Periscopio global

El 'superman' de 97 años que planta frente a Xi Jinping

Hutchison vende la mayor parte del negocio portuario a BlackRock por unos 21.630 M€ y aleja a China del control del tráfico marítimo mundial

Le Ka-shing
Dolors Rodríguez Puerto
04/06/2025
3 min

PekínSi fuera una de las famosas series que tanto gustan al público chino se podría titular Poder, puertos y patria. Tendría todos los ingredientes: la figura admirada de un tycoon de los negocios surgido de la nada, las delicadas alianzas con el poder, el peligro de las tensiones externas y las dudas eternas sobre si el dinero tiene patria.

Pero estamos ante una historia real. Al gobierno chino no le ha gustado la decisión de CK Hutchison Holdings Group, empresa de Hong Kong, de vender la mayor parte del negocio portuario a un consorcio liderado por BlackRock por unos 21.630 millones de euros. La operación incluye la explotación y gestión de 43 puertos de contenedores en 23 países. Del acuerdo se han excluido los puertos que operan en China y Hong Kong.

Pero las presiones no solo vienen de China, porque la venta incluye los puertos que controlan el Canal de Panamá –Balboa en el Pacífico y Cristóbal en el Atlántico– y Donald Trump había amenazado con tomar el control del Canal ante la fuerte presencia china. La empresa ha quedado atrapada entre las dos principales economías del mundo.

Hutchison es un gran conglomerado, propiedad de Li Ka-shing, un magnate de los negocios de Hong Kong bien relacionado con China continental. Según Forbes, Li Ka-shing es el hombre más rico de Hong Kong y ocupa el puesto 38 entre los más ricos del mundo. Se calcula que la compañía cuenta con más de 300.000 empleados diseminados en una cincuentena de países.

Para China la venta de CK Hutchison no es una decisión empresarial, es una concesión a Trump. Pekín cree que esta medida le hace perder presencia en el sector portuario y control sobre las rutas comerciales marítimas y, por tanto, socava sus intereses nacionales.

Las presiones chinas han mantenido el guión habitual que ya han sufrido otras empresas: primero una campaña en las redes sociales acusando de antipatriotismo Li Ka-shing, seguida de artículos críticos contra la empresa en los medios oficiales chinos, declaraciones de altos funcionarios advirtiendo del error, amenazas de reacción, amenazas de represión.

El acuerdo de venta de Hutchison fue calificado a la prensa como "traición al pueblo chino". Pekín, a través de la Oficina de Asuntos de Hong Kong y Macao, también se apresuró a señalar que en un momento de tensiones entre Pekín y Washington hay que saber en qué "lado se está". Ha sido toda una batería de amenazas que ha incluido a una directiva a las empresas estatales para que congelen los acuerdos con Hutchison y empresas vinculadas a la familia de Li. Las críticas demuestran que las antiguas buenas relaciones del conglomerado con el gobierno chino se han enfriado.

Le Ka-shing, de 97 años, es conocido como Superman por su habilidad con los negocios y encarna el mito de empresario hecho a sí mismo en un momento en el que Hong Kong era tierra de oportunidades. En 1940, Le llegó a Hong Kong con su familia huyendo de la invasión japonesa. Tenía 12 años, ya los 15 empezó a trabajar en una fábrica de plástico. Gracias a los ahorros y préstamos familiares, en 1950, con 21 años, fundó Cheung Kong Plastics y se convirtió en el mayor proveedor de flores de plástico de Asia. Y desde entonces no hizo más que crecer y diversificarse.

En los años setenta ya era un importante promotor inmobiliario, controlaba el holding de inversiones Hutchison Whampoa y compró Hong Kong Electric Holdings Ltd., una de las principales empresas de electricidad del territorio. A partir de ahí, el conglomerado entró en otros sectores como el comercio minorista, las telecomunicaciones, la hostelería, la biotecnología, la gestión de puertos y los medios de comunicación.

Li Ka-shing mantuvo muy buenas relaciones con el gobierno comunista y fue un gran inversor cuando empezaron las reformas en China. Incluso existe la leyenda que llegó a un acuerdo con Pekín para que el secuestrador de uno de sus hijos fuera detenido en China y se le aplicara la pena de muerte, que no existía en Hong Kong.

Pero la fluida relación que mantuvo con Deng Xiaoping, Jiang Zemin o Hu Jintao no parece la misma con Xi Jinping.

Desde 2013 Li Ka-shing se ha ido retirando del mercado chino y ha trasladado sus inversiones a Europa, Canadá o Australia. Actualmente, sólo el 12% de los ingresos proceden de China continental. La reducción de la exposición de la compañía en China limita el impacto de las represalias de Pekín.

Pero las presiones del gobierno chino resuenan en Hong Kong como un serio aviso para las empresas. Los tiempos en los que una Hong Kong autónoma no ponía límites al capitalismo y los acuerdos empresariales se ventilaban, si llegaba el caso, en los tribunales son historia. Los intereses nacionales y el patriotismo van por delante.

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