La mutua que se puso la barretina para salir de la crisis
En 2015 Mutuacat hizo un cambio de estrategia y se mostró abiertamente catalanista para recuperar la facturación y los resultados que perdió con la crisis
Maneras de superar la crisis hay tantas como empresas. Pero la salida que eligió Mutuacat es particular. En el 2015, después de ver que, pese a todos los esfuerzos de contención, la facturación y los resultados se habían hundido con la crisis, la entonces Mútua Manresana decidió dar un paso adelante y contrario al que hacían la mayoría de empresas: optaron, en plena crisis política, por reivindicar su catalanidad.
“El cambio de nombre en Mútuacat era una idea que hacía tiempo que nos rondaba por la cabeza -explica Ricard Macià, director general de esta mutua-. Lo hicimos básicamente para empezar a crecer; queríamos ir más allá de nuestra área geográfica tradicional [el Bages] y ser la mutua catalana”. Sin embargo, este cambio era el inicio de una campaña mucho más explícita. "Hicimos una apuesta decidida de país -admite Macià-: de hacer las cosas pensando siempre en clave de país, en catalán, dando cabida a todo el mundo que viva aquí, pero teniendo muy claro de dónde estamos".
Entre 2007 y 2015 esta mutua perdió dos millones de euros de facturación. "Pasamos de facturar más de 7,5 millones en el 2007 a poco más de 5 millones", recuerda Macià, que, con perspectiva, admite que estaban demasiado enfocados a los clientes autónomos, que con la crisis prescindieron de un seguro no obligatorio, como es la mutua. Esto les hizo ser "imaginativos": "Pensamos cómo nos podíamos hacer visibles sin hacer una gran campaña televisiva o de prensa, porque no teníamos recursos". El resultado lo encontraron en las redes, diciendo lo que eran, "es decir, una mutualidad catalana".
Cambiaron el nombre, el logo, los colores y la web, que se convirtió en toda una declaración de intenciones. Su nombre incluye el .cat, el logo emula a unos castellers y todas sus comunicaciones son en catalán. Mostrarse abiertamente catalanistas también les llevó a posicionarse claramente el pasado otoño, en los momentos más tensos del Proceso. “Un día abres el diario y empiezas a ver que muchas empresas están trasladando la sede. Nosotros salimos y aseguramos que no nos moveremos de aquí, somos catalanes, hemos sido catalanes y seguiremos siendo catalanes”, asegura Macià, que admite que podrían ampliar mercado en el resto de España, pero que prefieren seguir trabajando aquí porque “todavía hay ha mucho camino por recorrer en Cataluña”.
Lo cierto es que ponerse la barretina con orgullo les está funcionando. “Entre 2016 y 2017 la facturación ha crecido un 16,5%”, asegura el director general. Los ingresos ya han vuelto a los niveles precrisis. Las pérdidas también se han ido secando: el resultado es todavía negativo, pero Macià está confiado: “Este es el año decisivo, en el que queremos dejar de tener pérdidas para quedarnos en equilibrio o tener ya alguna ganancia”. Por el momento, el plan de negocio ha cumplido sus objetivos en los últimos dos años y los números rojos han pasado de superar los 800.000 en el 2014 a los 200.000 el pasado año.
“Decidimos no tocar la estructura, no despedir a gente ni tocar los salarios; también podríamos haber subido las cuotas pero esto habría hecho que muchos mutualistas se marcharan; así que optamos por crecer y, para ello, necesitábamos visibilidad”, admite Macià para justificar su estrategia, que fue acompañada de una contención del gasto. “Renegociamos con los proveedores; y tampoco contratamos a nadie más, aunque el trabajo subió. Éste es el esfuerzo que ha hecho el personal”, explica.
Su nueva web se esfuerza en explicar todos estos cambios. Incluso el porqué de su color corporativo: el naranja. "No queremos que se nos confunda con un partido político muy determinado", hace Macià con una sonrisa. Incluso esto está pensado. “Nuestro color sale de la mezcla de cuatro partes de rojo y cinco amarillas; sale de la bandera”, remata.