Homenotes y danzas

El polifacético empresario catalán tras la claraboya del Casino de Montecarlo

Joan Vilella Estivill nació en Reus en una familia acomodada gracias al funcionamiento de varios negocios

Joan Vilella Estivill
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A lo largo de esta serie de perfiles a menudo hemos hablado del mundo del petróleo y de los personajes catalanes y extranjeros que dejaron huella en la industria del oro negro, sobre todo a partir de la creación, en 1927, del monopolio español que gestionaba Campsa y también de la posterior creación de Cepsa, en 1929. Pero el petróleo ya fluía mucho antes Henry, fabricante de lubricantes donde empezó su carrera profesional Demetrio Carceller Segura, el primero de la estirpe de los Carceller. Otro ejemplo de esta importancia del crudo lo encontramos en Reus (Baix Camp), donde en 1880 empezó a funcionar una refinería llamada La Pensilvania, obra y gracia del emprendedor Joan Vilella Llauradó, que provenía del sector de los frutos secos.

  • 1878-1925

Joan Vilella hijo nació en una familia acomodada gracias no sólo a la actividad petrolera de su padre, sino también al negocio de frutos secos y harina. Desde muy joven, Vilella tomó la decisión de trasladar la refinería familiar al puerto de Tarragona, para tener un acceso más cómodo al crudo petróleo que llegaba en barco. La nueva sociedad, con socios externos, se llamó Refinería Catalana de Petróleo y tenía como principal proveedor nada menos que la Standard Oil, la firma de John D. Rockefeller. El producto estrella era el queroseno, que básicamente se empleaba en el alumbrado público, mientras que los subproductos servían como lubricante de maquinaria. Que en 1927 se creara el monopolio estatal de petróleos gestionado por Campsa, obligó a Vilella ya sus descendientes a cambiar de rol y, entre otras cosas, asumieron el transporte de petróleo de esta nueva compañía público-privada.

Pero mucho antes de eso, en 1892, Vilella y su padre empezaron a construir lo que sería una gran fábrica de cristales en el Poblenou de Barcelona, ​​destinada sobre todo a la producción de envases para bebidas. del Casino de Montecarlo y las que se utilizaron en la construcción del ferrocarril metropolitano de París.

Con el paso de los años, y en concreto a partir de 1968, esta factoría pasaría a estar asociada a la multinacional francesa Boussois-Souchon-Neuvesel (BSN), una empresa de vidrio que poco después se fusionaría con Danone y acabaría cogiendo el nombre de esta última (la fábrica de los Vilella acabó integrada del todo en BN).

Pero los negocios de Vilella iban más allá, porque gestionaba también una entidad de crédito que en 1949 tomaría el nombre de Banca Vilella SA como denominación oficial. Veinte años más tarde pasaría a manos del Banco de Vizcaya. A partir de principios del siglo (1904) también fundaron la Botonería Barcelonesa, una fábrica de botones hechos con diversos materiales, sobre todo con vidrio. Entre 1903 y 1905 Vilella presidió la Cámara de Comercio de Reus, un período muy corto porque sus ocupaciones en el grupo familiar de empresas no le dejaban demasiado tiempo libre.

Otro de los negocios que Vilella impulsó fue la Compañía Reusense de Automóviles La Hispania. Creada en 1909, tenía como misión el transporte de viajeros entre varias localidades del Baix Camp, y más tarde también en los campamentos donde los reclutas debían ir a realizar milicias universitarias. Cabe decir que esta empresa existió hasta el pasado año, cuando fue absorbida por su competidor, Sagalés SA.

Como era habitual en los grandes empresarios de la época, Vilella también puso un pie en la política, y muy joven lo podemos ver como concejal del Ayuntamiento de Reus y también afiliado al Partido Posibilista, de orientación republicana. Y es que nunca escondió sus ideas republicanas, de las que hacía bandera. También quiso dejarse ver por Barcelona y, por este motivo, en 1914 adquirió la propiedad de la Casa Macaya, un palacete ubicado en el paseo de Sant Joan con la avenida Diagonal que se había hecho construir el indiano Román Macaya Gibert (1843-1923). Los herederos de Vilella vendieron la mansión en 1947 a la Caja de Pensiones, que en la actualidad la utiliza para desarrollar parte de su actividad cultural. Otra de las propiedades inmobiliarias relevantes de Vilella fue la casa que lleva su nombre y que podemos ver en el paseo Marítim de Sitges como hotel de cinco estrellas.

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