Relaciones

¿Irse de viaje puede salvar una relación de pareja?

Analizamos las ventajas e inconvenientes de viajar cuando se trata de arreglar una relación sentimental que hace aguas

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¿Puede marcharse de viaje salvar una relación de pareja?

BarcelonaViajes se pueden hacer de muchas maneras en la vida. Escapadas románticas, con amigos, con los hijos... Y dentro de toda esta amalgama, existe un tipo de viaje que, a menudo de forma encubierta, tiene como objetivo buscar la conexión o el reencuentro sentimental con la pareja. “Nos iría bien hacer un viaje”, se puede llegar a pensar en aquellos momentos en los que ves que la relación hace aguas o está estancada. Un viaje para huir de la rutina, para descansar, para poder tener esa conversación pendiente. En definitiva, un viaje con la pareja cuando no está pasando por su mejor momento. A priori parece una buena idea. Pero, ¿lo es realmente?

"Depende", avanza Montse Cazcarra, psicóloga especializada en relaciones de pareja. Todo dependerá del perfil de cada pareja. Por un lado, habría quienes, a pesar de no tener una elevada conflictividad, no tienen espacio para encontrarse en el día a día. "No tienen tiempo de calidad porque van muy estresados y simplemente conviven en la rutina", matiza. En este caso, irse juntos de vacaciones a un lugar donde se les dé todo hecho, que puedan compartir espacios en silencio o compartir “desde la intimidad experimental”, puede resultarles beneficioso. “Es como hacer una parada en la vida de ir corriendo por todo y estar siempre ocupados para poder centrarse el uno en el otro, saber cómo están, cómo se lo están pasando, qué les gusta y prestar más atención en todo”, apunta Cazcarra.

En cambio, también podemos encontrarnos con otro perfil de pareja que en el día a día funcione bien, pero que precisamente cuando se va de vacaciones y sale de la rutina, se dé cuenta de que en el fondo son dos grandes desconocidos. "Es cuando ves que no sabéis de qué hablar o qué es lo que te gusta hacer", explica la psicóloga.

Un tercer perfil sería el de una pareja que tiene una elevada conflictividad, pero que al estar ocupados cotidianamente, no tiene mucho espacio para el conflicto. Es precisamente en el momento en el que dejan de tener otras ocupaciones y pueden centrarse en la pareja que aparecen todas las tensiones. Y nada puede provocar más tensiones y desacuerdos en una pareja que un viaje. Que si decidir la organización, dónde comerán, qué excursiones harán... “Se hace palpable que no saben hacer equipo, que no se ponen de acuerdo y que no saben cómo resolver los problemas que se les presentan”, explica Cazcarra . “Después es cuando dicen aquello: «Hemos estado peor de vacaciones que durante el día a día», apunta.

Escoger bien

En caso de que se quiera realizar este viaje de conexión, es importante hablar bien antes sobre qué tipo de escapada quiere hacer cada miembro de la pareja. “A pesar de que el destino sea de mutuo acuerdo, las expectativas y necesidades de uno y otro pueden ser muy diferentes. Una pareja puede querer ir a Canarias, pero uno quizás quiere hacer turismo cultural y el otro sólo quiere pasarse el día en la playa porque necesita relajarse”, pone de ejemplo Cazcarra. Todas estas necesidades deben comunicarse mucho antes de iniciar el viaje. "Si no lo hacemos, nos encontraremos los conflictos en el lugar de destino y, dependiendo de cómo los resolvamos, nos habremos gastado el dinero para estar de bruces", continúa.

También es interesante escoger el tipo de viaje dependiendo de lo que queremos arreglar de la relación. "Si sientes que has perdido un poco la magia, que te cuesta ver a tu pareja interesante, quizás un viaje los dos solos abrazados no es la mejor opción", apunta la psicóloga. Por el contrario, “posiblemente necesitas un viaje donde se hagan excursiones en grupo, así puedes ver cómo interactúa a tu pareja con otras personas y volverle a ver su atractivo. Se trata de encender un poco la chispa”, recomienda.

Validar al otro

Claro que puede darse el caso de que, a pesar de haberlo intentado, estés en pleno viaje de reconciliación y veas que las cosas no funcionan bien. ¿Qué debemos hacer en este caso? Son momentos en los que queremos volver a nuestra zona de confort, que normalmente está en casa, pero estamos demasiado lejos o es muy complicado volver. La psicóloga aconseja que, ante esta situación, debemos encontrar formas de controlar nuestra impulsividad: “Podemos dar una segunda oportunidad al viaje y buscar un lugar en el que nos podamos sentir seguros. No es necesario que sea la habitación del hotel. Una opción es ponerte ropa de deporte e ir a andar por la playa o hacer alguna ruta de senderismo solo, hacer algunos largos en la piscina... Cualquier cosa que te ayude a ordenar un poco las ideas”.

“Es importante pensar que hay algunas cuestiones que pueden esperar a que lleguemos a casa y que no siempre podemos estar de acuerdo en todo. Muchas parejas viven con conflictos que no se pueden resolver, y no ocurre nada. Pero aunque no nos ponemos de acuerdo, debemos validar al otro, entender ambas partes. La alternativa es continuar las vacaciones de morros hasta que lleguemos a casa, y eso no es agradable”, añade la psicóloga.

Por último, Cazcarra apunta que las vacaciones siempre son una buena oportunidad para explorarnos y revisarnos a título de pareja ya título individual. "Es un buen momento para observar cómo hemos estado durante las vacaciones, centrarnos en todo lo positivo que hemos vivido y ver cómo podemos reproducirlo en el día a día", aconseja. De esta forma, si una pareja se ha dado cuenta de que tener un ratito para charlar la llena y la hace sentir más cerca, hay que intentar encontrar este espacio durante el día a día, cuando vuelva la rutina. También puede que una pareja haya vivido un viaje desastroso, donde haya sufrido todo tipo de estafas, cancelaciones de vuelos o indigestiones, y, sin embargo, se hayan organizado y hayan hecho un muy buen equipo. Todo son aprendizajes y reflexiones que pueden servir para seguir evolucionando como pareja y también seres individuales.

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