliga": "Estamos convencidos de que las reformas de la Liga de Campeones son el paso adecuado para el desarrollo del fútbol europeo”. En la misma línea se ha pronunciado el Borussia de Dortmund, el otro club alemán que habría podido entrar en la Superliga de inicio.

Televisión y poder

El caso del PSG, en cambio, es muy diferente. De hecho, sería una suma de factores en la que se mezclan la política y el dinero. El club francés fue comprado ya hace años por un fondo inversor de la familia real de Qatar, el fondo QSI, que puso como presidente a Nasser al-Khelaïfi. De hecho, Al-Khelaïfi seguramente conseguirá subir todavía más en el organigrama directivo de la UEFA ocupando el lugar del presidente de la Juve, Andrea Agnelli, duramente criticado por el presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, por haber mentido cuando le preguntaba si era cierto que planificaban una Superlliga.

El fondo QSI es el mismo de donde sale el dinero del grupo televisivo BeIN Sports, que tiene los derechos de la Champions en diferentes rincones del mundo hasta el año 2024. Destruir la competición cuando tienes los derechos para los próximos años no parece una buena idea para el PSG, que también aspira a poder ganar el torneo antes de que desaparezca, evolucione o tenga un nuevo nombre. De los cuatro semifinalistas este año, de hecho, es el único que no se ha sumado al nuevo campeonato. Y todo sin olvidar que el dinero catarí llegó al PSG en una jugada de geopolítica del gobierno de Doha, que tiene en Francia a su gran aliado europeo. Y el gobierno francés está en contra de la Superliga. Al-Khelaïfi, pues, de momento se mantendría fiel a sus aliados, tanto los políticos en París como los de la UEFA, donde confía reforzar su posición mientras le toca negociar la renovación de Neymar y Mbappé. Por un lado, si la Superliga fuera una realidad, estos podrían tener la tentación de marcharse a un torneo con partidos de primer nivel y sueldos. A la vez, marcharse a la Superliga los podría dejar sin participar en el Mundial con la selección.

También el Ajax ha hecho un comunicado en el que se posiciona en contra de esta idea. Edwin Van der Sar, ex jugador y portavoz del club, ha explicado que "esta información es una decepción, hemos estado presentes en muchas reuniones de la Asociación Europea de clubes hablando de las reformas que hay que hacer en la Champions, y apoyamos la propuesta de la UEFA". También el Oporto, campeón dos veces del torneo, dio su opinión a través de su presidente, Pinto da Costa, que explicó que ha tenido “contactos informales” en los que declinó formar parte del proyecto: “Nuestra liga y las normas de la UE no lo permiten”.

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