Oficios tradicionales

"Este trabajo es exactamente el mismo de hace 400 años"

Hablamos con encuadernadores artesanales sobre su oficio y cómo se adaptan a los nuevos tiempos ofreciendo un servicio que bebe de la tradición y que pone en valor los libros

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Josep Cambras a su taller en la calle Muntaner de Barcelona

BarcelonaPrecisión, pasión por el trabajo, paciencia, dedicación, un buen pulso, talento y creatividad son algunas de las aptitudes que definen a las personas que se dedican a la encuadernación. Un trabajo artesano que, a pesar de los procesos de industrialización y mecanización propios del mundo del libro, todavía hoy mantiene las técnicas clásicas del oficio, en que las manos son protagonistas. Para descubrir los secretos de este mundo fascinante visitamos el taller de Josep Cambras en la calle Muntaner de Barcelona. Papel, pegamentos, guaflex, telas, pieles o hierros para dorar decoran las estanterías de un pequeño local donde se respira historia por todos lados. Un pequeño oasis para una actividad artesanal que, como tantas otras, va perdiendo presencia.

Josep Cambras es uno de los encuadernadores de referencia en la ciudad de Barcelona. Con más de 50 años de oficio, durante más de tres décadas ha sido profesor de encuadernación en la Escola Industrial, actividad que ha compaginado con el trabajo en su taller. Cambras se dedica a vestir libros, dignificándolos con unas cubiertas que elabora con diferentes materiales y ornamentaciones. En 2001 la Generalitat de Catalunya le otorgó el diploma de Maestro Encuadernador. Recuerda cómo se inició en el oficio, cuando tenía 14 años. "Mi madre tenía una librería en la época del boom de los fascículos y a la tienda venía un encuadernador. Vi que me gustaba". A partir de aquí empezó un periplo en el que fue aprendiendo de otros especialistas hasta convertirse él en maestro y referente de otros muchos profesionales.

Josep Cambras con una de sus obras en las manos

Encuadernación en piel, en tela o papel, encuadernaciones artísticas, trabajos especiales como estuches y carpetas o restauración de libros son algunos de los servicios que pasan por las manos de este profesional. Cambras reconoce, sin embargo, "que en los últimos años la demanda ha ido a menos". "Antes se encuadernaba todo, libro viejo, libros de contabilidad, tesis doctorales, fascículos y revistas, y ahora ya no lo hace nadie. Por suerte todavía queda gente a quien le gusta la estética del libro clásico y coleccionistas que todavía nos dan trabajo", asegura. Como lo hacen también instituciones y bibliotecas. Cambras se muestra convencido de que, a pesar de todo, es un oficio con futuro, "porque es necesario". "Quizás la encuadernación que se hacía en el siglo XVIII no, pero restaurar encuadernaciones –asegura Cambras– es un trabajo necesario. Vas a lugares que tienen libros extraordinarios que tienen unas encuadernaciones que han vivido de todo y están deterioradas y esto alguien lo tiene que arreglar".

Relevo generacional

A su lado, en los últimos años ha estado trabajando Henar Garcia, licenciada en bellas artes en la especialidad de conservación y restauración por la Universitat de Barcelona. Recientemente, ha montado su propio taller en el barrio de Sants de Barcelona, el Taller La Xifla, donde también da clases de encuadernación, y asegura el relevo de este oficio, feliz de poder contar con el acompañamiento de un maestro como Cambras.

Henar Garcia en el Taller Cambras

"Cuando descubrí el mundo de la encuadernación me enganché a él. Yo venía del mundo de la conservación y la restauración, y encontré que la encuadernación te permite ser más creativa y está como entre los dos caminos: la restauración y la creación". Garcia se declara una apasionada del papel, "es muy versátil, puedes hacer muchas cosas tanto a nivel personal como para dar forma a aquello que te piden". "Es todo un lenguaje –afirma–. Ofreces un servicio y te puedes adaptar fácilmente a los gustos del cliente. Hay tantos materiales, tantos colores, tantas opciones... Te permite hacer muchas cosas y ahora todavía más, porque tenemos más materiales al alcance y te puedes adaptar mejor a aquello que quiere la gente". Garcia es consciente que hacen un trabajo de minorías: "Pero se tiene que continuar haciendo. Por un lado, por la parte de conservación, es patrimonio que no nos podemos dejar perder y, de por otro, hay todo un camino por recorrer que todavía no está lo suficientemente conquistado y que es la parte más artística, que en los últimos años ha ido creciendo".

También conoce muy bien este mundo Ana Larrinaga, de Tarlatana Enquadernacions, un taller situado en Ciutat Vella desde el 1987. Larrinaga defiende que el suyo es un "oficio muy extenso, que puede pasar desde poner tapas a un pliegue de hojas a hacer una encuadernación artística, donde piensas todos los materiales que utilizarás y también la parte estética, con los colores que usarás". "Nosotros –asegura– hacemos desde encuadernaciones de fascículos hasta la restauración de un libro, pasando por la colocación de tapas decorativas y artísticas". Un abanico amplio que completa Henar Garcia recordando que "puedes encuadernar con el propósito de conservar aquel libro, de embellecerlo, de adaptarlo al gusto de alguien o de convertir aquella pieza en una cosa exclusiva, única y, además, artística".

Todos ellos trabajan con precisión, al por menor, cuidando todos los elementos que conforman el proceso de creación de un libro. Todo esto manualmente y utilizando herramientas y maquinaria tradicionales. Encuadernaciones de formatos muy diferentes como álbumes de fotografías, cajas, refilados, tesis, libros de honor, cartas de restaurantes, carpetas, pequeñas ediciones, libros de artista…

El impacto de la tecnología

¿Y cómo ha influido en el oficio la llegada de las nuevas tecnologías? Cambras apunta que no ha influido mucho, "quizás en el diseño, por el hecho de disponer de nuevos métodos de impresión, pero el trabajo puramente de encuadernación es exactamente el mismo de hace 400 años". Henar Garcia va un paso más allá y cree que sí, que condicionan su trabajo. "Con la tecnología se pueden hacer cosas muy interesantes y te da herramientas. Por ejemplo, a la hora de hacer encuadernaciones artísticas hemos podido pasar de diseños que antes hacíamos solo con mosaicos o dorados y que ahora podemos imprimir con dibujos y técnicas de fotografía hechos por ordenador. Esto nos permite conseguir unos diseños híbridos entre los tradicionales mosaicos y la impresión sobre piel. Creo que te permite llegar a otros resultados y dar unos acabados diferentes que crean otras sensaciones a la persona a quien le llega aquella encuadernación. A veces lo asociamos a algo muy clásico, pero también podemos hacer cosas más modernas, con nuevos materiales, con acabados que transmitan otras ideas de encuadernación".

Un trabajo hecho a medida

Como explica Ana Larrinaga, cada encargo se valora de forma personalizada. "Dependiendo del producto elegimos un proceso de encuadernación y miramos qué tipo de trabajo haremos. No es un trabajo estándar, todo lo hacemos a medida. Hablamos con el cliente y a partir de aquí hacemos un presupuesto". Y el presupuesto varía en función del trabajo, y no necesariamente será tan caro como por desconocimiento nos podamos imaginar. En este punto, Henar Garcia apunta que a menudo pasan por el taller personas que traen un libro que es preciado para ellos, o que quieren hacer un regalo especial a alguien. "Para ellos aquel libro no es solo un objeto, sino que en él han abocado sentimiento, y cuando vemos que el resultado les gusta, es la mejor recompensa y motivación para seguir adelante".

Los límites de la encuadernación, debate abierto

Si miramos el diccionario, encuadernar significa: "Juntarunircoser varios pliegos o cuadernos y ponerles cubiertas". Así de claro. Y aquí es donde se abre un debate donde no todos los profesionales que se dedican a este oficio se acaban de poner de acuerdo: los límites de la encuadernación. Qué es y qué no y hasta qué punto el oficio se tiene que diversificar y considerar un trabajo de encuadernación otras propuestas como el libro artístico o creaciones más personales que superan los límites de esta definición. De momento, algunos se anclan en la definición y otros valoran ampliar la mirada para adaptarse a los nuevos tiempos. En todo caso, un oficio apasionante que merece un reconocimiento.

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