Cada casa, un mundo

Para estar como en casa

Hevreac, en Mahón. Obra de Emma Martí Arquitectura

Hervesac, en Mahón
Cada casa, un mundo
21/04/2022
3 min

A pesar del tiempo que ha pasado desde su construcción, a finales del XVIII, Hevresac solo había vivido reformas mínimas, no mucho más que la división en dos viviendas y un local, además de haber habilitado unos baños cuando llegó a la isla la costumbre de tenerlos. El resto se había mantenido bastante imperturbado hasta la reforma que, de la mano de la arquitecta Emma Martí, promovieron Ignasi Truyol y Stephanie Mahé, propietarios del nuevo Hevresac. El proyecto es tan respetuoso con los elementos originales que para conservar las ventanas de guillotina representativas de la época británica de la isla, y disfrutar a la vez de la confortabilidad de los nuevos cierres, Emma Martí diseñó unos ventanales interiores que se superponen, sin tocarlos, a las ventanas que cuentan la historia del edificio. Se marca la diferencia entre épocas: el color blanco es para las ventanas originales, mientras que el tono natural del pino es para los ventanales nuevos.

Desde hace un tiempo, muchas casas se asemejan a los hoteles, y cada vez hay más. De los establecimientos turísticos que no son demasiado grandes -este estilo de viviendas de espacios anchos, diáfanos e interconectados-, estas casas que tienen una clara separación entre la parte pública y la más privada, entre el día y la noche, y en cambio integran -siempre que es posible- los baños en los dormitorios, han cogido muchos elementos. Por otro lado, también es cada vez más frecuente encontrar pequeños hoteles, a menudo llamados hoteles boutique, cuya galería de fotos se puede confundir con la de una casa. Y de hecho es lo que suelen ofrecer: que quien los elige para pasar unos días se sienta como casa, con rincones donde estar alrededor del hogar o concentrarse en una lectura, con un mobiliario singularizado, con espacios de unas dimensiones más íntimas y confortables, las camas vestidas para hacer hogar, las baldosas de siempre, la madera de siempre, las ventanas de siempre. Si no fuera porque la vivienda donde vive cada uno es un espacio de memoria emocional y de arraigo, se podría decir que hay pequeños hoteles en los que se está como casa, y seguramente mejor.

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Un buen ejemplo de esto es el Hevresac, un hotelito de solo ocho habitaciones en el centro de Mahón que, después de la reforma dirigida por la arquitecta menorquina Emma Martí y la implicación personal de sus propietarios, Ignasi Truyol y Stephanie Mahé, conserva buena parte de los rasgos de una casa con historia. Hevresac fue la casa familiar del capitán de la marina mercante Joan Roca i Vinent (Mahón, 1747-1826), autor durante medio siglo del Diari de Mahó y cofundador de la Societat Maonesa de Cultura. Un personaje ilustrado que vivió la Menorca de las dominaciones inglesa, francesa y española, sobre todo la primera de las cuales tiene todavía ahora una gran huella en la casa.

De la casa, la arquitecta Emma Martí ha preservado las vigas con el color con que fueron pintadas o muy similar, y también se pueden ver todavía los estucos de las paredes, los pavimentos de maderas anchas y largas y unas columnas de hierro que se descubrieron escondidas dentro de una pared en el momento de la reforma y que hoy son una presencia que marca una especie de transparente división entre varios rincones del salón. Y, sobre todo, hay las baldosas hidráulicas, una maravilla de dibujos y colores por su antigüedad, entre los cuales destaca un mosaico geométrico en el cual cada pieza es independiente del resto. En un ejercicio de equilibrio, en Havresac se ponen en valor las preexistencias, pero también las nuevas incorporaciones, como se puede ver a los tramos nuevos de la escalera y en los baños, distribuidos en tabiques de madera que no llegan al techo para que tengan la consideración de un mueble que no quiere molestar.

Contribuye sin duda a la buena reunión entre lo que es más viejo y lo que es más nuevo la incorporación de mobiliario vintage, por el cual los propietarios sienten verdadera pasión, e introduce de manera informal y ecléctica diversas épocas en un edificio muy rico en historia e historias.

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