Análisis

“Los talibanes prohíben a las mujeres estudiar pero ¿a quién le importa?”

Qatar es el principal apoyo de los talibanes, y no hemos tenido ningún problema para celebrar un Mundial de fútbol

Estudiantes, en la Universidad  de Kandahar. La parte reservada para las chicas, a la otra banda de la cortina, está vacía.
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BarcelonaLa noticia ha corrido como la pólvora. Los talibanes anunciaron esta semana a través de un comunicado que las mujeres en Afganistán no podrán estudiar en la universidad. Hasta ahora lo habían hecho pero con importantes restricciones. En la Universidad de Kabul, que es pública, las jóvenes debían vestir el tradicional chapán, una especie de túnica ancha de color negro hasta los pies. Sólo podían ir a la universidad los sábados, lunes y miércoles. El resto de días de la semana estaban reservados para los hombres. También tenían prohibido pasearse por los jardines del amplio campus universitario. Y en el último examen de la selectividad, que se hizo en noviembre, se les impidió matricularse en las carreras de periodismo, ingeniería, veterinaria, agricultura y geología.

Además, desde que los talibanes controlan Afganistán, la educación secundaria también está prohibida para las chicas. Eso significa en la práctica que las niñas solo podrán ir al colegio en Afganistán de los 7 –que es la edad de escolarización en el país- a los 12 años. Si antes los matrimonios infantiles ya eran una lacra en el país y la mayoría de mujeres eran una simple máquina de parir, ahora aún lo serán más.

Un dato como ejemplo: en el 2018 en el hospital que Médicos Sin Fronteras tenía en la provincia de Khost, en el este de Afganistán, se hacían unos 24.000 partos al año, ocho veces más de los que se hacen en hospitales como la Vall d’Hebron o el Clínic. Las mujeres debían irse del hospital a las seis horas de parir como máximo, porque otras hacían cola para dar a luz. Algunas incluso debían hacerlo en medio del pasillo porque el paritorio estaba lleno. Afganistán ha sido siempre uno de los países del mundo con mayor mortalidad maternal. ¿Qué pasará en el futuro si no se garantiza la formación de nuevas ginecólogas y comadronas?

Más de una decena de profesores universitarios han presentado su dimisión en las últimas horas en Afganistán tras el anuncio de los talibanes de prohibir la educación superior a las mujeres. Algunos estudiantes también se han negado a ir a las aulas en solidaridad con sus compañeras. Sin embargo, cuanto menos profesores haya y menos alumnos vayan a clase, mejor para los talibanes. Una población sin formación es más fácil de manipular y controlar.

Por otra parte, una movilización ciudadana generalizada es bastante impensable. El 57% de la población afgana es analfabeta y el acceso a internet y a la electricidad es limitado en buena parte del país. Actualmente en Kabul hay sólo unas cuatro horas de electricidad al día. Huir del país también es muy difícil: es casi imposible conseguir un pasaporte o un visado. Y los talibanes se apoderaron de las armas que Estados Unidos habían facilitado a la policía y ejército afganos. ¿Quién es el valiente que se atreve a plantarles cara?

Las Naciones Unidas y la Unión Europea han condenado la nueva prohibición de los talibanes. Incluso también lo ha hecho el representante especial de Estados Unidos para Afganistán, Thomas West, a pesar de que el gobierno norteamericano firmó un acuerdo de paz con los islamistas en febrero de 2020, dándoles legitimidad en cierta manera.

La voz de las estudiantes afganas

En las redes sociales se multiplican los vídeos de estudiantes afganas que lamentan que el mundo las haya olvidado. “Los talibanes prohíben a las mujeres estudiar y ¿a quién le importa?”, decía una de ellas. Y tiene toda la razón. Qatar es en la actualidad el principal apoyo de los talibanes, y no hemos tenido ningún problema de celebrar allí un Mundial de Fútbol. Y no nos engañemos, de aquí a nada será Navidad y el hecho de que las mujeres no puedan estudiar en Afganistán nos traerá sin cuidado. Será una noticia más.  

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