Macroeconomía

El BCE se mantiene firme y descarta subidas de tipos

La Fed ya apunta a un encarecimiento del dinero a partir de marzo para hacer frente a la inflación

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BCE, UE

BarcelonaLas empresas y los gobiernos han empezado el año con una pregunta clara para la bola de cristal respecto a lo que tenga que traerles este 2022: si será el año en el que vuelvan las subidas de tipos de interés. El precio del dinero está en mínimos en la zona euro desde el año 2016, en lo que fue un intento del Banco Central Europeo (BCE), entonces controlado por Mario Draghi, de impulsar la débil recuperación de la economía después del trauma de la doble crisis que fue la Gran Recesión. Pero el inicio de año, con la inflación desatada, ha traído vientos de cambio.

Tanto el BCE como la Fed (la Reserva Federal de los Estados Unidos) han abordado la cuestión en las últimas horas. Y lo han hecho en direcciones contrarias. La entidad con sede en Frankfurt lo ha hecho por boca de su economista jefe, Philip Lane, que ha defendido las previsiones del organismo en el sentido de que la inflación recalentada de los últimos meses bajará y se situará por debajo del 2% en los meses próximos, cosa que alejará la necesidad de subir tipos. "Creemos que la inflación caerá este año y estará por debajo de nuestro objetivo del 2% en 2023 y en 2024", ha afirmado Lane en una entrevista a Il Sole 24 Ore. Su conclusión es clara: "No se cumplen los criterios para subir los tipos de interés". Entre estos criterios está la inflación subyacente, la que no tiene en cuenta ni los precios de la energía -disparados- ni los de la alimentación, y que por ahora no muestra ninguna "aceleración importante".

El economista jefe del BCE afirma en la entrevista que hay una "diferencia cristalina" entre la situación en Europa y la que se vive en los Estados Unidos, donde hay más unanimidad en que la inflación no se estabilizará alrededor del 2% si no hay una subida de tipos. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, consciente de que la decisión de no subir tipos molesta al influyente Bundesbank alemán, declaraba este martes que se toma "muy seriamente" el incremento de precios: "La gente puede confiar en que nuestro compromiso con la estabilidad de precios es irrompible".

Pero el BCE observa la inflación con una óptica diferente de cómo lo hace la Fed. El presidente del Banco de la Reserva Federal de Atlanta, Raphael Bostic, ha sugerido en diferentes entrevistas publicadas este martes en los Estados Unidos que el banco central norteamericano puede empezar a subir tipos de interés en marzo, y apunta que durante el 2022 se producirán un máximo de tres encarecimientos del precio del dinero. "Existe el riesgo de que la inflación probablemente sea elevada durante un periodo de tiempo largo y necesitamos responder de manera directa, clara, y agresiva", ha afirmado. El banquero central ha afirmado que hay una "posibilidad razonable" de que la primera subida de tipos desde el inicio de la pandemia se produzca este mes de marzo, en lo que marcaría, simbólicamente al menos, una salida oficial de la abrupta crisis económica generada por el covid.

El debate está ahora más vivo de lo que lo ha estado en los últimos años. Porque si bien es cierto que la crisis de la pandemia descartó un encarecimiento del dinero durante el 2020 y el 2021, el desabastecimiento mundial y la brusca subida de precios han convertido las subidas de tipos en una expectativa real. Una prueba de esto la encontramos en la bolsa: este 2022, CaixaBank, Sabadell, Bankinter, BBVA y Santander están entre los valores que más han subido, con alzas de entre el 12% y el 5%.

Hay que recordar que los tipos de interés tienen un impacto directo en las cuentas de resultados de la banca, un sector hiperregulado donde la materia prima (el dinero) tiene un precio base fijado por el BCE. En el conjunto de la economía, los tipos de interés tienen un peso incluso superior: los bancos centrales bajan el precio del dinero cuando creen que la economía necesita un impulso -la teoría dice que con el dinero más barato los préstamos corren más y aumentan la inversión y el consumo- y lo suben cuando creen que la economía está cogiendo demasiado impulso y creen que se tiene que retardar el ritmo para no disparar la inflación. Lo cierto es que algunas voces apuntan que ya llegamos tarde: en diciembre la inflación llegó al 5% en la zona euro, y en España se situaba en el 6,7% interanual, unos niveles que no se habían visto en tres décadas, cosa que dispara la expectativa de alzas de tipos.

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