El cobrador del frac que reclama los impagos a través de la pantalla
Dunforce ha desarrollado un 'software' para que las empresas automaticen los cobros de sus deudores
España es el segundo país de Europa donde más se alargan los plazos de pago, sólo por detrás de Bosnia, según el Informe Europeo de Pagos elaborado por la consultora Intrum. Hoy en día las empresas deben destinar una parte importante de tiempo y recursos a reclamar los impagos de sus deudores. Sin embargo, hay una empresa con sede en Barcelona que presume de reducir los costes de seguimiento de las facturas un 80%.
Dunforce es, en esencia, una start-up que automatiza la gestión del cobro de las facturas impagadas. "Dedicar tiempo y esfuerzos a esta tarea no aporta valor añadido a las empresas", opina Joachim Carpentier, desarrollador de negocio de Dunforce.
Su tarea es sencilla de entender. En cuanto la compañía interesada en contratarlos se pone en contacto con ellos, los engranajes comienzan a funcionar. Algunos de los empleados de Dunforce trabajan codo con codo durante unos días con la firma en cuestión para desarrollar un plan específico de reclamaciones y volcar todas las facturas pendientes de cobro. A continuación, Dunforce adapta su software a las necesidades de la empresa para que pueda reclamar todos los documentos. Por término medio, este proceso dura unos quince días. El resultado es una plataforma de cobro online específica para cada empresa donde el nombre de Dunforce no aparece en ninguna parte. "Todo se envía desde el e-mail de nuestro cliente", explica Carpentier.
Dunforce tiene ahora mismo a más de 500 clientes, entre los que destacan auténticos gigantes como Telefónica. Sin embargo, la gran mayoría de firmas con las que trabaja son pequeñas y medianas empresas. Instalar la tecnología de la start-up tiene un coste de 100 euros. Por otra parte, cada factura que entra en su plataforma tiene un coste variable que, como máximo, es de un euro. Este volumen permitirá a Dunforce cerrar el año con una facturación de 750.000 euros.
Paradójicamente, es en los mercados donde los impagos son menos frecuentes que la empresa genera más ingresos. "En España, por ejemplo, se ven los retrasos como algo estructural", apunta Carpentier. Ellos están centrados en países como Holanda o Francia, y ya estudian expandirse hacia otros lugares como Japón o Suiza.