Bruselas asume que la ómicron y la inflación castigarán la recuperación pero no la harán descarrilar

A pesar de esto, la Comisión Europea mantiene la fecha de regreso a las normas de déficit y deuda para 2023

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El comisario de Economía , Paolo Gentiloni, y el vicepresidente de la Comisión , Valdis Dombrovskis, ayer a la presentación de los objetivos.

BruselasEs inevitable que el impacto de la ómicron y la escalada global de la inflación afecten negativamente al crecimiento de la economía europea. Las autoridades comunitarias son conscientes de ello, tal como han admitido este martes los dos comisarios económicos de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis y Paolo Gentiloni. Aún así, confían en que la recuperación no descarrilará porque las políticas públicas de apoyo han permitido consolidar las bases de cara al futuro pospandemia. Los riesgos son considerables, pero por ahora Bruselas no ve necesario tomar nuevas medidas o cambiar el camino fijado.

"Las perspectivas a corto plazo se han debilitado, pero no esperamos que la recuperación descarrile, puesto que los cuellos de botella tendrían que mejorar gradualmente con el paso del tiempo", ha dicho Dombrovskis en la Eurocámara. De hecho, ya se empieza a notar en las previsiones de organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI), que este mismo martes ha enfriado las perspectivas de crecimiento para el conjunto de la economía global. Si en octubre pasado esta institución creía que el PIB mundial progresaría un 4,9% este 2022, ahora el organismo que encabeza Kristalina Georgieva calcula que lo hará un 4,4%. Para España el recorte es muy similar, con un pronóstico de crecimiento actualizado del 5,8%, todavía muy por encima de la zona euro.

Las normas de déficit y deuda

Las normas de déficit y deuda están suspendidas desde principios de la pandemia justamente para permitir a los gobiernos invertir ampliamente para salvar sus economías. El plan de la Comisión, sin embargo, es reactivarlas en 2023 y aprovechar para repensarlas y adaptarlas a la nueva realidad pospandémica. Por ahora, este objetivo se mantiene a pesar del impacto de la ómicron, de la subida de los precios de la energía y de la inflación, de las tensiones globales en Ucrania y de los problemas de suministro.

Lo ha dicho todavía más claro el ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, que este semestre lidera las reuniones de los ministros de Finanzas de la UE, bajo la presidencia gala. "Confio en que la ómicron tendrá un impacto limitado sobre el crecimiento francés y europeo. Puede crear desorganizaciones, pero el impacto será limitado, por eso no hay motivo para mantener las normas suspendidas más allá del 1 de enero de 2023", ha dicho en una comparecencia también en el Parlamento Europeo.

Cómo volver al marco fiscal con los límites del 3% de déficit y del 60% de la deuda es el gran debate económico del año en Bruselas. El sur tiene miedo de que un regreso brusco a las normas suponga recuperar también las políticas de austeridad, pero el consenso tanto en Bruselas como París e incluso, con matices, en el nuevo gobierno alemán, es que será necesaria más flexibilidad, porque la mayoría de países parten de grandes acumulaciones de deuda. "No volveremos a la austeridad", ha dicho con contundencia el comisario de Economía, Paolo Gentiloni.

Esto no significa, sin embargo, que no se tenga que estar alerta. El vicepresidente económico Dombrovskis ha asegurado que hace falta "estar listo para ajustar" las políticas, porque el contexto es muy "incierto". "Ahora mismo es más realista pensar en un retardo del crecimiento que en consecuencias económicas similares a confinamientos anteriores", ha dicho a su vez el comisario italiano, que ha dejado claro que "nadie puede excluir la posibilidad de que haya una nueva crisis severa". De momento, sin embargo, aboga por centrar los esfuerzos en "salir de la actual" de la mejor manera, con una reforma de las normas fiscales y la garantía de que no se retirarán las políticas de apoyo de manera brusca o prematura.

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