Banca

Menos hipotecas nuevas, menos viejas, y mucho más caras

La morosidad sube debido a la amortización masiva de viejos créditos en respuesta a la subida de tipos

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Cartel promocional de una hipoteca en una oficina bancaria.

BarcelonaUn año y medio después de que empezara la subida de tipos más rápida jamás vista por el Banco Central Europeo (BCE), y que no se dio un respiro hasta la semana pasada, el mercado hipotecario en vivo las claras consecuencias: se hacen menos nuevas, se amortizan las viejas y las que quedan son mucho más caras.

Los datos se han ido sucediendo en los últimos días y son más evidentes que en ninguna parte en el mercado de la vivienda. Los últimos datos disponibles, los de agosto, prueban que el mercado de compraventa de pisos está en mínimos desde el 2020, cuando la pandemia detuvo en seco la economía. En el conjunto de España se cerraron sólo 49.252 operaciones, lo que supone una caída del 14% respecto al año anterior. Esta caída de las operaciones coincide con el hecho de que el Euribor (el índice que marca el precio de los préstamos variables, que afectan a cuatro de los cinco millones de hipotecas que hay en España) acaba de cerrar en octubre su 22º más consecutivo al alza. En efecto, en diciembre de 2021 cerraba el -0,5% y ahora está en el 4,16%.

Cabe recordar que en una hipoteca tipo, cada punto equivale a un encarecimiento de 100 euros al mes y, por tanto, en este año y diez meses este préstamo tipo (con 200.000 euros de capital ya 30 años) se ha encarecido 450 euros al mes, lo que equivale a 5.400 euros al año. Según datos del bróker hipotecario Trioteca, el tipo de interés fijo medio firmado en octubre es del 2,97% para las hipotecas fijas y del 2,55% para las variables. En ambos casos queda muy por encima de los niveles de principios de 2022.

Cancelaciones

En paralelo a esa caída de compras de pisos se ha producido una cancelación anticipada de préstamos. Esta opción, tanto por parte de familias como de empresas, es un intento de reducir la carga financiera en un contexto en el que no queda claro cuándo volverán a caer los tipos. Ni la Reserva Federal americana (Fed) ni el BCE se han atrevido a descartar nuevas subidas de tipos para hacer frente a una inflación que no decae. Un efecto colateral de la reducción de créditos, que la banca admitió en sus últimos resultados trimestrales, es que la morosidad se ha incrementado ligeramente. No ha ocurrido porque un grueso de las familias no esté pudiendo afrontar las cuotas, sino porque la base total –el conjunto de todos los créditos– es menor y así los impagados tienen más peso. Sin embargo, la morosidad se mantiene controlada por debajo del 4%, cuando en la anterior crisis de 2008 y 2012 había llegado a superar el 14%.

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