Argentina

Un año de la motosierra de Milei: déficit cero y mayor desigualdad social en Argentina

Mientras el sector público agoniza, Milei saca pecho de la orden fiscal y promete crecimiento económico para 2025

Javier Milei durante la campaña electoral en septiembre del 2023 con una motosierra, símbolo de su lema de campaña.

Buenos AiresHa pasado un año desde que Javier Milei tomó posesión como primer presidente liberal-libertario de Argentina. En el discurso inaugural de espaldas al Congreso, iniciaba el mandato advirtiendo que venían tiempos difíciles, que el peronismo gobernante había dejado "plantada" una hiperinflación y que la única opción era un ajuste económico ortodoxo. "Esto impactará negativamente en el nivel de actividad, el trabajo, los salarios reales y la cantidad de pobres e indigentes", anticipaba sin pelos en la lengua ante una multitud que le aclamaba.

Exactamente doce meses después, Milei ha vuelto a hablar ante la ciudadanía, esta vez en un mensaje grabado en el que aparece flanqueado por su gabinete. En 35 minutos, hizo un repaso del último año, agradeció a los argentinos el sacrificio realizado y aseguró que se ha superado "la prueba de fuego", ya que "el país empieza a crecer". Milei saca pecho de un superávit fiscal sostenido y de una inflación que está a punto de ser "un mal recuerdo", y apunta a más recortes. "Ahora viene la motosierra profunda porque debemos deshacer capas geológicas de organismos y funciones estatales injustificadas", dijo. Y añadió: "Vienen tiempos felices a Argentina".

En 2024 ha estado cargado de incertidumbre y angustia para la mayoría de los argentinos, que han visto cómo su poder adquisitivo se desplomaba mientras la ley del mercado les gobernaba la vida. Sin embargo, Milei culmina su primer año con una imagen positiva entre más del 50% de los argentinos, según varias encuestas. Es percibido como un líder consistente, que cumple lo que promete y, lo más importante en Argentina: vislumbra un futuro económico previsible. la inflación galopaba a un ritmo descontrolado, y era la principal preocupación de los argentinos. En diciembre del 2023, superaba el 25% mensual, mientras que hoy ronda el 3%. "Eso llevaba años sin pasar; el pesimismo siempre ganaba en Argentina", dice al ARA el analista Belén Amadeo: "Milei ha devuelto la esperanza de una estabilidad, y eso es lo que hace que la gente resista a las inclemencias de la economía y le apoye".

Entre la resignación y la esperanza

"Yo estoy igual, o incluso mejor, que hace un año", asegura Claudio, de 52 años, cocinero de un restaurante, que hace unos meses ha vuelto a comprar dólares. Los argentinos que pueden ahorrar lo hacen en la moneda estadounidense, porque su valor siempre se mantiene. De las primeras medidas que tomó Milei fue la devaluación del peso que, sumado a la liberación de los precios ya los recortes en gasto estatal, encareció la vida repentinamente: todo aumentó menos los sueldos, y el poder adquisitivo de la gente cayó en picado.

Néstor, de 29 años, recoge latas, y todo lo que gana sirve para pagar el alquiler –en el extrarradio de la ciudad– y alimentar a su hijo pequeño. "Hay días que me acuesto sin comer", dice. Los gastos del día a día se han convertido en inasumibles para mucha gente, sobre todo desde que el gobierno retiró los subsidios al transporte público ya la energía, y el coste de la luz, el gas y el agua se triplicó .

"Claro que hemos sufrido", dice Ricardo, dueño de una tintorería de barrio, que recuerda que no podía creérselo cuando llegó la primera factura con aumentos, "pero poco a poco la economía se va estabilizando". Él es de los que opina que Milei "es el cambio que todos necesitábamos" porque Argentina ha tomado "otro rumbo": no sólo la inflación ha bajado, sino que las acciones en bolsa han subido de valor y, a su juicio, "se acabó la corrupción". A pocos metros, José regenta una papelería desde hace 47 años: "Fueron los meses más duros de mi vida comercial", dice, y explica que los clientes comparten la angustia. "La gente no está mejor y, sin embargo, apuesta por ese futuro –dice, confundido–. Yo no lo entiendo". Para él, Milei ha sido muy hábil en la construcción del relato, sostenido por el poder mediático y económico del país.

Y es que hay sectores que han pasado un buen año y tienen mejores perspectivas de futuro, como los productores y los empresarios del sector agropecuario, el más importante de la economía argentina. Les ha beneficiado especialmente la brecha cambiaria es decir, se ha reducido la distancia entre el valor que el banco central argentino decía tener el dólar y su valor real–, pero hay medidas "pendientes", advierte Adrián Poletti, especialista en esta industria. "Es necesario que se reduzcan las retenciones a las exportaciones de la carne bovina y del grano", porque, si no, dice, "los números no saldrán". Milei ha reiterado esta promesa de campaña ante miembros de la Sociedad Rural Argentina, única institución que visitó el día de su primer aniversario de mandato.

El sistema público, el más perjudicado

Donde no existe ninguna perspectiva de mejora es en la salud pública, que cada día está más ahogada. El personal del hospital pediátrico Garrahan de Buenos Aires ha realizado su décima huelga esta semana para reclamar salarios justos. Bárbara Acevedo es enfermera y denuncia que los sueldos están por debajo de la línea de la pobreza. Asegura que las familias de los pacientes les apoyan porque "entienden que la salud pública es un derecho, y lo estamos defendiendo". Recientemente, el gobierno ha anunciado que cobrará la atención médica a extranjeros no residentes, contra el principio de la universalidad que históricamente ha regido la salud pública en Argentina. "Quien tenga dinero para pagar la salud estará bien, y quien no, desaparecerá; como los jubilados, que están dejando de consumir medicamentos porque no pueden pagarlos", alerta Acevedo.

Sin duda, el sector social más perjudicado en esta nueva Argentina son los jubilados. El gobierno no les ha actualizado las pensiones, que en el menor rango no alcanzan los 400 euros mensuales, un ingreso con el que no se puede vivir en Argentina de hoy. Cada miércoles se manifiestan ante el Congreso y llaman a una huelga general con los trabajadores. "Hemos trabajado toda la vida y ahora nos están tirando a la basura", lamenta Zulema Palavecino, portavoz de Jubilados Insurgentes. "Lo hacen expresamente contra nosotros porque creen que no vamos a defendernos", dice, mientras mira desafiando a la hilera de agentes de policía que procura que la concentración no se desborde de la acera, tal y como indica la nueva ley de seguridad. "No es real un déficit cero que se consiga a expensas del hambre y el sufrimiento de sectores vulnerables –dice–: "Debemos detenerlo todo".

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