Comercio

"Ahora ingreso la mitad de lo que lo hacía hace siete años"

Los feriantes de la Feria de Reyes de la Gran Vía de Barcelona lamentan la caída de las ventas

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Feria de Reyes de Gran Vía, a pesar de que se ve gente la mayoría estaba paseando  y no compraba. Bote¡gues, navidad, feria, churros, xurreria. Diari ARA, Marc Rovira

BarcelonaMiles de catalanes no pierden la tradición de pasearse por la Feria de Reyes de la Gran Vía de Barcelona. Año tras año, padres e hijos van a entregar la carta a los Reyes de Oriente y al tió, las parejas pasean en busca del detalle perfecto para los suegros y los abuelos compran papelinas de churros a sus nietos. Pero detrás de estas escenas, que también acabarían ablandando el corazón del señor Scrooge, los feriantes critican que, durante los últimos años han ido disminuyendo las ventas. "Cada Navidad facturamos algo menos. Ahora ingreso la mitad de lo que ingresaba hace siete años, cuando vine por primera vez", responde José Antonio Gallardo, de Easyclick, que vende un tipo de maquetas y muñecos parecidos a los de Playmobil.

Le ha pasado lo mismo a Eva Pérez, de Joguines de Fusta. "Las tradiciones se van perdiendo y no hay nada a hacer con los centros comerciales o las grandes cadenas", se queja. Es de Nou Barris, hace diecisiete años que viene y ha visto crecer a muchos de los niños que ahora, como padres, le vienen a comprar juguetes para sus hijos. "Antes ganábamos más dinero, pero es un mercado que lo siento muy mío y le tengo mucho aprecio, seguramente por eso no lo dejo".

El covid  también ha sido una buena estocada. "Yo el año pasado perdí dinero, así de claro te lo digo", sentencia Gallardo. Según los mismos feriantes, muchos compañeros no han podido superar la pandemia y lo han tenido que dejar definitivamente. "Si no tienes un buen respaldo, haces lo que sea para comer. Muchos se han puesto a trabajar de lo que han podido y, ya está, estos es muy difícil que vuelvan", dice Pérez. Aún así, vuelve a haber más o menos el mismo número de paradas que antes del covid , cerca de 175. "Hay bastante movilidad y no deja de ser una buena feria, siempre hay gente nueva que lo prueba", dice un trabajador de Lyonca Dioramas 3D –prefiere mantenerse en el anonimato–, que fabrica y vende cuadros con relevo.

El año pasado, muchos feriantes no se la quisieron jugar y no hicieron la inversión de pagar el puesto y todos los gastos. Este año, sin embargo, son más optimistas. Las medidas no son tan estrictas como las de la Navidad anterior, en las que los peatones tenían que ir todos en la misma dirección y había una cinta ante los puestos que obligaba a mantener la distancia. Además, a pesar de que el crecimiento de casos los ha enganchado en plena feria, las medidas sanitarias aplicadas por la Generalitat no son tan duras como las del 2020. "Lo que nos hizo más daño fue el toque de queda a las 22 h. Trabajamos mucho por la noche, cruzamos los dedos y que no nos lo cambien, ni que anulen la Cabalgata", dice Ramon.

Este año, sin embargo, la feria ha empezado con mal pie. La empresa montadora no cumplió con los plazos y en lugar de abrir el viernes 17 lo han acabado haciendo el lunes 20. "Pagamos entre 2.000 y 6.000 euros por puesto, varía según los metros y la situación, y hemos perdido un fin de semana; veremos si nos lo descuentan", se queja Gallardo. El último día de mercado, que va de la calle Muntaner a Rocafort, es el 6 de enero.

"Sempre venimos"

Para la mayoría de paseantes es una cita navideña más que han heredado de sus padres y abuelos. "Nos traían de pequeños y me encanta, siempre venimos a dar un vistazo y a comprar los regalos del tió y el amigo invisible", dicen Lara y Edu, padres de Juno. Tampoco falla nunca Eduard González, que acompaña a su sobrino. "El ambiente es muy bonito y, ahora, con esto del covid  y toda la pesca, se puede andar más tranquilo". Precisamente, uno de los negocios que nota más la bajada de afluencia causada por la pandemia son las churrerías. "Nosotros, cuanto más gente haya, más dinero hacemos. Así de fácil", sentencia un trabajador –no quiere que salga su nombre– que hace treinta años que viene a la feria. Aún así, también hay a quien el mercado le continúa funcionando muy bien. "Entiendo que en general la sensación es que los números han ido a peor, pero depende mucho del producto que vendas. Nosotros sacamos muy buen rédito y sería una pena dejar decaer una feria que se hace desde el siglo pasado", dice el trabajador de Lyonca Dioramas 3D.

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