La importancia del consenso en el diálogo social

Reunión del Consejo de Diálogo Social.
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Ante lo habitual en el debate político, en el que se destaca sobre todo la confrontación respecto a la voluntad de llegar a posiciones comunes, en el caso del diálogo social es exactamente lo contrario. La importancia está en alcanzar el consenso dado que es lo que da la fuerza al diálogo social. En el ámbito político hemos visto que en ocasiones, en determinados temas -que se han llamado pactos de estado, como por ejemplo el Pacto de Toledo-, existe una cierta renuncia de la clase política a utilizar el debate diario de confrontación buscar un debate de aproximación y alcanzar el consenso. En ocasiones, en dichos pactos de Estado, cuando se dan ciertas crisis y una elevada conflictividad política, incluso también hay enfrentamiento.

Se paga mejor la diferencia que la aproximación. Esto ha provocado que haya habido dificultades de gobernabilidad y, por ejemplo, las mociones de censura no se permiten en sí mismas como tales, sino que deben ser constructivas e ir acompañadas de la alternancia con un nuevo gobierno. O también en las administraciones locales, donde no está previsto poder realizar elecciones anticipadas, se formula la cuestión de confianza ligada a un proyecto estratégico, limitada a dos veces por mandato, como puede ser la aprobación del presupuesto, si no hay una moción de censura en los 30 días posteriores y no prospera. Este mecanismo permite que, a pesar de no tener votos o mayoría suficientes, se apruebe el presupuesto porque no hay una alternativa de gobierno. Obviamente, es una medida excepcional y limitadísima, pero facilita la gobernabilidad.

Ante esta característica que se da en el debate político de enfrentamiento –y que explica la dificultad de alcanzar acuerdos por los presupuestos actualmente–, tenemos que hay una defensa numantina de las posiciones y postulados en la trinchera que hace cada partido, y tampoco entienden que tengan obligación de realizar aproximaciones en este proceso de debate político sino, sobre todo, de enseñar la bandera y de reforzar su posicionamiento.

En cambio, y aquí es el elemento importante, los agentes económicos y sociales hemos entendido que la pancarta, y sólo la pancarta y la defensa de nuestra bandera, no es suficiente para resolver los conflictos que tenemos o los problemas que tiene la sociedad en nuestro ámbito, y su finalidad es llegar a un acuerdo.

A veces la fuerza se da más en una esquina de la mesa, que la utiliza en el proceso de negociación, pero con suficiente inteligencia para que la cuerda no caiga al suelo ni se rompa, porque si se hace un uso abusivo se puede girar como un boomerang porque hay que ganar los partidos en el terreno de juego, pero sin grandes diferencias significativas. Si humillas a la otra parte para tener más poder de negociación, como por ejemplo más poder político o más predicamento de tus postulados con el gobierno, puedes generar desconfianza en próximas negociaciones y dificultar el consenso y hacer que la otra parte busque la revancha y la reversión de las medidas que podrían haberse alcanzado en un acuerdo parcial, sin consenso. Por tanto, se puede dar un ciclo de reformas y contrarreformas, en vez de la búsqueda del consenso propia del diálogo social. El consenso en el diálogo social hace que se dé un pacto equilibrado y asumido por todos, sin que ninguna parte tenga la necesidad de pensar en revertirlo.

En el ámbito político, incluso con propuestas similares entre dos partidos, resulta casi imposible llegar a acuerdos porque no es adecuada la foto, si me permiten la expresión. Es un tema en el que la estética vale mucho más que el contenido, algo que habitualmente no se da con esa intensidad en el diálogo social, sino al contrario: si hay contenido y se ha trabajado para que así sea, hay foto.

El consenso en el diálogo social es básico y significa que hemos sabido integrar en el acuerdo nuestras posiciones de forma proporcionada. El diálogo social es importante porque permite saber la opinión de la sociedad civil organizada a través de estos agentes que en el ámbito económico son los referentes y la política. Y la resolución de los problemas de la ciudadanía debe ser con una amplia participación de los agentes sociales, donde los políticos deben liderar, pero también escuchar, ser sensibles a las peticiones, y más cuando vienen del consenso de los principales representantes organizados, que hace que tenga esa importancia el diálogo social.

La búsqueda de un diálogo social, sin consenso, no refrenda una posición política ni la fortalece, sino que incluso la debilita, porque el consenso en el diálogo social es básico y esencial por el papel que juega. No se trata de sumar votos en el debate social, sino de lograr un pacto consensuado.

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