Núria Jorba: "Las parejas no funcionan solas, hay que hacer revisiones periódicas como hacemos con la ITV de los coches"
Psicóloga y sexóloga
BarcelonaCuando Núria Jorba abrió su consulta de psicología, sexología y terapia de pareja hace 12 años la gente llamaba a la puerta y preguntaba si allí hacían masajes e incluso una vez le preguntaron si se organizaban orgías. “Nadie sabía qué era la terapia de pareja, no lo entendían”, explica esta psicóloga y sexóloga que acaba de publicar el libro Parejas imperfectas y felices (Arpa) donde precisamente se adentra en el mundo de las parejas e intenta plasmar todo lo que ha aprendido en sus años de práctica profesional.
Resumir lo que ha visto en todo este tiempo es difícil, pero hay algunas cosas que tiene muy claras. “El secreto del éxito de muchas parejas pasa por una buena gestión emocional de cada uno. Las personas que se conocen, que se han trabajado, que saben regularse y comprenden las propias emociones, tienen una base muy sólida para construir una buena pareja”, dice la experta, y añade que otra cosa fundamental es “saber qué pareja nos va bien”. Y con esto quiere decir que es importante compartir valores, un proyecto y una visión de la vida sobre la cual ir construyendo la relación. Y, finalmente, enumera una tercera condición para que la cosa funcione: abandonar el ideal del amor romántico “que es tóxico e irreal”, dice. “Nos han vendido una historia imposible y es que el amor tiene que ser siempre mariposas en el estómago, y esto no es así, porque la primera fase, la del enamoramiento, dura unos seis meses, y después se acaba. Y es entonces cuando empieza el amor y la posibilidad de convertirnos en compañeros de vida, en amigos y en amantes. No podemos aspirar a estar enamorados eternamente porque nos frustraremos”.
Jorba dice que hoy en día el concepto de pareja ha evolucionado mucho y nos encontramos con fórmulas muy diversas: la clásica pareja monógama, las parejas abiertas, las poliamorosas, las living apart together (que no viven juntas), las anárquicas… Pero de todas estas fórmulas ella tiene muy claro cuál es la que funciona mejor: “el living apart together”, dice. “Las parejas que no conviven consiguen mantener el deseo porque todas las obligaciones y rutinas de la vida diaria las mantienen separadas. Así, cada cual tiene su espacio, se echan de menos, tienen más libertad… Y es que la convivencia se come el deseo”, subraya. Aun así, ella da claves para reavivar este deseo incluso con parejas que hace mucho tiempos que viven juntas: “Tenemos que pensar que el deseo no es espontáneo. Se tiene que calendarizar y planificar, no es ningún fracaso –destaca–, “es la manera de recuperarlo”.
Cuando enumera los motivos por los cuales la mayoría de gente llega a su consulta dice que en gran parte es “porque han dejado de sentir”. Bajo esta frase se agrupan problemáticas diferentes como infidelidades, distanciamiento de la pareja, o ganas de hacer un cambio, como por ejemplo empezar a tener una relación abierta. “La gente llega aquí y dicen que han dejado de sentir, pero en realidad detrás hay muchas más cosas”. Además, dice, la pandemia ha llevado a muchas más personas a las consultas de los psicólogos y ha cambiado un poco las prioridades: “Ahora la gente no tiene tanta paciencia ni tanta capacidad para gestionar la frustración y el malestar. Después de todo lo que hemos vivido se da mucha importancia al ahora, al momento presente, al goce y al placer, y esto puede dificultar salvar una relación”, alerta. Aun así, ella lamenta que la gente tiene la terapia de pareja como último recurso. “Mucha gente viene tarde, cuando ya han aguantado mucho y hay poco que hacer. Parece que la pareja es una cosa que tiene que funcionar sola y no es así. Tendríamos que hacer revisiones periódicas, como hacemos en el trabajo, en la escuela o con la ITV del coche…”.