ENERGÍA

El primer molino de viento de la economía colaborativa

Vivir del Aire levanta a Pujalt el primer aerogenerador en Catalunya desde el 2012, que proveerá de energía limpia a más de 2.000 familias

Xavier Grau
3 min
La economía colaborativa llega a la luz

En marzo de 2009 se celebraba el 25 aniversario de la instalación en Cataluña del primer aerogenerador conectado a la red. En ese momento Pep Puig lanzaba la idea: realizar instalaciones de generación eólica participativas, que fueran propiedad de los propios consumidores. Cataluña fue pionera en energía eólica en España, pero en los últimos años ha perdido el impulso y, de hecho, desde el año 2012 no se ha levantado ningún molino nuevo. Pero en 2018 empezará con la entrada en funcionamiento de un nuevo aerogenerador en el municipio de Pujalt. Es la idea de Pep Puig -y otros muchos entusiastas- hecha realidad. Vivir del Aire es una instalación que no ha realizado ninguna gran multinacional del sector energético. Ha nacido de la aportación y colaboración de muchos catalanes (e incluso de gente de fuera de Cataluña) que quieren generar su propia electricidad y, sobre todo, consumir una energía verde.

El sistema, muy extendido en algunos países, como Dinamarca o Alemania, es nuevo en Cataluña. Y aporta un plus de cambio de modelo: son las personas particulares -aunque también participa alguna pequeña empresa- las que impulsan el proyecto y lo financian. La generación eléctrica, por tanto, “ya ​​no depende de las grandes multinacionales del sector”, explica Miquel Cabré, uno de los impulsores y partícipe del proyecto.

El camino, desde 2009, ha sido largo, especialmente por la crisis y los cambios en el sector eléctrico, con el recorte de las primas a las renovables. Además, la tramitación en Cataluña para nuevas instalaciones eólicas no es fácil. Pero los promotores, ocho años después, ya han logrado levantar al aerogenerador, que en pocos días empezará a generar electricidad y se conectará a la red. Pero no está todo el camino. De momento existen 388 partícipes que ya han comprometido el 58% de la inversión, casi 1,8 millones de euros. Pero hace falta más, ya que la inversión total prevista supera los 3 millones de euros. El proyecto, sin embargo, cuenta con financiación mientras llega a completar esa cantidad de capital para hacer frente a la inversión. El aerogenerador es de la compañía alemana Enercom y tiene una potencia nominal de 2,35MW, un diámetro del rotor de 103metros y una altura que sobrepasa los 100 metros. Una máquina que se calcula que puede generar anualmente 5653MWh (megavatio hora).

A este aerogenerador se le calcula una vida útil de 25 años, y en base a este tiempo se han realizado los cálculos de producción, gastos y retribución a los partícipes. Otro tema es el de los terrenos en los que se ha levantado el molino. Son de propiedad privada, con dos propietarios, con quienes se ha llegado a un acuerdo. Los promotores del aerogenerador tienen el usufructo de estos terrenos durante 25 años. Y los ingresos de este usufructo los propietarios del suelo le han convertido en participación en el proyecto.

¿Cuál es el beneficio para los partícipes? Ésta es la clave del proyecto. En la web hay un calculador y los interesados ​​pueden averiguar cuánta energía consumirán en los 25 años de vida de la instalación. El calculador les dice qué aportación deben hacer para que toda la electricidad que consuman corresponda con la generada por el molino. Pero la energía que se producirá se volcará en la red y se venderá en el mercado mayorista eléctrico.

¿Qué beneficio saca, pues, el partícipe, aparte de ser socialmente responsable consumiendo energía verde? Los promotores dicen que la aportación será remunerada con un 2%. Los cálculos los han realizado teniendo en cuenta la inversión realizada, los gastos de mantenimiento y funcionamiento y los ingresos que esperan obtener de la producción, que han calculado en 42,22 euros el MWh, que se ha establecido teniendo en cuenta el precio medio del kWh en el mercado en los últimos años para la energía eólica. Por tanto, el partícipe seguirá pagando el recibo de la luz como hasta ahora, pero sabrá que su contribución será remunerada con un 2% y, sobre todo, que la energía que consuma durante 25 años será libre de emisiones, explica Cabré.

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