El gran regreso de CriteriaCaixa
El holding financiero de Fundación La Caixa vuelve a las inversiones industriales desde la llegada de Àngel Simón como consejero delegado
Madrid¿Cambio de rumbo o regreso por la puerta grande? Para quien conoce desde hace años la órbita de La Caixa, los últimos movimientos de CriteriaCaixa, el holding que agrupa y gestiona el patrimonio empresarial de la Fundación La Caixa, son nada menos que un gran retorno. Así lo ve un directivo cercano a la órbita de la entidad, que tiene muy claro que las recientes adquisiciones de acciones en empresas como ACS, Puig, Colonial o Telefónica, en este último caso incrementando la presencia ya existente, son todo un flashback.
Si la estrategia parece un cambio de rumbo es porque durante cierto tiempo, en particular entre los años 2015 y 2018, el ente que preside Isidre Fainé atravesó un período de "debilidad", reflexiona el propio directivo, que utiliza esta expresión para referirse al repliegue de las grandes inversiones de carácter industrial por parte de CriteriaCaixa. El holding "se desvió varios kilómetros y ahora busca enderezar el camino", resume. En aquellos años, el gran gigante empresarial catalán pareció incómodo con la idea de mandar a las empresas, de librar la batalla de los consejos de administración y de ejercer el poder como siempre había hecho. Otra fuente empresarial les recuerda, simplemente, como años de "perfil bajo".
La tesis del gran retorno se ilustra de la siguiente forma. "Años atrás se decía que desde que te levantabas hasta que te ibas a dormir, La Caixa estaba presente en tu día", explica un conocedor de este entorno empresarial, que, como el resto de las voces que han participado en el reportaje, pide el anonimato. Relata cómo el solo hecho de abrir el grifo para ducharse tenía que ver con la entidad, que todavía hoy controla un 15% de Aigües de Barcelona. Sin embargo, hasta el 2014 había llegado a controlar el 24,24% de Agbar. También abrir los fogones (La Caixa siempre ha estado en el capital de Gas Natural, hoy Naturgy), dejar el coche en un parking (tiene el control sobre la totalidad de Saba, aunque mantiene la intención de vender una parte) o conducir por alguna autopista bajo concesión de Abertis (salió en 2018). Menos cotidiano era pasar el día en el parque de atracciones de Port Aventura, del que en el 2012 La Caixa se vendió las acciones.
Presencia en los sectores del "recibo"
La Caixa era el inversor industrial por excelencia en sectores estratégicos y que ofrecen un servicio público. También hay quien les llama "sectores vinculados al recibo", recuerda una fuente financiera.
Pero antes de entrar en los cambios que sufrió esta fotografía, y en el regreso al camino original, hay que tener en cuenta que la protagonista de la historia no ha sido siempre la CriteriaCaixa actual, que como tal no existió hasta el año 2011. Hasta ese momento, todo se agrupaba bajo la galaxia de La Caixa, que tenía dos grandes patas: una financiera, que hoy se ha acabado convirtiendo en CaixaBank, y otra inversora ( Criteria CaixaCorp) que le permitía dar oxígeno a la obra social y cultural de la Fundación La Caixa.
Aquel conglomertado, sin embargo, no acababa de convencer al Banco Central Europeo, y Fainé, entonces presidente de La Caixa, se vio empujado a materializar una división haciendo un vestido a medida: la parte bancaria (CaixaBank) empezó a cotizar en bolsa cogiendo el relevo de la antigua Criteria. Y la parte inversora se estructuró bajo el paraguas de la Fundación, de la que cuelga el actual CriteriaCaixa con el grueso de las participaciones. Ahora bien, ambas patas siguen estando estrechamente vinculadas. No sólo lucen la famosa estrella azul diseñada por Joan Miró, sino que CriteriaCaixa controla un 31,9% del capital de CaixaBank.
Puig y el regreso al consumo
"Fíjate si se puede hacer un paralelismo con el pasado, que ahora [CriteriaCaixa] incluso ha tocado la puerta del consumo con Puig", apunta una de las voces consultadas, que rememora el momento en que La Caixa va entró en Panrico en 2001 y adquirió el 30% del capital. Pero una participación de la que se desprendió en 2005.
Ahora bien, los adiós más emblemáticos, sobre todo por el vínculo histórico, llegarían años más tarde. En 2014 se replegó de Colonial después de haber estado desde el año 1991. Cuatro años después, en 2018, fue el turno de Abertis y Repsol (en este último caso la participación la había asumido CaixaBank y no la actual CriteriaCaixa). A todas estas operaciones se sumaron ligeras desinversiones a la propia CaixaBank, así como a Gas Natural. También en Cellnex –hoy reina una sensación de reposo en cuanto a participación, del 4,3%, y fuentes empresariales apuntan a una desinversión–, donde además declinó entrar en el consejo de administración.
Por el contrario, se apostó por la diversificación: multitud de pequeñas inversiones que le permitieran repartir el riesgo que se asume cuando se invierte. Prevaleció, pues, una visión más financiera, como la que suelen tener los fondos de inversión, quedando en un segundo plano la visión industrial histórica y que busca tener una presencia relevante, es decir, de cierto control allá donde se invierte, se plantea para el largo plazo y tiene entre ceja y ceja obtener dividendos estables y recurrentes.
Detrás de todo, además de Isidre Fainé, hubo un hombre clave: Marcelino Armenter, consejero delegado de CriteriaCaixa hasta este enero. Uno de los directivos consultados asocia ese golpe de timón a que se dejó de ver a las participadas como una cuestión "estratégica de país", mientras que prevaleció la idea de que lo construido suponía "demasiado riesgo".
"[Durante años] Se apostó por hacer un monstruo y asumir un riesgo, controlado, pero asumirlo, porque había un apoyo financiero detrás; un ejemplo de ello es Abertis, que tenía mucho riesgo pero que ha sido el mejor negocio de la historia de La Caixa", defiende otra voz empresarial. Esa misma voz asegura que durante los años de repliegue no ayudó a la entrada de fondos de inversión mucho más "agresivos" a ciertas cotizadas. Además, apunta que se vivió una sensación de "vértigo sobre su responsabilidad en empresas vinculadas a los servicios públicos" y recuerda el caso de Rosa, una anciana que murió después de haber estado dos meses con la luz cortada por parte de Gas Natural. "La Caixa es muy sensible a las críticas", apunta.
"Quizá se abandonó el concepto de compromiso", admite una de las fuentes consultadas, que sin embargo defiende que la nueva estrategia también "dio sus frutos". Un ejemplo es Colonial: la salida de La Caixa está estrechamente ligada a la desaparición de la efervesencia del ladrillo. Además, recuerda que entonces el mercado no ofrecía espacios donde invertir, por lo que las ganancias obtenidas con las ventas ayudaron a CriteriaCaixa a enjugar la deuda. Tampoco existía la bonanza económica actual y señala el contexto político: "Entre el 2017 y el 2018, en plena efervescencia del Proceso, todo el mundo se quedaba encerrado en el despacho".
Más de 1.500 millones en dos meses
Pero un día todo aquello acabó. "[Fainé] dijo lo suficiente, aunque tampoco le había parecido mal. Él no está en el día a día, piensa más en el futuro, pero sí está al corriente de cada movimiento importante", apunta una de las fuentes consultadas por el AHORA. "Ha buscado el momento ideal para empezar esta nueva etapa", añade otra voz. De hecho, en 2021, CriteriaCaixa ya reconocía que estaba trabajando en un "viraje estratégico".
En el caso de Telefónica, con quien el vínculo es histórico, CriteriaCaixa ya controla un 5% del capital. Sin embargo, la intención es adquirir hasta un 10% e igualar el peso que tiene ahora el Estado, confirman fuentes del mercado al ARA. El salto es estratosférico si se tiene en cuenta que a principios de 2024 sólo controlaba un 2,4% del capital (sin tener en cuenta el peso de CaixaBank como accionista, que por el contrario ha ido descendiendo). La otra reciente apuesta se ha vivido en Colonial, donde pronto disparará su presencia hasta el 17% . En la empresa catalana de perfumes Puig, que este 3 de mayo se estrenó en bolsa, el ente pilotado por Fainé ha adquirido un 3,05% del capital. Y por último, ACS, la constructora de Florentino Pérez, donde ha aflorado de forma amistosa una participación de hasta un 9,4%.
En Naturgy, si bien es cierto que por ahora no ha anunciado ningún paso de cara a incrementar la participación (hoy tiene un 26,7% del capital), CriteriaCaixa está teniendo un rol clave en torno a las negociaciones sobre una posible opa por parte del grupo de los Emiratos Árabes Unidos TAQA. "Ha apadrinado la operación", afirman fuentes del sector consultadas por el ARA, que no descartan que el brazo inversor de La Caixa pueda reforzar su presencia. Sin embargo, sólo con estas últimas compras anunciadas entre abril y mayo (Telefónica, Colonial, Puig y ACS), CriteriaCaixa habría invertido más de 2.500 millones de euros.
La llegada de Àngel Simón
Todo ello no puede entenderse sin el aterrizaje de Àngel Simón como consejero delegado de CriteriaCaixa este enero. A Simón y Fainé no solo les une el origen –ambos son hijos de Manresa–, sino también la visión industrial, así como una amistad y confianza absoluta, aseguran hasta tres fuentes consultadas por el ARA y cercanas a ellos. "Es una apuesta directa de Fainé", añade una.
Quien le conoce de cerca asegura que no es un financiero, sino todo lo contrario: "Simón se ha criado y acostumbrado en un entorno industrial". "Es riguroso, serio y tiene una visión a largo plazo", añade una fuente empresarial. Cuestiones que ahora tendrán que servirle para diseñar el plan estratégico de CriteriaCaixa para los años 2025-2026 y que Fainé le ha encargado.
Oxígeno para la Fundación
"Esto [las inversiones] debe poner las bases de esta nueva etapa [...] para preservar y hacer crecer el patrimonio de la Fundación y blindar la obra social", defendía CriteriaCaixa durante la presentación de los resultados anuales en el mes de mayo pasado. A través de los dividendos, las participadas aportan el oxígeno financiero para que la Fundación La Caixa esté "fuerte" y "encauzada" y éste es actualmente el gran objetivo de Isidre Fainé, sostiene una fuente del entorno. "Su vida es ese proyecto", añade. Por eso, las voces consultadas coinciden en que más allá de la figura del consejero delegado, el patronato de la Fundación La Caixa, controlado por Fainé, es quien siempre tiene la última palabra en las decisiones relevantes.
Según las últimas cuentas anuales correspondientes al 2023, los ingresos por dividendos se dispararon hasta un récord de 1.114 millones de euros, un 33% más que en el 2022. Sólo de CaixaBank recibió 558 millones de euros ; de Naturgy, 388 millones; 42 millones de Telefónica; 32 millones de The Bank of East Asia y 94 millones de la bolsa de participadas con presencia minoritaria. Si los vientos soplan a favor de las compañías en las que Criteria tiene presencia y los dividendos se mantienen, el gran retorno del holding se dibuja exitoso. Sin embargo, a nadie le pasa por alto que si se quiere que todo sea posible, también se necesita dinero y por eso Saba y Cellnex están, actualmente, en el punto de mira de las desinversiones.
Pero más allá de mantener engrasado lo que algunos ven como el proyecto más personal de Fainé, también hay un retorno de "compromiso" con las grandes empresas estratégicas, asegura una fuente, sobre todo de cara a mantener núcleos duros españoles en los accionariados. Aquí también ha jugado un papel clave el gobierno de Pedro Sánchez, que ha hecho una petición directa a Fainé para que esto sea así, explica un alto directivo en el ARA y confirma una segunda fuente. Eso sí, matiza que si el color político fuera otro, el escenario sería el mismo: "Fainé habría actuado igual". Sin embargo, la petición también nace porque CriteriaCaixa es, actualmente, el único brazo inversor en el Estado con músculo, pero sobre todo con ganas, de hacer esto, apuntan fuentes empresariales al ARA. "Ni las grandes fortunas, ni la banca están interesadas", sostienen estas fuentes. La incógnita es ahora si este gran regreso a las compras acaba convirtiéndose, también, en un retorno al poder. "Influencia no es tener muchas acciones, también hay que quererlo, y ahora La Caixa quiere", dice el directivo.