Pensions

Cotizaciones a la Seguridad Social: el pilar de las pensiones en Europa

Las prestaciones de jubilación en los grandes países europeos se basan en las contribuciones al sistema público

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Tres amigas conversando con la mascarilla  en un banco de una calle de Barcelona

BarcelonaLa reforma de las pensiones será uno de los temas calientes de la agenda política de este otoño en España. Mientras el gobierno del Estado prepara la negociación con el resto de partidos, patronales y sindicatos, el debate sobre la sostenibilidad de las pensiones es recurrente en el resto de Europa, donde la población envejece de manera rápida y las franjas de trabajadores más jóvenes llevan años con los salarios reales estancados o a la baja.

De hecho, un análisis de los sistemas de pensiones del entorno más inmediato del Estado permite ver que el sistema español no es ninguna anomalía. Las tres grandes economías de la UE –Alemania, Francia e Italia–, así como Portugal, tienen todas un sistema basado en prestaciones públicas financiadas a través de cotizaciones a la Seguridad Social. Las diferencias raen en la complementariedad de las cotizaciones en planes privados y cómo se encaran las reformas de futuro.

Francia

Jubilación a los 62 años y un sistema público con apoyo privado

Igual que España, Francia tiene un sistema de pensiones público basado en cotizaciones a la Seguridad Social. Más allá de esto, sin embargo, también hay diferencias, la primera de las cuales es la edad mínima de jubilación, que se sitúa en los 62 años para los nacidos a partir de 1955. 

Una vez se llega a esta edad, la pensión se calcula a partir del número de años cotizados. Para optar al máximo posible, hay que haber trabajado 42 años (o 43 para los nacidos a partir de 1972). Si no se ha cotizado el mínimo de años, la pensión se reduce según un coeficiente que consiste en multiplicar el número de trimestres que faltan para llegar a los 42 años por un factor que se mueve entre el 2,3% y el 1,5%, según la fecha de nacimiento del trabajador.

El sistema tiene bonificaciones por discapacidad u otros condicionantes, y permite que los trabajadores de trabajos peligrosos se retiren antes de la edad mínima. Además, Francia es uno de los estados europeos que más fomentan la natalidad, por lo que cada hijo cuenta como dos años de cotización de cara a la jubilación. 

Las cotizaciones básicas a la Seguridad Social se complementan con cotizaciones por parte de las empresas en fondo privados paralelos (gestionados por entidades sin ánimo de lucro), que ofrecen un suplemento a las prestaciones públicas.

Portugal

Un sistema generoso con los cotizantes

El sistema de pensiones portugués es similar al del resto de estados del sur de Europa, puesto que también se gestiona a través de la Seguridad Social, a la que los trabajadores y sus empleadores hacen contribuciones. La particularidad es que es uno de los que ofrecen una pensión más alta por euro cotizado del mundo.

La edad de jubilación es a los 66 años y 5 meses, pero en los próximos años subirá hasta los 67 años. No obstante, el estado permite jubilarse anticipadamente a los 55 años si se han cotizado un mínimo de 30, pero con un recorte de lo que se cobrará cada mes. Así mismo, se permite trabajar hasta los 70, lo que supone obtener una pensión más elevada.

Italia

Una reforma de peso para que cada empleado se pague su pensión

En 2011 el gobierno italiano del tecnócrata Mario Monti aprobó una reforma de las pensiones con el apoyo de Bruselas que redujo notablemente las prestaciones. En 2018, sin embargo, se revirtió con un nuevo sistema llamado Quota 100, puesto que permitía jubilarse con la prestación completa a los 62 años si se habían cotizado 38 (la suma de las dos cifras es 100), es decir, similar al que hay en Francia.

Ahora bien, en 2020 se volvió a modificar la ley para sustituir el sistema de cotizaciones actual, en que los trabajadores de hoy pagan las pensiones a los jubilados de hoy, por un sistema de cuentas nocionales, que permite que cada persona se pague su prestación al retirarse. El gobierno aplicará gradualmente el nuevo modelo a trabajadores que hayan cotizado a partir de 1996 y lo quiere complementar con un sistema paralelo de estilo francés y con posibles beneficios fiscales en planes privados, a pesar de que estos dos puntos están poco desarrollados y el sistema continúa siendo esencialmente de carácter público.

Alemania

Tres pilares que combinan el sistema público y el privado

La jubilación en Alemania pasará de los 65 a los 67 años (con 35 años cotizados para recibir el 100% de la prestación) en los próximos años, pero el sistema está previsto que se mantenga como hasta ahora, es decir, con tres ramas que combinan la intervención pública con planes privados. 

Los alemanes tienen obligación de cotizar a la Seguridad Social –igual que España– y el derecho a recibir una pensión pública. Además, las empresas ofrecen complementos a estas cotizaciones a través de las llamadas pensiones ocupacionales, que legalmente son voluntarias pero un grueso muy elevado de las compañías las ofrecen a sus empleados. El estado incentiva desde hace unos años con rebajas fiscales que las compañías opten por estos fondos paralelos –gestionados por empresas privadas–, puesto que sacan presión al sistema público.

Así mismo, también da incentivos fiscales a los ciudadanos que se hacen planes de pensiones privados con sus bancos o en otras entidades financieras.

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