Salud

"Hay mujeres que en la menopausia disfrutan del sexo más que nunca"

La periodista y escritora Sylvia de Béjar publica 'Tu cambio es tuyo', donde desmonta mitos y ofrece una nueva visión sobre esta etapa de la vida de las mujeres tan estigmatizada en negativo

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Una pareja en la cama, en una imagen de archivo

Barcelona¿Hay algo bueno en ser mujer e ir sumando años? Desde hace demasiado tiempo nos han hecho creer que, con la llegada de la menopausia, las mujeres sólo hacen que perder: tienen menos juventud y belleza, menos energía y agilidad física, sofocos, insomnio, incontinencia urinaria y sequedad vaginal. Y la lista podría continuar.

Por suerte, hay personas que quieren cambiar esta visión y animar a las mujeres a que puedan vivir esta etapa más bien como una liberación y una transformación. Al menos esto acaba de hacer la escritora Sylvia de Béjar con el libro Tu cambio se tuyo (Planeta, 2024).

La autora, que se hizo conocida a raíz de su éxito editorial Tú sexo se tuyo, confiesa que este libro, donde pretende desmontar todas las falsas creencias sobre la madurez femenina, surge de su propia experiencia: "Me encontré que ya me acercaba a los cincuenta y empecé a hacer balance de la vida", explica.

Es precisamente esa mirada retrospectiva, junto con el inicio de la menopausia, que fue acelerada por un cáncer, lo que la llevó a buscar información sobre ese estado anímico y vital que sentía. “Había muchos libros sobre los aspectos físicos de la menopausia, pero no sobre las emociones que se viven y las preguntas que te haces: “¿Qué he hecho por mí? ¿Por qué he vivido tanto para los demás?», pone de ejemplo. Por eso, decide escribir el libro que le hubiera gustado leer en ese momento.

Mudar de piel

Para Béjar, superar los cuarenta y cinco años y transitar hacia los cincuenta, con todo lo que implica, no debe ser condena, sino una transición natural y temporal. "Las mujeres mudamos de piel, y eso asusta, pero este reto tiene un premio: es nuestro momento, ahora nos toca pensar en nosotros", aclara. Y para ello, primero hay que desterrar todo el discurso negativo imperante que existe sobre los efectos que la menopausia produce en el género femenino. "Es un ejercicio de pensamiento crítico y de ver que no podemos cambiar el mundo, pero sí cambiar cómo nos tomamos lo que nos pasa a nosotros", asegura.

De hecho, hoy en día llegar a los cuarenta y cinco ya no es como antes. “Probablemente todavía puedes vivir el doble de tiempo. Entonces, ¿qué piensas hacer? ¿Pasarte el resto de años lamentándote que eres mayor?”, interroga. “Hay que pasarse el edadismo por el forro. No lo evitarás, pero al menos no te lo apliques a ti. Depende de ti que te cuides, hagas ejercicio y que no te pongas limitaciones mentales”, sigue.

Más allá de los síntomas más físicos de la menopausia, para Béjar uno de los retos más importantes es cómo enfrentarse a las cuestiones más existenciales que pasan por la cabeza. "Nos preguntamos qué tipo de vida hemos llevado hasta ahora y si hemos tomado las decisiones correctas en cuanto a pareja, profesión, hijos o amistades", explica. Ante esto, la autora nos anima a desdramatizar: "Si hubiéramos escogido otro camino, hoy también lo estaríamos cuestionando".

“Cuando estamos mal tendemos a verlo todo negro, pero es importante pensar en todas las cosas que hemos tenido en la vida y las que tenemos ahora. Ya sólo por no estar en un país en guerra, deberíamos estar contentos”, reflexiona Béjar. Una forma de conseguir esta mirada más optimista es ser amable con una misma. “Tienes que tratar cómo tratarías a una amiga. ¿Verdad que no le hablarías tan mal como cuando te hablas a ti misma?”, sigue.

Horizonte finito

Es innegable que los años en que se produce la menopausia están aderezados con toda una serie de factores que pueden ser difíciles de gestionar: el síndrome del nido vacío, los padres que se hacen mayores, enfrentarse frente al espejo y la salud, que comienza a hacer estragos. “Es la generación sándwich, y para muchas personas es un momento en el que te das cuenta de que la vida es finita. Ves amigos enfermos, otros ya han muerto y te das cuenta de que hay un final, que no estaremos aquí eternamente”, dice Béjar.

Ante esto, nada de caer en depresiones, ansiedades o rabias contra el mundo. Por el contrario, la autora nos invita a dejar de vivir en piloto automático y saborear y aceptar nuestro presente. "Hacer lo contrario sólo nos causará más dolor", asegura.

El sexo no desaparece

Uno de los mitos que más se ha difundido sobre la menopausia es la disminución o desaparición del sexo, incluso del placer. Que si la falta de estrógenos, que si la sequedad vaginal y la falta de libido. “Todo esto es mentira –asegura Béjar–. Incluso hay mujeres que disfrutan más que nunca”. Y hace una reflexión: “Siempre se habla y se hacen chistes de las mujeres, pero se omite que los hombres de la misma edad también suelen tener problemas. ¿Y quién habla o se ríe de eso?”

Es innegable que durante la menopausia el cuerpo debe readaptarse y la cascada de emociones que le acompaña puede dejar el sexo afectado durante un tiempo. Sin embargo, Béjar asegura que esta etapa se acaba y, si se realizan ciertos ejercicios, como los que propone en su libro, más adelante se puede reanudar una vida sexual plena, e incluso mejor que la que se tenía antes. "Es de locos, porque si las mujeres decimos que no tenemos vida sexual, nos miran mal, pero si decimos que disfrutamos de un sexo fantástico, tampoco nos miran bien", ironiza.

¿Y qué ocurre, si no se quiere reanudar el sexo? “Es tu sexo y puedes hacer lo que quieras. Si quieres renunciar, renuncia. Si tienes alguna dificultad, siempre puedes arreglarla. Puedes buscar otras formas de erotizarte y de conocer tu cuerpo”, recomienda.

Reír sin complejos

¿Qué ocurre, cuando nos miramos en el espejo y no nos gusta lo que vemos? Arrugas, canas, pechos poco turgentes. "Entiendo que pueda costar un poco, pero, al final, debes tener claro que todo lo que haces en la vida que valga la pena no requiere que tengas un físico determinado", dice Béjar. “No necesito estar delgada ni tener el pelo rubio para poder disfrutar de una interesante conversación con una amiga, ni para leer un buen libro, comer un plato delicioso o reír sin parar”, continúa.

Qué triste sería permitir, pues, que por estar preocupada por el físico, no se pudiera disfrutar de la vida, nos viene a decir la autora. Y nada de verse obligada a amar a tu cuerpo: “Nos dicen que debemos querernos, y yo les digo: ¡a tomar por el saco! No tengo por qué querer a mi cuerpo, porque entonces, además de que no me gusta, tengo que amarlo. Esto me crea un doble problema. Tú puedes estar perfectamente en desacuerdo con tu cuerpo, pero intentar convivir con él”, reflexiona.

Al final, Béjar asegura que durante todo su proceso personal por el camino de la menopausia, ha aprendido a apreciar las cosas ya dar las gracias. “Nuestro cerebro siempre se fija en las carencias y los problemas, y es normal, porque en la prehistoria lo necesitábamos para sobrevivir. Pero ya no estamos en la prehistoria y ahora tenemos que buscar todo lo bueno y positivo que tenemos, así como buscar más formas de generarlo”, matiza.

Y concluye: “Lo importante es pensar en todo lo bueno y que tienes en la vida: un abrazo, unas risas. No necesitas ser una sílfide, ni dejar de tener arrugas ni celulitis. No dediques el tiempo al físico, sino a momentos que te llenen. Crea cosas y situaciones que te beneficien a ti. Es una forma de ser egoísta, pero de forma sana contigo misma y, al final, también con los demás, porque tú estarás mejor”.

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