ENERGÍA

El truco del mago Reynés para disparar a Naturgy un 22%

El nuevo presidente de la energética catalana confirma su romance con los fondos después de sólo ocho meses en la compañía

Xavier Grau
3 min
El truco del mago Reynés para disparar a Naturgy un 22%

El pasado 7 de febrero Francisco Reynés desembarcó en la entonces Gas Natural. En ocho meses ha girado la compañía como un calcetín: cambio de socios, cambio de nombre, nuevo plan estratégico y una revalorización en bolsa sin precedentes. Es cierto que soplan algunos vientos de cola para la compañía, como el aumento del precio del petróleo y el de la electricidad, pero Reynés tiene algo que atrae y satisface a los inversores: les hace ganar dinero. La experiencia anterior está clara. Abertis, donde estaba vicepresidente y consejero delegado hasta el salto a Gas Natural (ahora Naturgy), acabó vendida a Atlantia y ACS por 18.300 millones de euros, una cifra nada despreciable que aportó importantes ganancias a sus accionistas. En el sector se dice que la jugada podría repetirse en un futuro con Naturgy.

Una persona que ha trabajado durante años con Reynés explica su carácter. Tiene claro lo que quiere, es resolutivo y se gana la confianza de los fondos de inversión porque les convence de que acabarán ganando. Éste ha sido uno de los retos de Francisco Reynés en su desembarco en Naturgy. Pocos días después de llegar, uno de los socios históricos de la compañía, Repsol, vendía su 20% de Gas Natural en CVC y Alba por 3.800 millones. Era el cambio de un socio estable e industrial por fondos de inversión. La venta de Repsol estaba justificada: quiere ser un jugador relevante en el mercado eléctrico español, tal y como se incluye en el nuevo plan estratégico, lo que sería incompatible con hacer la competencia con una participada.

Precisamente CVC, uno de los compradores de la participación, había sido uno de los principales accionistas de Abertis cuando estaba Reynés. Y otros inversores le han seguido en la mudanza. Es el caso de Capital Group, un fondo que también había estado en Abertis, o el de la familia Godia, que con la desinversión de Abertis tenía una liquidez importante para invertir y ha decidido seguir a Reynés en la aventura en Naturgy.

Reynés, desde el punto de vista ejecutivo, ha dado un paso en favor de la agilidad: ha concentrado el poder en sus manos. Cuando entró en la entonces Gas Natural asumió las funciones de presidente ejecutivo, es decir, concentró la labor de dos figuras, la del presidente, Isidro Fainé, y la del consejero delegado, Rafael Villaseca. Ahora Reynés concentra el poder ejecutivo con un consejo de administración más reducido.

Las pérdidas elevadas de la compañía del primer semestre no han perjudicado el precio de la acción, al contrario. Parece contradictorio, pero es algo que forma parte del modelo de gestión de Reynés. Hacer aflorar pérdidas una vez por la vía de una revalorización a la baja de los activos le ha permitido a la compañía ganar credibilidad frente a los mercados. Naturgy cerró el primer semestre con unas pérdidas de 3.281 millones, unas pérdidas contables que vienen de unos saneamientos de más de 4.800 millones, es decir, una circunstancia extraordinaria que no se repetirá y que refleja mejor el valor de la empresa. Esto fue muy bien recibido por los inversores, al igual que la promesa de un dividendo de 1,30 euros por acción este año. Los inversores también valoraron positivamente el plan estratégico, que prevé alcanzar un beneficio neto de 1.800 millones en 2022, un 32% más, y repartir hasta esa fecha 6.900 millones en dividendos. A juzgar por la cotización, los inversores lo creen. Parte de esa credibilidad viene de lo que ya se ha hecho. Por ejemplo, concentrarse en mercados clave. Naturgy se ha vendido las minas de carbón de Sudáfrica y la generación en Kenia. También salió del mercado italiano, donde se vendió el negocio por 1.020 millones, y de Colombia, donde se vendió la distribuidora de gas por 335 millones.

Pero hay dos hechos muy valorados por los inversores. Por un lado, el fin del litigio con Egipto por la planta de licuefacción de Damiata. Por otro, la renovación del contrato de abastecimiento de gas con Argelia. El organismo de arbitraje del Banco Mundial emitió un laudo por el que Egipto tendrá que pagar 1.700 millones a Naturgy y sus socios a raíz de la paralización de la planta de licuefacción. Pero Reynés, en junio, firmó el primer gran contrato: alargó hasta 2030 el contrato de suministro de gas con Argelia, que terminaba en 2021. Una tranquilidad para los inversores de la compañía, ya que Argelia aporta el 40% de los aprovisionamientos de la empresa catalana. Queda claro que los inversores confían en Reynés. Y posiblemente esperan repetir a medio plazo las plusvalías que realizaron con Abertis.

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