¿Qué ocurre con el aeropuerto de Sabadell? Entre el olvido de Aena y las quejas vecinales
La Cámara lamenta que no se ejecutan mejoras desde hace más de veinte años y reclama una inversión de 30 M€ para ponerlo al día
SabadellCon el proyecto de ampliación en marcha, el aeropuerto de Barcelona concentra la inversión prevista por Aena para los próximos años, en detrimento de los otros aeropuertos catalanes, como el de Girona y el de Reus. Pero la peor parte se la lleva el de Sabadell. Del presupuesto sin precedentes que ha proyectado el gestor aeroportuario estatal, de cerca de 13.000 millones de euros, la Cámara de Comercio de Sabadell critica que no se hable del suyo. "Nos sentimos absolutamente maltratados", expone el presidente de urbanismo, infraestructuras y transporte, Pere Jordi Puig.
Sin vuelos comerciales, el aeropuerto de Sabadell es muy diferente a los de Barcelona, Girona y Reus. Inaugurado en 1934, con un papel destacado durante la Guerra Civil, está dedicado a la aviación privada, la formación aeronáutica y los servicios de emergencia, con ejemplos similares en el Estado como el de Cuatro Vientos (Madrid) o Son Bonet (Mallorca). Con una flota de unas 200 aeronaves, mayoritariamente helicópteros y avionetas, la instalación mueve a unos 6.500 usuarios cada año y emplea a unas 500 personas de diferentes escuelas de formación, talleres y empresas, aparte del personal de Aena, según datos de la Cámara de Sabadell. "Es un aeropuerto que no pierde dinero pero podría ser más rentable", remarca Puig.
La corporación se muestra contundente con el olvido de Aena y lamenta que el último plan director del aeropuerto, aprobado en 2001, ha quedado obsoleto y no se ha llegado a ejecutar completamente. "Nos parece difícil que se pueda actualizar por el tiempo que ha transcurrido. Han pasado 24 años y la dotación de 17 millones de euros que se planeó ya nada tiene que ver. Creemos que es mejor hacer uno nuevo, porque muchas de las reivindicaciones que se hacían entonces son las que todavía tenemos", recalca Puig.
El plan director de 2001 establecía un horizonte temporal hasta el año 2015, ampliamente superado sin haber cumplido algunos de los objetivos marcados. Por ejemplo, establecía alcanzar las 65.000 operaciones anuales, pero el pasado año, casi diez años más tarde, se alcanzaron las casi 58.700 operaciones. También está lejos del límite operativo estimado de la infraestructura, establecido en 75.000 operaciones. "Esta evolución pone de manifiesto una sobreestimación de la demanda por parte del plan director y una repercusión directa de la carencia de inversiones y de adaptaciones de la infraestructura que han limitado el crecimiento del tráfico aéreo", critican los empresarios.
Entre sus peticiones para revertir la situación, la principal es desarrollar la zona industrial para atraer a más empresas. "Es una infraestructura infrautilizada y hay espacio suficiente para que haya más actividad. El aeropuerto tiene muchas posibilidades de convertirse en un clúster aeronáutico atractivo. Aquí la industria está dispersa y se pierde la oportunidad de desarrollar sinergias", subraya Puig. Con casi una hectárea por llenar, el sector metalúrgico del Vallès sería uno de los principales beneficiados. Una oportunidad que toma más sentido ahora que el aeropuerto de Alguaire, dependiendo de la Generalitat, se está quedando sin espacio después de haber aplicado, precisamente, un modelo más empresarial.
Asimismo, la cámara defiende alargar la duración de las concesiones para incentivar que las empresas adjudicatarias inviertan más, como ocurre en aeropuertos mayores, como el de Barcelona, y mejorar el acceso a la infraestructura, muy cerca de la AP-7 y la C-58, aunque el acceso sólo puede realizarse por la BV-1414. "Es un desastre: está muy mal señalizado y la gente se pierde", dice Rosa Pasquets, la gerente del Aeroclub Sabadell, uno de los principales inquilinos del aeropuerto. También señala que la llegada del Ikea, ubicado a menos de dos kilómetros, obligó a cambiar el acceso y terminó alargando el trayecto. "El aeropuerto vive de espaldas a Sabadell", añade Puig. Tampoco se fomenta la llegada en transporte público, con una estación de Cercanías cercana que carece de conexión fácil.
Los empresarios también reclaman alargar el horario de apertura, ahora restringido a las horas en las que hay luz solar, pese a disponer de la infraestructura necesaria para operar de noche. "Es muy limitante", critica Puig. Una petición que también realizan desde el Aeroclub Sabadell. Centrado en la formación de pilotos, algunos de los cursos deben realizarlos en Girona, Reus o Lleida por la imposibilidad de alargar las horas de vuelo, tal y como explica Pasquets. Por la mañana no pueden empezar a despegar antes de las nueve, ni tampoco llenar el depósito o poner en marcha motores, y en invierno oscurece muy pronto.
Éste es uno de los primeros puntos de fricción con unos vecinos que viven muy cerca, que se quejan del ruido y el riesgo que provoca la instalación. Como ha ocurrido en El Prat con Gavà, el aeropuerto de Sabadell se ha ido viendo rodeado de barrios que sufren las consecuencias de su actividad, especialmente los de Badia, Barberà y Sant Quirze. "Para volar de noche, deben salir por encima de Barberà o Sant Quirze", indica el portavoz de la Coordinadora Movimiento Vecinal del Vallès, Jordi Molins, crítico especialmente con los jets privados que respetan menos las normas y no despegan por dónde toca. También avisan del peligro que comporta vivir tan cerca de una infraestructura como ésta: desde finales de los noventa ha habido 44 accidentes, siete de ellos con víctimas mortales, siempre vinculadas a la actividad aeronáutica, según un informe del Institut Cerdà. "El gran problema es que van cayendo aviones. Es la espada de Damocles que tenemos encima", alerta Molins.
Para la Cámara de Sabadell, hay otro melón por abrir: el alargamiento de la pista. Por ahora, el aeropuerto dispone de una única pista de 900 metros de longitud por 30 metros de ancho, más 149 metros de zona de seguridad, repartida en un área de unas 77 hectáreas. "A la pista le faltan 200 metros. Esto permitiría realizar operaciones con aparatos más grandes, para vuelos privados o aerotaxis", defiende Puig, aunque descarta plantear cómo debería realizarse esta ampliación. Las avionetas y helicópteros que pueden operar en el aeropuerto de Sabadell tienen una envergadura de entre 8 y 12 metros, con una capacidad máxima de unos seis pasajeros: están muy lejos de los aviones comerciales que utilizan las aerolíneas, de unos 35 metros.
Una inversión de 30 millones
Sin contar con el alargamiento de la pista, la Cámara de Sabadell estima que el presupuesto de las actuaciones que servirían para poner al día el aeropuerto es de unos 30 millones de euros. Una cifra mucho menor si se compara con los 3.200 millones de euros que se van a destinar a ampliar El Prat. "Aena prevé una inversión de casi 13.000 millones. A nosotros nos gustaría coger un pedazo y destinarlo al aeropuerto de Sabadell. Con sólo 30 millones se pueden hacer muchas cosas", sostiene Puig. En los planes del gestor aeroportuario para los años entrantes no se ha concretado la cifra que se va a destinar a este aeropuerto.