Homenotes y danzas

La estirpe judía de banqueros más poderosa en la España del siglo XX

La familia de Ignacio Bauer fue la representante de los Rothschild en la península Ibérica

Un retrato de Ignacio Bauer.
3 min
  • Empresario y banquero

Cuando se habla de estirpes poderosas que han construido fortunas y han influido sobre los gobiernos de su tiempo, sin duda el primer apellido que viene a la cabeza es el de los Rothschild, la familia de origen centroeuropeo que en la época de las guerras napoleónicas alcanzó un estatus de superioridad entre los grandes capitales europeos. Pero su dominio necesitaba aliados que les gestionaran los negocios en los distintos territorios donde tenían intereses y uno de esos socios era la familia Bauer, que los representaba en la península Ibérica.

Cuando en 1916 Gustavo Bauer Marpurgo murió, su hijo Ignacio —junto con su hermano Alfonso— tuvo que hacerse cargo del banco de la familia, la Casa Bauer, entidad que había establecido al abuelo hacia finales del siglo XIX. El banco había sido fundado como oficina de representación de los Rothschild, pero el abuelo Bauer acabó independizándose. Antes de recibir la herencia, los planes de Ignacio Bauer se encaminaban hacia las letras, ámbito en el que se doctoró. Además entró a formar parte de la Real Academia de Historia. En los años siguientes también mostró interés por la política y ocupó varios cargos -concejal en Madrid y diputado en Cortes- entre 1922 y 1931. Con la llegada de la República abandonó la política por la amistad que tenía con el monarca Alfonso XIII.

A las responsabilidades bancarias que tuvo que asumir se sumaron las de las empresas en las que invertían los capitales. De esta forma, tras la muerte del padre, Ignacio Bauer entró a formar parte de los órganos de dirección de una de las principales compañías ferroviarias del Estado, la MZA (Madrid-Zaragoza-Alicante), donde coincidía con aristócratas y financieros importantes, como los Urquijo o los Espinosa de los Monteros. La relación de la familia con los ferrocarriles era consecuencia directa de los intereses de los Rothschild en España, donde una de las primeras inversiones que se llevaron a cabo fueron, precisamente, las líneas ferroviarias.

Vinculado a los negocios, Bauer tuvo una gran actividad viajera y entre los territorios que pisó uno de los más repetidos fueron Países Bajos, que admiraba por su capacidad de construir un país en condiciones adversas. En alguno de sus escritos recordó el proverbio que decía: "Dios creó a todo el mundo, excepto a los Países Bajos, que los crearon los neerlandeses". También fue un especialista en la economía de los vecinos de Marruecos; tanto, que en 1927 fundó una empresa de cultivo de naranjas, la Compañía Agrícola del Lucus.

Escritor prolífico

Pero como decíamos desde el principio, su vocación eran las letras, por lo que ejerció también de escritor y tuvo vínculos con el PEN Club Español (una entidad de poetas, escritores y novelistas fundada en 1922). Publicó numerosos ensayos, sobre todo del ámbito geopolítico. La otra gran contribución al mundo de las letras fue la creación, en 1924, de la editorial Compañía Iberoamericana de Publicaciones (CIAP), que rescataba a clásicos castellanos. Cuando el físico Albert Einstein visitó Madrid, en marzo de 1923, quien organizó el banquete de bienvenida fue precisamente Bauer. Eran momentos de gran influencia para la familia, probablemente la estirpe judía más poderosa de España de los últimos siglos. Durante una época, Ignacio Bauer ejerció de cónsul de Finlandia en la capital del Estado.

Que a finales de 1929 se produjera el Crack de la bolsa de Nueva York resultó un terremoto para Ignacio Bauer, que vio cómo en menos de dos años la banca familiar hacía suspensión de pagos, una situación que acabó afectando al resto de negocios que controlaban. Una de las compañías que abandonaron fue la norteafricana Compañía Agrícola del Lucus, que antes hemos mencionado, mientras que la CIAP quebró.

Más allá de los negocios, las letras y la política, el otro ámbito al que se dedicó Bauer fue el activismo judío, no en vano fue presidente de la comunidad judía de Madrid durante tres décadas, desde la creación de ésta en 1920. También tomó parte en la fundación del Congreso Judío Mundial, en 1936. sinagogas tanto en Madrid como en Barcelona. Murió en Basilea (Suiza), con un currículum muy amplio que incluía ser académico de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, además de las de historia y San Fernando. También fue fundador de la Sociedad Española de Antropología y rostro visible de la Sociedad de los Bibliófilos Españoles.

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