La emergencia para la infancia continúa un año después de la dana
A través del programa CaixaProinfancia, la Fundación la Caixa colabora en la atención de las necesidades emocionales, materiales y educativas de los niños que quedaron en situación de vulnerabilidad después del temporal que golpeó Valencia en octubre de 2024
El 29 de octubre del 2024, Inma estaba en casa con su hijo de 11 años cuando una vecina llamó a la puerta y les dijo: "Suba al piso de arriba, que viene agua". A los pocos segundos, se le empezó a inundar el garaje. El agua terminó cubriendo más de un metro de altura, hasta la mitad de la escalera del primer piso. "El niño se asomaba por la escalera y me decía: «Mamá, va por el segundo escalón; mamá, va por el tercero; mamá, va por el cuarto»". Perdieron el coche, el ordenador, la nevera, la ropa…
Este es el testimonio de Inma, pero esta historia —o peores— pueden contar cientos de miles de personas afectadas por el temporal que ese día puso fin a 229 vidas en decenas de municipios valencianos. "Yo hasta el sexto día no salí de la puerta de mi casa. No quería ver ciertas cosas, para que mi mente no las retuviera", recuerda esta madre que vive en l'Horta Sud, en la zona cero de la tragedia.
Espacios seguros y ayudas para la infancia
Tras el temporal que golpeó Valencia en octubre de 2024, muchos niños quedaron en una situación de gran vulnerabilidad. La Fundación "la Caixa", a través del programa CaixaProinfancia, ha colaborado en la atención de sus necesidades emocionales, materiales y educativas para seguir apoyándolo doce meses después.
El primero fue la creación de espacios seguros, explica Rodrigo Hernández, director de Save the Children en la Comunidad Valenciana, una de las entidades colaboradoras del programa CaixaProinfancia con las que se ha coordinado la respuesta a la catástrofe. "Cuando los colegios no estaban o estaban cerrados, cuando las calles no estaban seguras porque no había iluminación y todo estaba lleno de barro…, era fundamental garantizar a los niños un espacio donde estuvieran protegidos, donde pudiéramos vigilar cómo estaban y abordar sus problemas, y donde las familias pudieran ir y saber que sus hijos estaban".
Después, estos espacios se han trasladado a los colegios a medida que han podido reabrir, y allí las entidades han continuado acompañando a los niños para garantizar su bienestar. Al mismo tiempo, a través del programa se les han facilitado a las familias ayudas para cubrir necesidades básicas. Con estas ayudas han tratado de "garantizar que tuvieran los mínimos en alimentación, un colchón, mantas y que pudieran pagar la luz o el alquiler ese mes que habían perdido el trabajo o que no habían podido trabajar", ejemplifica Hernández.
Reconstrucción y acompañamiento sostenido
Hace un año, la Fundación "la Caixa" puso en marcha un plan extraordinario de ayuda, dotado con más de 5 millones de euros, para apoyar a las personas damnificadas por la dana. La entidad actuó en dos fases, emergencia y recuperación, con el objetivo de atender a las necesidades más urgentes y acompañar después a las familias a largo plazo. El plan se articuló en torno a cuatro grandes líneas de acción: emergencia, inclusión social, salud y atención a la infancia.
"Una emergencia no termina cuando las calles están limpias", explica el responsable de Save the Children. Y defiende que las entidades siguen trabajando "para que las familias en las que ha impactado la dana vuelvan, como mínimo, al lugar donde estaban antes".