El Banc Sabadell devolverá la sede social a Catalunya siete años después
La entidad catalana toma la decisión en plena opa del BBVA


BarcelonaEl 21 de enero del 2025 es ya una fecha histórica para la banca y la empresa catalana El Banc Sabadell ha decidido devolver su sede social a Catalunya Siete años después del traumático traslado a Alicante, que se hizo en plena efervescencia del Proceso y sólo cuatro días después de la votación del 1-O, la entidad que preside Josep Oliu ha decidido devolver la sede social al Principado. ABC esta tarde, en una información confirmada por el ARA.
La decisión, que debe confirmarse en fechas próximas en una sesión del consejo de administración del banco, llegará en un contexto delicado, en medio de la opa hostil que ha presentado el BBVA y que podría desembocar en la desaparición del histórico banco catalán.
El regreso de la sede social del Sabadell a Catalunya es un movimiento de una enorme repercusión. En primer lugar, porque la entidad de origen vallesano fue, el 5 de octubre de 2017, el primer gran gigante cotizado que abandonaba Catalunya. En segundo lugar, porque es la más importante de las empresas que han vuelto: otras compañías que ya habían dado este paso son Laboratorios Ordesa, Red Points y, más recientemente, la cementera Molins.
Otro hecho que da relevancia al retorno de la sede social del Sabadell a Catalunya es que sella, empresarialmente, el fin del Proceso. Tanto CaixaBank como el Banc Sabadell situaron su sede social fuera de Catalunya para garantizar, dijeron, que quedarían bajo el paraguas del Banco Central Europeo (BCE) en caso de que Catalunya se independizara. De hecho, durante los últimos siete años empresarios y directivos afirmaban que si una salida tuvo sentido fue justamente la de las dos entidades financieras. Por la misma razón, se veía muy difícil que hicieran el movimiento de vuelta. Pero con la Generalitat en manos del socialista Salvador Illa y un nuevo clima político en Catalunya, donde el soberanismo ha perdido la mayoría en el Parlament, lo que parecía imposible se ha producido.
Las fuentes consultadas descartan que la decisión haya sido tomada por presiones políticas, en un clima en el que los gobiernos socialistas español y catalán dependen de Junts y Esquerra.
En casi todas las ruedas de prensa que ha dado el Banc Sabadell en los últimos años sus directivos han tenido que responder a la pregunta de si se planteaban devolver la sede. La fórmula que ha hecho fortuna –como en el caso de CaixaBank– era que la cuestión no estaba "sobre la mesa" y que su cambio de sede tenía "vocación de permanencia". Pero hay que decir que hace un año el consejero delegado del Sabadell, César González-Bueno, admitió en público que "había habido muchas conversaciones" para abordar el adiós en Alicante y el regreso a Cataluña. Sin embargo, González-Bueno acabó matizando sus palabras.
La decisión del banco presidido por Josep Oliu de devolver la sede a Catalunya llega en un momento clave. Desde el pasado mes de mayo, el Banc Sabadell se enfrenta al riesgo de desaparecer por la opa hostil lanzada por el BBVA, que deberá votar durante la primavera si las autoridades de Competencia le dan luz verde. De la mano de esta amenaza existencial, la entidad catalana ha vivido meses de calor público, que le ha llegado desde todos los sectores de la sociedad catalana (patronales, sindicatos, partidos políticos y particulares). Éste es un fenómeno que era impensable hace quince años, cuando la Gran Recesión situó a la banca en el punto de mira de los ciudadanos.
Una misión que parecía imposible
Desde 2018 pocas entidades e instituciones han hecho bandera de tener como prioridad el retorno de las sedes. Lo ha reivindicado Foment del Treball, bajo la presidencia de Josep Sánchez Llibre; también la Cámara de Comercio y los sucesivos gobiernos de la Generalitat, con el papel destacado de los consejeros de Empresa Àngels Chacón (Juntos) y Roger Torrent (Esquerra).
En el caso de la banca había una última cuestión que hacía muy difícil imaginar un paso como el que hemos conocido este martes. Los expertos apuntan a que el sector es muy sensible a movimientos como las retiradas de fondos de los clientes, en una situación que ya se dio tras el 1-O y que forzó el cambio de sede. En ese momento, como explicó el ARA, el Estado empujó este movimiento con retiradas millonarias de fondos tanto de administraciones gobernadas por el PP, como de grandes empresas públicas y gigantes del Ibex35 privados con los que tenía una estrecha relación. Estas retiradas de fondos pueden desequilibrar el balance de un banco, e incluso forzar su quiebra, como le ocurrió al Banco Popular en junio del 2017.
Con el anuncio del regreso de la sede, el Sabadell se expone a sufrir una situación como aquélla. Cabe recordar que el banco de origen vallesano fundado en 1881 tiene aproximadamente dos de cada tres clientes fuera de Cataluña.