Mercado laboral

La semana laboral de seis días es ya una realidad en Grecia

El país pone en marcha una medida que prevé, en determinados sectores, una jornada ampliada

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La austeridad impuesta por Europa ha aumentado la pobreza en Grecia. En la foto, un hombre paseando ayer por Salónica.

AtenasEl paquete de leyes laborales que el ejecutivo del primer ministro griego Kyriakos Mitsotakis aprobó el pasado mes de octubre comienza a andar en el país heleno. Se trata de una reforma polémica que ya en su día levantó polvareda entre la ciudadanía y los sindicatos, con un gran poder de convocatoria y movilización en el país.

Una de las medidas que se ha puesto en marcha esta semana es la ampliación a una sexta jornada de la semana laboral, iniciativa orientada, sobre todo, al sector de la restauración y al sector industrial, y siempre sobre la base de las necesidades de producción. De momento, sólo se ha aplicado en el sector industrial y en aquellas compañías de producción continuada; es decir, que operen las 24 horas del día. En un momento en que el resto de países de la Unión Europa –incluido el estado español– se plantea la reducción de la semana laboral, Grecia emprende un camino que va en la dirección opuesta.

La nueva ley, que podría entrar en colisión con algunos convenios colectivos, prevé que esta jornada deba abonarse con un recargo del 40% sobre la base salarial diaria y los y las trabajadoras, en caso de que así lo solicite la empresa, no se podrán negar. Sin embargo, hace unos meses, cuando se aprobó la ley, lo que en ese momento era ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Adonis Georgiadis, aseguró que en ningún caso sería una medida obligatoria. De hecho, en un primer momento se habló de esta iniciativa como algo "excepcional", pero ahora, con la temporada estival ya iniciada, ha empezado a instaurarse. Los principales sindicatos del país mantienen su rechazo a la normativa.

Medidas orientadas a mejorar la competitividad

La sexta jornada laboral viene acompañada de otras medidas –aún no instauradas– que, según el gobierno, tienen como objetivo mejorar la competitividad y establecer más controles sobre las horas trabajadas, ya que Grecia es un país en el que las inspecciones laborales son escasas. Mitsotakis también hizo referencia a la necesidad de adoptar esta nueva reforma debido a la disminución de la población y la falta de trabajadores cualificados.

Otra de las medidas abre la posibilidad de tener un segundo trabajo a tiempo parcial, aparte del trabajo a tiempo completo (jornada de 40 horas semanales), lo que no era posible de forma legal antes de la reforma. En un país con un salario medio de entre 900 y 1.000 euros y una de las tasas de inflación más altas de la Unión Europa –teniendo en cuenta los salarios–, no es poca la gente que ya trabajaba una jornada y media pero no lo declaraba. Esta nueva reforma laboral también flexibiliza los despidos –se prevé que el trabajador o trabajadora pueda ser despedido durante el primer año de contrato sin previo aviso y sin derecho a recibir una indemnización– y endurece la ley contra las protestas (prevé sanciones económicas más elevadas y cárcel de hasta seis meses para los piquetes), entre otros.

Es importante recordar que esta reforma, ideada por Georgiadis y ahora continuada por la actual ministra de Trabajo y Asuntos Sociales, Niki Kerameus, se aprobó con todos los grupos parlamentarios en su contra. Syriza, segunda fuerza política en el país y principal partido en la oposición, ha remarcado que "volver a las condiciones laborales del siglo XIX es una vergüenza para el país". Los sindicatos, por su parte, han convocado una manifestación ante el ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales para mostrar su rechazo a la medida.

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