Mandar mierda por correo: el insólito negocio que triunfa en internet
BarcelonaLa edición estadounidense de la revista Vanity Fair invita a famosos a someterse a un interrogatorio mientras están conectados a un detector de mentiras. Les van haciendo preguntas sobre su vida personal y el polígrafo alerta de si están diciendo la verdad o no. Hace unas semanas, la actriz Dakota Johnson participó y lo aprovecharon para confirmar un rumor. Le consultaron si era verdad que había mandado una caja llena de mierda de animal a un hombre. Concretamente, un galón de heces, que en nuestro sistema de medir volúmenes equivale a tres litros y medio de caca. El regalito, por lo tanto, era de unas dimensiones considerables. La actriz lo corroboró, y especificó que eran heces de gorila. Confesó que lo hizo como venganza porque aquel hombre, el receptor de la mierda, le había roto el corazón a una muy buena amiga suya. La protagonista de 50 sombras de Grey explicó con naturalidad que hay páginas web que se dedican específicamente a esta tarea.
Es fácil encontrarlo. Existen varios portales a tal fin. Los encontraréis fácilmente poniendo mandar mierda en un buscador. Son webs que combinan los términos poop, shit, send o express y que la mandan por todo el mundo. Puedes elegir la variedad que prefieras: de vaca, de elefante, de caballo o de gorila. Los más desesperados pueden proyectar su rabia optando por la versión Premium: un combinado multiespecies, una especie de combo safari. Permiten escoger entre el tamaño grande y el pequeño y, dependiendo de la web, los precios oscilan entre los 15 y los 100 euros. La más cara es el megapack de mierda mezclada, que, más o menos, tiene un volumen que cabría en un cubo de fregar. Hay ofertas o descuentos si es la primera vez que haces el encargo. Deducimos, por lo tanto, que hay clientes habituales que ya tienen el hábito de sentarse frente al ordenador para seleccionar las heces que les envían a sus enemigos. La imagen es entrañable.
Las páginas web aseguran garantizar el anonimato total del remitente. Solo hay que rellenar un formulario con el nombre y la dirección de la víctima para que le llegue el paquete y pagarlo como se hace con cualquier otra compra online. Se puede añadir tarjeta con mensaje e incluso alguna temática decorativa en el envoltorio: cumpleaños, Navidad o despistar con algún motivo romántico para hacer más inesperada la sorpresa posterior.
No detallan cómo se envasa la mierda para superar la normativa en torno al transporte de sustancias biológicas.
En 1961, el artista Piero Manzoni creó una serie de noventa latas metálicas. 30 gramos de auténtica mierda de artista, ponía en la etiqueta. Como no podían abrirse, siempre ha existido la duda sobre el contenido real de la materia que puso dentro, un detalle que aún hacía más interesante el artefacto. Con los años, algunos botes sufrieron fugas y explosiones a causa de la corrosión interna, lo que incrementó la paradoja entre el valor económico del arte y la fragilidad del contenido. A Manzoni le sirvió para provocar al público, ironizar sobre el mercado del arte y la sacralización de las obras. Él elevó la mierda en conserva a categoría artística. Y ahora, la caca de gorila o de elefante es una amenaza low cost de quienes no saben digerir, valga la redundancia, la frustración o la indignación. Manzoni asumió un riesgo cultural, mientras que mandar mierda anónimamente se ha convertido en un ataque para cobardes vengativos. La caca de Manzoni era eficaz por estar firmada, certificada e integrada en el circuito artístico. Ahora bien, la mierda seca y envasada que nadie sabe que se ha enviado y que nadie sabe que se ha recibido, ¿tiene categoría de mierda o solo es el aroma de un cobarde?