Macroeconomía

La doctrina de Draghi para salir de la crisis: bajadas de impuestos y ayudas a fondo perdido

La receta económica de 'Súper Mario' para un nuevo Renacimiento italiano

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Mario Draghi, presidente del consejo de ministros de Italia.

RomaMario Draghi es el italiano más influyente –el único italiano influyente, en realidad–, según la revista Time. La publicación norteamericana ha incluido por tercera vez al actual primer ministro de Italia en su prestigiosa lista. Pero el ex director del Banco Central Europeo, que encabeza un gobierno de unidad desde febrero, también es profeta en su tierra.

Carlo Bonomi, presidente de la patronal Confindustria, mostró esta semana el apoyo rotundo de la patronal al ex banquero, al que expresamente pidió que se quedara al frente del país al menos hasta el final de la legislatura. A diferencia de "los hombres de la providencia" o "los hombres de lo posible", dijo Bonomi durante la asamblea anual, que inauguró Draghi, "cada cierto tiempo la historia de las instituciones italianas nos reserva un tercer tipo de hombre: los hombres de la necesidad; personalidades que advierten el deber de responder a los problemas de la comunidad, por encima de la ambición de resistir cueste lo que cueste. Mario Draghi es uno de ellos".

El economista se despidió del BCE con la satisfacción de haber hecho todo lo posible para capear la mayor crisis financiera desencadenada sobre la eurozona, que amenazaba con enterrar la moneda única. Con todo terminado para disfrutar de la merecida jubilación, sin embargo, recibió una llamada del presidente de la República, Sergio Mattarella. El hombre que salvó el euro estaba llamado a rescatar del abismo a su propio país, sumido en el desafío social y económico más importante desde la Segunda Guerra Mundial debido a la pandemia. Un objetivo que de momento parece estar cumpliendo.

Durante su intervención ante la asamblea general de la patronal, Draghi confirmó la buena salud de la economía italiana, que crecerá en 2021 alrededor de un 6%, y anunció una inyección de 3.000 millones de fondos públicos para amortiguar el aumento de precio de hasta el 40% de la electricidad el trimestre que viene. El gobierno eliminará los cargos fijos de la factura de la luz hasta diciembre para compensar el alza de precios, que amenazaba con asfixiar a las familias y a las pequeñas empresas.

"Italia está experimentando un periodo de fuerte recuperación, mejor del que imaginábamos hace solo unos meses", con un aumento de la producción industrial "que en julio superó el valor registrado antes del inicio de la pandemia", celebró el mandatario. Draghi también confirmó los planes del ejecutivo para emprender una profunda reforma fiscal que incluirá una bajada de impuestos para impulsar el crecimiento del país. "El gobierno no tiene intención de subir los impuestos. Ahora mismo el dinero se da, no se quita".

La reforma fiscal, que es una de las condiciones impuestas por Bruselas para acceder a parte de los fondos europeos, de los que Italia es la máxima beneficiaria de la UE con cerca de 200.000 millones de euros, va precisamente en esta dirección. Los planes del ejecutivo pasan por un recorte del IRPF a las rentas medias, una simplificación del IVA y una reducción de las cotizaciones sociales que es música para las orejas de los empresarios.

Ayudas directas

La guerra a la austeridad del primer ministro empezó después de aterrizar en el Palazzo Chigi, sede del gobierno. En marzo, el gobierno italiano aprobó un paquete por valor de 32.000 millones de euros que priorizaba las ayudas directas frente a los préstamos (la opción escogida por España) dirigidas a aliviar a los más perjudicados por la pandemia. Casi un tercio fueron ayudas a fondo perdido a empresas y autónomos con pérdidas superiores al 30%. Y un par de meses después el ejecutivo dio luz verde a un segundo decreto dotado con unos 40.000 millones de euros que incluía más de 3.000 millones para el turismo, uno de los sectores más perjudicados por la crisis, y que representa cerca del 13% del PIB.

Con cerca del 80% de los italianos a favor del primer ministro, según las encuestas, y sin prácticamente oposición, Italia vive un periodo de insólita estabilidad que podría tener fecha de caducidad, porque se desconoce si a partir de febrero Draghi seguirá al frente del país. El economista es el principal candidato a convertirse en el próximo presidente de la República. Un cargo que obligaría a buscarle un sustituto y a dejar a medias su plan de reformas, siempre que el presidente Mattarella no decida, como hizo su predecesor, prorrogar su mandato hasta el final de la legislatura, en 2023.

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