África

¿Qué pasa en Sudán?

El ejército y las Fuerzas Rápidas de Apoyo combaten en varias ciudades, incluida la capital, Jartum

El humo se eleva a Omdurman, cerca del puente Halfaya, durante los enfrentamientos entre las Fuerzas de Apoyo Rápido Paramilitar y el ejército
17/04/2023
3 min

BarcelonaSudán se hunde a cada minuto que pasa en una guerra civil. Después de semanas de tensión, la violencia estalló el sábado con enfrentamientos entre el ejército y los paramilitares de las Fuerzas Rápidas de Apoyo (RSF) en Jartum y otras ciudades. Según el Comité de Médicos de Sudán hay al menos 56 muertos y casi 600 heridos y la BBC informa de tres muertos entre el personal de la ONU. Los paramilitares aseguran que han asaltado el palacio presidencial y que controlan también el aeropuerto internacional de Merowe y otros lugares estratégicos, como cuarteles militares y la televisión pública. El ejército, si embargo, lo desmiente.

Sudán está inmerso en una crisis política desde el 2019, cuando una oleada de movilizaciones populares contra el régimen del presidente Omar al-Bashir, que llevaba 30 años en el poder y está acusado de crímenes de guerra, acabó con un golpe de estado militar.

¿Quién gobierna?

El movimiento prodemocrático, liderado por sindicatos profesionales y estudiantes, pactó con la junta militar un proceso de transición al poder civil que tenía que durar dos años. Pero en octubre de 2021 los militares rompieron el acuerdo con un nuevo golpe liderado por el general Abdel Fattah al-Buran, líder máximo del ejército, y su número dos, Mohamed Hamdan Dagalo (conocido como Hemeti), que es el jefe de las RSF, una milicia que cuenta con unos 100.000 hombres. El golpe generó una nueva oleada de protestas que acabó con un centenar de muertos. El diciembre pasado los líderes civiles y militares llegaron a un nuevo preacuerdo para una transición que permitiera celebrar elecciones dentro de dos años. Pero el acuerdo no se ha llegado a concretar por varias discrepancias. La más importante es la integración de las RSF dentro del ejército, una disputa que se ha agravado con la creciente rivalidad personal entre Hemeti y Al-Buran.

Todo se ha precipitado cuando las RSF se han desplegado en Jartum y otras localidades sin el consentimiento del ejército: el miércoles tomaron el aeropuerto de Merowe, a poco más de 300 kilómetros de la capital, donde también hay una base militar aérea que se considera estratégica. En esta base hay pilotos egipcios que hacen periódicamente maniobras conjuntas con el ejército sudanés. Las RSF han difundido un vídeo de soldados egipcios capturados.

Al-Burhan contra Hemeti

En el trasfondo están las tensiones entre Al-Burhan y Hemeti: el primero tiene el apoyo de Egipto y de altos cargos del régimen de Al-Bashir y controla la Corporación Militar Industrial, una de las principales empresas públicas; el segundo era el líder de las temidas milicias Janjaweed, que operan en la región del Darfur, controla minas de oro y tiene el apoyo de los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí.

Alan Boswell, investigador del International Crisis Group, ha explicado en declaraciones a la cadena Al-Jazira que "las fuerzas de seguridad sudanesas estaban muy fragmentadas desde los últimos años de la dictadura de Al-Bashir, porque para blindarse de un golpe el presidente promovió la proliferación de diferentes grupos armados con bases en todo el país". Lo que vemos ahora es que, cuatro años después de la caída del dictador, las dos principales facciones armadas se enfrentan por el control del país.

Los Janjaweed, armados por la UE

Los Janjaweed fueron la fuerza de choque del régimen de Al-Bashir para sofocar la revuelta de la región del Darfur, a principios de este siglo. Aquella guerra dejó 300.000 muertos y 2,5 millones de desplazados, y los Janjaweed están acusados de crímenes de guerra y todo tipo de abusos a los derechos humanos.

Con el paso del tiempo la milicia continuó creciendo y se integró en las RSF, que eran el cuerpo oficial de vigilancia fronteriza. Sudán es un país de tránsito en las rutas migratorias hacia la UE y como tal recibe fondos europeos para frenar los flujos de migrantes y refugiados. Varias investigaciones han revelado que una parte de los 217 millones de euros del fondo fiduciario de emergencia europeo para Sudán han acabado en manos de Hemeti y su milicia, que frenaba las rutas migratorias hacia Libia. Después de las críticas, la UE aseguró que cortó esta financiación y lo desvió hacia ONGs.

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