Gobernabilidad del estado

Un exministro en prisión por corrupción, otro reto de supervivencia para Sánchez

Pedro Sánchez en el acto de la firma del aumento del salario de los funcionarios en el 2026, el mismo día que el exministro José Luis Ábalos entraba en prisión.
27/11/2025
3 min

Pedro Sánchez ha demostrado ser un político incombustible que puede con casi todo. Se ha enfrentado a tantos retos durante su carrera política, tanto dentro del partido como en el gobierno, que sería muy arriesgado darlo por amortizado. Ahora se le ha sumado otro obstáculo con la entrada en prisión del exministro de Transportes y antigua mano derecha suya, José Luis Ábalos, que entra en preventiva "por alto riesgo de fuga" junto a su asesor en el ministerio Koldo García. El PSOE aparenta tranquilidad y recuerda que hace año y medio, cuando se conoció la acusación de corrupción por el cobro de comisiones ilegales en la compra de mascarillas por parte de empresas ligadas al ministerio, ya apartaron a Ábalos del partido y como diputado dio el salto al grupo mixto como independiente, pero la imagen simbólica de él entrando en prisión no deja de ser una losa sobre la credibilidad del gobierno Sánchez.

De hecho, aunque esta entrada en prisión preventiva no añade mucho a todo lo que ya se ha dicho y conocido del caso –que es bastante grave, ya que recordamos que todo ocurría durante la pandemia y supone un aprovechamiento miserable de la necesidad de mascarillas que había en su momento la relati- va sobre su munio corrupción endémica del entorno del presidente del gobierno, al que la derecha política y judicial intenta derribar de todas las maneras posibles. Lo que salva en este caso a los socialistas es que en el campo de la corrupción de momento los populares todavía les traen ventaja en número de casos, e incluso en implicación de altos cargos.

Sin embargo, la cárcel de Ábalos añade presión al PSOE porque también pierden un voto en el Congreso, ya que aunque el exministro estaba en el grupo mixto seguía votando, cuando iba, con los socialistas. Ahora, la mayoría de gobierno es cada vez más exigua, ya que tampoco puede contar con Junts, que le retiró públicamente su apoyo. Esto se ha visto en la votación de los objetivos de déficit y deuda, que el PSOE ha perdido por los votos en contra del PP, Vox y Junts. Aunque hay otra oportunidad para presentar estos objetivos, que son el paso previo para poder realizar los presupuestos, ya se da por hecho que un año más no habrá cuentas aprobadas.

Sánchez, sin embargo, sigue insistiendo en que acabará la legislatura y no prevé elecciones generales hasta el 2027. Veremos si los resultados de las de Extremadura, que son en diciembre, y de las de Andalucía y Castellano y León, el próximo año, le hacen cambiar de opinión. Por el momento, confía en que los buenos datos macroeconómicos –esta misma semana la OCDE ha considerado que la española es una de las economías que más crecen– y su papel en el entorno internacional le permitirán mantenerse en el gobierno. En cuanto a los apoyos de sus aliados en el Congreso, lo que más le juega a su favor es el miedo que tienen del aumento de Vox en las encuestas y el sometimiento de los populares al partido de Abascal. Se ha visto en la elección del nuevo presidente de la Generalitat Valenciana, Juanfran Pérez Llorca, que ha hecho la garra-gara en Vox para conseguir su soporte. Por eso, tal vez, Sánchez confía en que podrá resistir. La alternativa, sin duda, sería peor.

stats