Knockout

Modelos sin carne ni huesos

Modelos sin carne ni huesos
Periodista i crítica de televisió
3 min

Un nuevo ejército ha llegado a Instagram: las modelos fabricadas con inteligencia artificial. La red social de Meta se ha convertido en una especie de catálogo en el que encontrarlas todas. Chicas jóvenes, la inmensa mayoría de raza blanca, larga melena, cuerpo escultural y mirada seductora. Todas ellas podrían ser amigas y parecen de la misma promoción de animadoras en alguna universidad de Estados Unidos. Pero, en realidad, no se conocen porque no son reales.

Feli Airt es una de las modelos más exitosas. Tiene 327.000 seguidores y no aparenta más de diecinueve años. Aunque las órdenes en la inteligencia artificial podrían ser infinitas, Feli solo lleva ropa y está en lugares donde haya un jardín.

Tanta inteligencia para tan poco trabajo. Sofia Artif comparte las mismas órdenes, aunque tiene más tendencia a hacer las posturitas en pasarelas de moda que no existen de verdad. Tiene 130.000 seguidores. Aitana López es el producto autóctono catalán. Tiene 93.000 seguidores y acepta todo tipo de encargos publicitarios para promocionarlos como si ella misma los hubiera experimentado. Este martes, en el Versió RAC1, Maria Xinxó entrevistaba a uno de sus creadores, Rubén Cruz. Aseguró que Aitana cobra cuatro mil euros al mes fruto de su actividad. Francamente, se los gana descansados. Más allá de decir que “toca disfrutar de los últimos días del veranito”, “empezando el finde”, “septiembre me ha pasado volando” o “capturando momentos especiales rodeada de montañas y amor” nadie parece haber confiado su marca ni su negocio a la chica de la melena de color rosa chicle.

Cruz explicó que estas modelos reducen costes: no tienen que pagar a ninguna chica humana que necesite cotizar, no es necesario contratar a un fotógrafo, ni siquiera tienen que desplazarse a ninguna parte porque cualquier realidad la pueden construir digitalmente. Sobre la flagrante sexualización de las chicas, se justificó diciendo que la culpa es de los demás: “Como todas las modelos reales están sexualizadas, el mundo está hipersexualizado. Y si quieres que funcione, tienes que hacerlo igual”.

Lo más inquietante son los comentarios que generan por parte de los usuarios de la red, especialmente los hombres que, extasiados, alaban su belleza, las felicitan por cómo se han arreglado, les envían mensajes de amor e incluso les dicen que las esperan en París. En una foto, Seraphinne sale con un bebé. Debajo, la modelo representa que dice: “Mi madre me enseñó todo, excepto cómo vivir sin ella”. Alguien le contesta: “Ahora tienes que enseñar a tu hija lo que tu madre te enseñó a ti”. Le responde como si a Seraphine la hubieran parido en un hospital y no en una pantalla de ordenador. Por suerte, una mujer sensata replica: “No te preocupes, Seraphine, eres IA”, recordándole que no tendrá que pasar por el periplo de educar a aquel bebé falso que lleva en brazos.

Todas estas modelos parecen ávidas de hacer todo lo que desees. En su actitud sugerente y desafiante también hay una especie de atrevimiento a cumplir todo lo que puedas imaginarte. Será esta la clave de su éxito.

Puede que sean intangibles o producto de un algoritmo, no tiene importancia. Desde las top models más sofisticadas de los años 90, como Linda Evangelista, Cindy Crawford o Naomi Campbell, hasta las estrellas más chabacanas como Samantha Fox o Pamela Anderson, estimularon la imaginación del personal en portadas de revistas, páginas de calendarios o pósters. Eran solo eso: una imagen. Que fueran de carne y hueso no era, precisamente, lo que despertaba interés. Fascinarse por un cuerpo tiene más que ver con lo que ocurre en el cerebro de quien observa y no con saber si la chica de la foto tiene de verdad un cerebro.

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