¿Podrá el nuevo canciller resolver los problemas económicos de Alemania?
Merz asume el liderazgo del gobierno germánico con el reto de modernizar la economía
Berlín"Alemania vuelve a estar en marcha", proclamó el nuevo canciller alemán, Friedrich Merz, cuando conservadores y socialdemócratas anunciaron el acuerdo de coalición para gobernar la primera potencia económica europea en los próximos cuatro años.
Sin embargo, Merz no ha empezado su mandato con buen pie. Ningún canciller había tenido un comienzo tan vacilante como él. Merz necesitó dos votaciones en el Bundestag, el cuarto bajo del Parlamento alemán, para salir electo canciller. Todos sus predecesores lo habían logrado en la primera.
"Es sin duda una pequeña mancha al comienzo de este mandato del gobierno", ha reconocido Merz. Como el voto era secreto, no se sabe quiénes fueron los 18 diputados rebeldes de la coalición gubernamental que no le votaron en primera votación. Habrá que esperar para ver si le volverán a dar más quebraderos de cabeza esta legislatura que arranca después de seis meses sin gobierno y de parálisis legislativa.
Este inesperado obstáculo inicial ha hecho preguntarse a muchos analistas si el canciller podrá resolver los problemas económicos de Alemania. ¿Puede cumplir las promesas de reformas si su propia coalición es inestable?, se preguntan muchos en Alemania. Merz hereda del socialdemócrata Olaf Scholz una Alemania con un motor gripado. Después de dos años en recesión, Berlín prevé este 2025 un leve repunte de la economía de sólo un 0,3%, según las proyecciones del anterior gobierno.
El nuevo canciller deberá sacar a Alemania de la recesión y de la crisis industrial, aumentar el gasto en defensa y hacer frente a los desafíos de la guerra comercial lanzada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. La industria del automóvil alemana se ha visto muy afectada por la competencia china y ha quedado retrasada en la carrera por el coche eléctrico.
En un momento de crecientes crisis, Alemania debe librarse con Merz de su parálisis política y económica. "Peor que Scholz [en materia económica] no puede hacerlo", explica por teléfono John Kampfner, autor del libro Por qué los alemanes lo hacen mejor (Capitán Swing). "La economía alemana tiene dos problemas: uno es el crecimiento del producto interior bruto (PIB) y el otro son las reformas estructurales, y eso, en gran medida, significa digitalización. Alemania es uno de los países más atrasados en materia de digitalización. Todo el mundo parece reconocerlo, pero durante años nadie ha hecho ningún intento serio para reformarlo", constata Kampfner.
El nuevo canciller parece dispuesto a asumir el reto de la digitalización, como demuestra el hecho de que haya creado un ministerio federal para la digitalización y la modernización. Al frente de este ministerio ha puesto a Karsten Wildberger, un ex-ejecutivo de la empresa electrónica Ceconomy.
Margen de maniobra
Aún es pronto para saber si Merz conseguirá combatir el retraso digital alemán y reducir la burocracia para mejorar la eficiencia de los servicios públicos y de las empresas, así como agilizar la toma de decisiones en un país reacio al cambio. Muchos restaurantes y comercios alemanes, por ejemplo, no aceptan pagos con tarjeta, sólo en efectivo.
Merz ya ha demostrado su pragmatismo. Antes de ser nombrado canciller, había logrado que el Parlamento alemán realiza cambios constitucionales para flexibilizar el freno de la deuda pública, lo contrario de lo prometido en campaña electoral. A diferencia de sus antecesores en el cargo, Merz tendrá un margen de maniobra insólito para poner en marcha el plan de rearme que ha prometido, relanzar la tocada economía y aprobar un multimillonario paquete de inversiones en las obsoletas infraestructuras germánicas.
Kampfner se muestra optimista sobre la capacidad alemana de salir del agujero económico en el que se encuentra y volver a ser el motor económico de la Unión Europea. "Alemania tiene unos fundamentos políticos y económicos muy fuertes. La ingeniería, la formación, la educación, la regionalización y la fabricación de alta gama siguen siendo muy fuertes. Lo que ha pasado es que el país se ha vuelto complaciente en los últimos diez o quince años", explica. "Si Alemania puede salir de la parálisis, sobre todo ahora que se hace hincapié en el crecimiento, el gasto y la defensa, el país puede volver a calibrarse y convertirse en una economía competitiva moderna. Pero será necesaria la voluntad de emprender una reforma radical, que es tanto una cuestión política como social; porque muchos alemanes se sienten muy cómodos y no ven la necesidad del cambio".