¿De qué viven los futbolistas de los que se nutre la Kings League?
Aparte de ex jugadores, la liga de Gerard Piqué ha incorporado a numerosos jugadores del fútbol catalán
BarcelonaEl sábado 18 de marzo, Pablo Beguer entró desde el banquillo en el empate sin goles entre el Ascó y el CP Sarrià de la Primera Catalana. Una semana más tarde, estaba levantando el título de la Kings League ganado por El Barrio ante más de 90.000 personas en el Camp Nou. “Las emociones que he vivido este fin de semana son alucinantes”, explica al ARA este delantero. “Yo y otros compañeros le preguntamos al entrenador si podíamos participar, y nos dio el visto bueno para hacerlo mientras pudiéramos seguir entrenando y jugando con el Sarrià”, recuerda Beguer. Aparte de ex jugadores de Primera y de creadores de contenidos, la Kings League se ha nutrido de futbolistas de categorías modestas con poco que perder y mucho que ganar.
“Para mí era la posibilidad de participar en un deporte entretenido y diferente, una oportunidad interesante, un complemento al fútbol que conocemos”, comenta Beguer. No cobra por jugar en el Sarrià (en la Kings League los jugadores no profesionales cobraron unos 70 euros por partido en la fase regular). El delantero –que trabaja como programador vinculado a los e-sports– solo tuvo que perderse un partido de Primera Catalana y marcó uno de los cuatro goles del Barrio en las semifinales. Dos los firmó Cristian Ubon, que estaba jugando la final four mientras su equipo, la UE Sants, se jugaba en Vilafranca un partido importante para sus aspiraciones de mantenerse en Tercera. Pero ¿qué motivos han empujado a estos y otros jugadores a dejar temporalmente sus equipos para participar en esta competición efímera?
El ARA ha conversado con cinco futbolistas que conviven y se han enfrentado con algunos de los nombres que han vivido su particular sueño futbolístico en la Kings League. Son cinco casos que explican la realidad que se vive en unas categorías modestas en las que los futbolistas no van a los entrenamientos en coches de alta gama y no tienen asesores que los ayudan a invertir sus fortunas ni, tampoco, agencias de marketing que les gestionen su imagen. De hecho, el 99,2% de los futbolistas con licencia federada en España no llegan al mundo profesional, hecho que los obliga a tener una alternativa laboral.
El fútbol semiprofesional en Catalunya
Josu Rodríguez es coordinador en una escuela; Sergi Arranz es dentista; Àlex Fernández, profesor de primaria; José Ortega, restaurador, y Àlex Cano, contable en un hospital. Todos ellos estrellas de la UE Sant Andreu, el Terrassa FC y el CE Europa, son algunos de los nombres más reconocidos en el fútbol catalán semiprofesional. Tres de ellos se verán las caras este fin de semana en el derbi barcelonés del Narcís Sala. A pesar de las destacadas carreras que acumulan, siempre han tenido claro que no podían dejar de lado los estudios. En la quinta división estatal, solo algunos casos muy excepcionales, como por ejemplo delanteros de renombre o jugadores que bajan de categoría, tienen un estatus diferente y pueden llegar a nóminas próximas a los 2.000 euros mensuales, pero de media se cobra bastante menos.
“En nuestra categoría no podemos vivir del fútbol. Cuando acabé la carrera preferí empezar a trabajar para tener experiencia, a pesar de que otros compañeros prefieren dedicarse al fútbol y no hacer nada más en su vida. El 95% de los equipos de Tercera entrenamos al atardecer y los jugadores tenemos que llenar el tiempo de alguna manera que nos dé frutos presentes y futuros”, comenta el capitán del Europa, Àlex Cano. “Tendría que ser obligatorio formarse, sobre todo cuando tenemos todo el tiempo del mundo. Incluso los jugadores de los equipos más profesionales que entrenan por la mañana. Mi hermano Jordi, que juega en el Terrassa, se está sacando la carrera de magisterio”, destaca. Es uno de los veteranos de la categoría y no duda a la hora de asesorar a los más jóvenes: “Intento aconsejarlos, porque sin estudios no irán a ninguna parte. Es clave que se formen, no pueden jugárselo todo al fútbol. Me parece absurdo dejar de estudiar por el fútbol. Quien no lo hace es porque no quiere”.
El horario, un condicionante con peso
“Tenemos un salario que está bien, pero no te da para vivir más allá de la etapa de futbolista. A medida que me voy haciendo mayor recomiendo a los más jóvenes que no se estanquen, que estudien o hagan algo relacionado con el sector que les gusta. Porque si se retiran con 33 años sin estudios, el mundo se les caerá encima”, explica Josu Rodríguez. Es uno de los capitanes de la UE Sant Andreu, donde se entrena a las 16 h. Por la mañana, de 11 a 15 h, trabaja en media jornada en el Col·legi Montserrat de Barcelona. “Si no fuera futbolista trabajaría más horas, es un horario adaptado a los entrenamientos con el club”, dice el centrocampista, que admite haber rechazado ofertas de otros clubes económicamente superiores para poder mantener la estabilidad laboral que le proporciona la escuela.
“Casi todos mis cambios de equipo han sido por motivos de trabajo. En 2021 dejé el Terrassa FC porque no podía compaginarlo con mi otra profesión, dentista, porque con el ascenso de categoría pasamos a entrenar por las mañanas y yo trabajaba en una clínica en Barcelona”, dice Sergi Arranz, que descendió voluntariamente una categoría porque el Sant Andreu le ofrecía unos horarios que le permitían incrementar el volumen de horas trabajadas como dentista. Arranz condicionó su carrera como futbolista para conseguir los recursos necesarios para lograr su gran sueño: abrir su propia clínica especializada en estética dental. “El fútbol me da muchas cosas, pero el día a día, lo que me da de comer, es la profesión de dentista”.
A raíz del ascenso a Segunda Federación, el Terrassa FC pasó de entrenar a las 20 h a las 10.30 h: un cambio que obligó a dos de sus capitanes a modificar su jornada laboral. “Tuve que decidir si continuaba al 100% en la escuela y me marchaba a otro lugar a jugar o intentaba compaginarlo con menos horas. Como estoy bien en el club pero no quería perder la plaza que tenía aquí ni perder posiciones en la bolsa pública de trabajo, pedí hacer media jornada”, comenta Àlex Fernández, que aparte de ser el capitán del Terrassa FC imparte clases de educación física en la Escola Bellaterra. “Es importante pensar que, por más que sea nuestra devoción, la vida de futbolista es corta y hay que alejarte de la burbuja del fútbol y pensar en el futuro”, añade.
Desgaste físico, oxígeno mental
Su compañero de equipo José Ortega tuvo que cambiar de trabajo con el cambio de categoría. Ahora lleva la administración del restaurante que gestiona conjuntamente con su pareja en Castellbisbal. “Trabajo los miércoles, jueves y viernes, además de unas horas el sábado siempre que no tengamos un partido fuera, hecho que obliga a incorporar a alguien de refuerzo. También hablo con proveedores y voy a comprar al mercado”, relata quien durante años ha sido escogido mejor portero de Tercera. “Me gustaría jugar en alguna categoría superior, pero tener un negocio que crece y en el que eres bueno te enriquece como persona”, admite. “Hace dos años me hice mucho daño en la rodilla, la tenía inflamada y no podía moverla, y, aun así, tuve que ir a trabajar. Esto hace que la recuperación sea mucho más lenta”, relata.
A pesar del desgaste físico, todos coinciden en que, mentalmente, es positivo y necesario tener una alternativa laboral al fútbol: “Tener una vía de escape te permite desconectar”. “Si tienes mucho tiempo libre te puedes obsesionar. Tener un negocio me permite no dar tantas vueltas a los malos momentos del fútbol”, confirma Ortega. Compaginar dos profesiones, a la mayoría, les permite crear sinergias. “El fútbol te enseña a trabajar en equipo y a conocer roles que se replican en el otro trabajo y que hay que asumir y respetar, desde el entrenador al presidente, pasando por el capitán o el recién llegado”, retoma Cano. “La mirada de maestro te ayuda en el equipo: a gestionar situaciones, a la hora de dirigirte a los compañeros, a empatizar o a la hora de explicar las cosas”, sentencia Fernández, que considera que ejercer dos profesiones de manera ordenada “ayuda a hacer que la mente sea más productiva”. Esta es la realidad del fútbol modesto catalán del que se nutre la Kings League.