La opa del BBVA al Sabadell: cuanto más tiempo, más dinero
Ambos bancos destinan ingentes recursos económicos y humanos en asesores, consultores y abogados, uno para que la operación triunfe, el otro para desbaratarla
BarcelonaUna opa hostil, como es el caso de la del BBVA sobre Banco Sabadell, consume esfuerzos y recursos. Por eso suele buscarse el acuerdo, en un sector tan regulado como el de la banca. El precedente fue el intento frustrado del antiguo Banco de Bilbao sobre Banesto (hoy integrado en el Santander) hace casi 38 años. La mayor integración de este siglo fue acordada: la absorción de Bankia, con el Estado como accionista, por parte de CaixaBank.
Una opa como la del BBVA es como una batalla. Las partes implicadas dedican muchos recursos propios y contratados por decenas o cientos de millones de euros, que no suelen explicarse. La operación es en sí un negocio para asesores, despachos de abogados, bancos de inversión y consultoras. Uno, el BBVA, enfoca la energía a captar el mayor número de accionistas del Sabadell; y el otro, el banco catalán, se concentra en evitar fugas.
La gran contraofensiva del banco vallesano, además del retorno a Sabadell de la sede social desde Alicante, donde se marchó en 2017, fue acordar la venta de su filial británica, TSB, al Banco Santander en plena opa. Y vinculó un dividendo extraordinario de 2.500 millones que cobrarán los accionistas que continúen en el banco.
Además, anunció un plan de reparto de beneficios, vía dividendos y recompra de acciones, por 6.300 millones hasta el 2027, que ahora son ya 6.450 millones. El martes, al tiempo que rechazó la oferta mejorada del BBVA sin el apoyo del consejero David Martínez Guzmán (el inversor mexicano con un 3,86% del capital), aumentó la remuneración a cuenta de 2025 de los 1.300 millones previstos a 1.450 millones. Ha sido el último contragolpe del Sabadell en este proceso que ya está a punto de cumplir diecisiete meses. La mejora de la retribución se pagará el 13 de noviembre, una vez finalizada la opa, cuyo período de aceptación finaliza el día 10 de octubre, con el objetivo de retener al máximo número de accionistas.
También el BBVA ha protagonizado vuelcos de guión imprevistos, como la mejora de la oferta la semana pasada, tras reiterar que no la mejoraría: "La oferta es la que es", llegó a asegurar el presidente, Carlos Torres. Y el segundo giro es de este mismo lunes: un dividendo a cuenta récord de 32 céntimos por acción, que se pagará el 7 de noviembre, una vez liquidada la opa. Un mensaje claro no solo a sus accionistas, sino también para captar a los del Sabadell, que son unos 200.000 pequeños partícipes que suman más del 40% del capital. También lleva a cabo una intensa campaña con analistas e inversores institucionales. Uno de ellos, BlackRock, es el primer accionista individual de BBVA (7,158%) y Sabadell (7,128%).
El banco catalán entiende que la opa es como un "tapón" que frena su potencial y su política de alianzas con entidades europeas, según explicó el presidente, Josep Oliu, en una entrevista en el ARA. Proporcionalmente, los costes de defenderse son mayores para el Sabadell, porque es un banco de menor tamaño. Según Oliu, la entidad quiso aislar al equipo que se dedica a la opa del que se ocupa del día a día, encabezado por Carles Ventura, director general de banca de empresas, red y banca privada, aunque esto es muy difícil. Oliu y el consejero delegado, César González-Bueno, lideran las actuaciones defensivas, en las que también trabajan la directora general de comunicación, Virginia Zafra; el financiero, Sergio Palavecino, con reuniones con inversores institucionales; y el responsable jurídico, Gonzalo Barettino. El Sabadell contrató como asesores a los bancos de inversión Goldman Sachs y Morgan Stanley, así como a Evercore. Además, cuenta con el bufete Uría Menéndez y los grupos de asuntos públicos Roman Reputation Matters y LLYC.
El BBVA, por su parte, además del presidente, Carlos Torres, y el consejero delegado, Onur Genç, tiene un batallón dedicado a buscar apoyo en la opa. Destacan la directora financiera, Luisa Gómez Bravo, y el responsable del negocio en España, Peio Belausteguigoitia. La entidad, que cotiza en EE.UU., necesita también vender la operación fuera de España. Fichó a los bancos JP Morgan, UBS, Rothschild y Mediobanca; despachos de abogados como Garrigues y Davis Polk & Wardwell; consultoras como Deloitte y Acento (entidad especializada en asuntos públicos con expolíticos como Alfonso Alonso del PP y quien fue ministro de Fomento socialista, José Blanco) y Atrevia para la comunicación y relaciones públicas.