EDITORIAL

El Círculo de Economía y la financiación

Jaume Guardiola en el Círculo de Economía, durante la rueda de prensa sobre la posición del Círculo sobre la amnistía.
14/03/2025
2 min

A menudo, los pronunciamientos del Círculo de Economía han sido poco entendidos fuera de Cataluña, por ejemplo cuando se pronunció a favor de la amnistía y cuando defendió un referéndum pactado con el Estado. En ambos casos los pronunciamientos del Círculo representaban el consenso social en Cataluña, buscando siempre un punto de equilibrio entre posiciones que sobre el papel parecían distantes. En este sentido, el Círculo siempre ha defendido la necesidad de un nuevo sistema de financiación que acabe con la infrafinanciación crónica que sufre Catalunya, demostrando que se trata de una demanda del conjunto de la sociedad catalana –empezando por su tejido económico– y no de un invento de los políticos. Su última nota insiste en la idea de mejorar la financiación catalana, pero de forma sorprendente rebaja la ambición del acuerdo PSC-ERC al alejarse de la demanda de un sistema similar al del concierto vasco, una opción mayoritaria en la opinión pública catalana, y apostar por un sistema "federal" en el que el Estado tenga presencia en la Agència Tributària.

Lo más peligroso es que el Círculo hace suyos los argumentos de los inspectores de Hacienda del Estado y de la derecha mediática cuando aseguran que si Catalunya recauda todos los impuestos crecerá el fraude. No existe evidencia empírica de que el sistema de concierto, en Euskadi y Navarra, provoque que haya más fraude. En todo caso dependerá de las capacidades de la Agencia Tributaria de Cataluña y de los recursos que destine la Generalitat. En realidad debería ser a la inversa, una Hacienda catalana puede ser perfectamente más eficiente que la española en la lucha contra el fraude.

Hay que subrayar que el hecho de que Catalunya recaude todos los impuestos no va en contra de nadie, simplemente se trata de ejercer una competencia, al igual que ocurre con la educación, la sanidad y la seguridad. De alguna manera parece como si el Círculo quisiera más recursos para Cataluña pero no más autogobierno en esta materia, alimentando la idea de que no deben tocarse las estructuras del Estado. Catalunya ya chocó contra el muro del Estado en el 2007, cuando sociedad civil y organizaciones empresariales reclamaron el traspaso del aeropuerto de El Prat. Ahora, pues, se ha abierto una ventana de oportunidad para mejorar el autogobierno catalán que debe aprovecharse. Por tanto, la presión debería ir dirigida al gobierno español para que cumpla lo pactado.

En lo que tiene mucha razón el Círculo está en su denuncia de que Madrid debería ser mucho más solidaria con el resto de territorios, ya que se beneficia del efecto capital. Hace sonrojarse oír a Isabel Díaz-Ayuso diciendo que Madrid es la más solidaria de España, cuando su territorio concentra la mayoría de instituciones y sedes empresariales españolas por ser la capital. Éste es el verdadero problema, el que está provocando un fuerte desequilibrio en España, y no que Catalunya pueda tener su propia agencia tributaria y los recursos que le corresponden en función de sus capacidades fiscales y necesidades sociales.

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