Asia

Las botellas 'mágicas' que los surcoreanos envían a escondidas a Corea del Norte

Activistas arrojan al mar recipientes con ayuda desde Corea del Sur para que la corriente los lleve hasta los vecinos del norte

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Ciudadanos surcoreanos miran hacia Corea del Norte desde una valla en la frontera entre ambos países, el pasado 21 de diciembre

PekínLa ONG Keun Saem ha anunciado a través de su página de Facebook que reanuda públicamente una actividad que llevaba más de diez años realizando: lanzar al mar botellas de plástico llenadas con arroz para que la marea las transporte desde las costas de Corea del Sur hasta las playas de Corea del Norte.

El anuncio puede parecer rocambolesco, pero cualquier ayuda, por pequeña que sea, es buena para paliar el hambre y otras necesidades al hermético régimen norcoreano.

Detrás de Keun Saem está el activista Park Jung-oh, de 56 años, que logró huir de Corea del Norte hace veintiséis años. Su padre, un presunto espía, desertó y toda la familia tuvo que huir para evitar las represalias. Park conoce las duras condiciones de vida que existen en el norte y, junto a su esposa, creó en 2015 esta ONG para enviar ayuda con el método rudimentario de los envases de plástico.

Son de dos litros y van llenos de arroz. También introducen dispositivos de memoria USB que contienen vídeos con información, canciones de K-pop y versiones digitales de la Biblia. Durante los años de la pandemia, en los que el régimen de Pyongyang cerró las fronteras, también se enviaron mascarillas y medicamentos. La información de los últimos años muestra que los norcoreanos tienen acceso a ordenadores o móviles y pueden conectar los USB. A veces también cuelan algún billete de dólar estadounidense para que quienes lo encuentren puedan cambiarlo en el mercado negro.

Las botellas las lanzan desde la isla de Seokmodo, en el mar del Oeste, y deben llegar flotando al norte, en la provincia de Hwanghae. Según los estudios del flujo de corrientes que han realizado, tardan unas cuatro horas en llegar al destino.

Política y solidaridad

Pero la ayuda humanitaria se cruzó con la política. El anuncio público en Facebook de que se reanudan los envíos con la publicación de una fotografía que muestra contenedores de botellas con tapa roja se debe a una prohibición de hace cuatro años.

En junio de 2020 el gobierno surcoreano, con el progresista Moon Jae-in como presidente, impulsó una ley que prohibía el envío de trípticos o material “anti-Corea del Norte” desde las zonas fronterizas. El objetivo era proteger a la población porque Corea del Norte, por boca de la poderosa hermana de Kim Jong-un, había advertido a los activistas y había volado la emblemática oficina de enlace intercoreano de Kaesong. La ley fue muy controvertida, porque los activistas se arriesgaban a tres años de cárcel si la incumplían. Finalmente, con una nueva presidencia, la del conservador Yoon Suk-yeol, el decreto era reformado en septiembre del 2023.

Pero hasta este pasado abril Park Jung-oh no se ha atrevido a publicitar los envíos, que se habían continuado haciendo en secreto. El activista ha asegurado a los medios que se ha sentido perseguido por intentar ayudar a los norcoreanos.

En la página de Facebook de la ONG ha publicado el siguiente mensaje: “Ahora que Kuen Saem no es asediada por el gobierno surcoreano, espera ver más lanzamientos dirigidos a Corea del Norte...” También deja los datos para que la gente haga donaciones para comprar arroz y otros materiales.

La prohibición también ha comportado problemas con los vecinos de la isla, que temen represalias norcoreanas. Ahora el lanzamiento de botellas se ha realizado bajo la vigilancia de la policía para evitar conflictos.

El reto de escaparse de Corea del Norte

En Corea del Sur existe una red de ayuda a los desertores norcoreanos. Muchos colaboran para ayudar a otros a salir del país, aunque sea con pequeñas donaciones o algún tipo de apoyo. El activista Park Sang-hak ganó a principios de mayo un recurso ante el Tribunal Supremo por el lanzamiento de globos con trípticos y medicinas para que vuelen hasta el otro lado de la frontera. Park Sang-hak es hermano de Park Jung-oh.

Desertar de Corea del Norte es difícil: quienes lo intentan ponen en peligro su vida porque, si son descubiertos, acaban condenados a muerte o en campos de trabajo. Sin embargo, existe un goteo constante de personas que se arriesgan a cruzar la frontera con China. Una vez allí, deben evitar ser detenidos porque Pekín les devuelve a su país. Normalmente, comienzan un largo camino hasta poder llegar a Corea del Sur. La ruta puede incluir pasar por Vietnam, Laos y Tailandia, desde donde finalmente son deportados directamente a Corea del Sur porque el país no tiene vínculos ni afinidad con el régimen de Pyongyang.

Park Sang-hak ha declarado a la BBC que algunos desertores han contactado con él para expresarle el agradecimiento porque encontraron botellas que les ayudaron a sobrevivir. Así, Park tiene constancia de que la ayuda llega.

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