Finanzas personales

Reducir los 'snacks' no te hará rico, meditar los grandes gastos quizás sí

Planear las finanzas, hacer un buen uso de la deuda y no derrochar por estatus pueden suponer un ahorro de miles de euros

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Una familia analiza la información sobre una hipoteca, en una imagen de archivo

BarcelonaA menudo se habla del control de los gastos hormiga, esos pequeños y recurrentes, como un hábito útil a la hora de ahorrar. Es uno de los pocos elementos que muchas familias tienen a mano para reducir gastos en un contexto de dificultades económicas, sea por el precio de los alquileres, una inflación generalizada o el estancamiento de los salarios. Pero lo cierto es que reducir el consumo de café, evitar los snacks o prepararse más tápers puede suponer el ahorro de más de un centenar de euros al mes. Son pequeñas decisiones que tienen sentido cuando hay que apretarse el cinturón, pero que no te harán rico de repente.

Si lo que se pretende es ganar poder adquisitivo, hay que abrir la mirada y fijarse en las decisiones que a veces no parecen financieras, pero que tienen un gran impacto en la cuenta corriente, como el lugar en el que vivir y en qué régimen, el desplazamiento y el método de transporte y, sobre todo, el uso de la deuda, el denominador común de los grandes gastos de la vida de una persona.

Solo dos de cada diez españoles tienen un nivel alto de cultura financiera, según el Eurobarómetro 2023 sobre el nivel de educación financiera en la Unión Europea. La media del conjunto de los estados miembros es superior a la española y Países Bajos, Finlandia y Estonia lideran este ranking, con un 40% de la población con un nivel alto. Y es necesario tener conocimiento y meditar bien estas grandes decisiones porque, como apunta el profesor del máster en mercados financieros de la Barcelona School of Management (UPF) Xavier Brun, "el 40% de la vida laboral, de media de 35 años, equivalente a 14 años de trabajo, lo dedicamos a pagar el préstamo hipotecario, los 14 años siguientes les destinamos al gasto diario y solo quedan 8 años de trabajo para ocio y disfrute".

La jarra de agua

"Todo el mundo tiene necesidades a corto, medio y largo plazo y debe tener las finanzas ordenadas", explica Brun al ARA. "Imaginémonos una jarra de agua, en la que el agua es nuestro ahorro, el dinero que tenemos. Y vamos sirviendo agua cuando gastamos. Primero hay que llenar el vaso de chupito, que serían las necesidades a corto plazo, donde debería estar el equivalente a tres meses de gastos fijos, podrían ser 3.000 euros", detalla Brun.

Entonces, el agua sobrante de la jarra debería ir a un vaso normal, el de las necesidades a corto plazo (entre uno y dos años), que recomienda llenar con entre 12.000 y 24.000 euros. "Estas necesidades responden a un cambio de coche, reparar la cocina, hacer un viaje e incluso los estudios de los hijos. Son gastos importantes en tamaño, pero que se pueden dilatar en el tiempo", añade. Una vez alcanzados estos dos, puede volcarse todo el ahorro que queda en un tubo sin fondo, que representa las necesidades de jubilación. Hasta que no llega, se puede invertir en renta variable, ya que es dinero que no urge.

La asesora financiera Yasmina Serrat apuesta por hacer una plantilla de ingresos y gastos para conocer la capacidad de ahorro de cada uno y guardar al menos un 20% de los ingresos: "A menudo la gente es cortoplacista, una de las cosas a hacer entender es que el mañana llegará", añade Serrat, que a menudo se encuentra con empresarios que mezclan la esfera privada con la de la empresa y tienen problemas fiscales.

Meditar las grandes decisiones

"He visto que hay gente que no tiene previsto comprarse un piso y dos meses después lo hace", explica al ARA el personal shopper inmobiliario y cofundador de Nexitum Jordi Clotet. Es el caso de personas que después de una conversación estimulante van a ver pisos y se acaban enamorando de uno: "Toman una decisión en caliente y sin meditar".

Para este experto, que ha visitado más de 15.000 pisos y ha publicado el libro Las 7 puertas para comprar tu vivienda y acertar, antes de pisar terreno hace falta la teoría: calcular el dinero que puedes gastarte y la capacidad de endeudamiento. "Hay gente que pide créditos complementarios a la hipoteca implicando a su familia", añade, en referencia a avales que han provocado que gente jubilada pierda su piso.

Clotet pone de ejemplo una familia de Barcelona, con niños de 8 y 10 años, que quiere ir a vivir al Maresme porque le hace ilusión la playa: "Uno tiene que pensar que quizás dentro de unos años los hijos te piden una moto para moverse, y que muchos miembros de la familia tendrán que cambiar de ciudad para ir a trabajar, lo que implica tener varios coches". El otro elemento que se escapa a menudo es la eficiencia energética de la vivienda, que puede ahorrar a la larga miles de euros.

El uso de la deuda

Unas finanzas ordenadas y construidas con previsión permiten tener un dinero para afrontar momentos de dificultad sin tener que recurrir al endeudamiento, lo que fácilmente puede convertirse en una losa para el futuro. "La única deuda que recomiendo es la hipotecaria, nunca recomiendo el préstamo al consumo. La deuda sirve para realizar inversiones", añade Brun.

De hecho, el 15% de los españoles han solicitado un préstamo para financiar sus compras durante el Black Friday, que se celebrará este viernes, según un estudio elaborado por Kantar Insights para la patronal de establecimientos financieros de crédito en el consumo (Asnef). Y no es una excepción: uno de cada tres también ha financiado las vacaciones de verano y los gastos de Navidad (31%), así como otros momentos de gasto, como la vuelta a la escuela y las rebajas.

"Existe la mentalidad de que el coche es estatus, cuando solo es un medio de transporte", dice Brun, y anima a cuestionarse si es necesario tenerlo en propiedad y, en caso de no ser una necesidad imperiosa, pasar al alquiler por uso.

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