China

China no quiere suegros malvadas en sus series

La administración china interviene para controlar los contenidos de los microdramas que se consumen en el móvil

Personas utilizando el móvil y otros dispositivos en el metro.

PekínLas microseries enganchan al público chino. Son series fraccionadas en capítulos de pocos minutos de duración con continuos giros de guión que mantienen al público enganchado y que llegan a todas las edades. En el metro se puede ver a viajeros que no levantan la vista del móvil consumiendo sin tregua los episodios; en los parques muchas personas mayores pasean enganchadas a la pantalla de los suyos smartphones, e incluso los repartidores aprovechan sus viajes de ascensor para seguir sus series favoritas. Se les conoce como microdramas porque su contenido siempre hace equilibrios entre un toque de comedia y el drama sentimental, que suele retratar a una mujer pobre que conoce a un hombre rico.

Los capítulos están grabados en formato vertical y duran de entre dos o tres minutos hasta un máximo de quince. La audiencia masiva se traduce en beneficios y esta industria mueve ya más de 5.000 millones de dólares anuales. Es una cifra que representa a más de la mitad de los ingresos de la taquilla del cine chino. El éxito de este formato no ha pasado por alto al radar de las autoridades, que llevan tiempo advirtiendo sobre los contenidos de este tipo de entretenimiento y que han anunciado medidas para controlarlo.

Potenciar personajes ejemplares

La Administración Nacional de Radio y Televisión (NRTA) emitió a finales de noviembre nuevas directrices para luchar contra lo que califica de contenidos de baja calidad, "historias fantásticas" y guiones que tienden a "desviarse de las realidades sociales y la lógica". El órgano regulador de la radiodifusión alega que los personajes que aparecen en estas series son estereotipos que acentúan la discriminación contra el colectivo de las mujeres mayores, ya que las suegras o abuelas crueles que hacen la vida imposible a la protagonista son muy habituales. Las autoridades han pedido abandonar clichés y retratar a las personas mayores como "cariñosas, sabias, independientes y resilientes".

También exigen un cambio en otro de los personajes habituales: el directivo acosador y tiránico. La administración propone como protagonistas "emprendedores ejemplares" y pide argumentos que transmitan valores como el patriotismo, la innovación y la armonía social. Hay que ver si estas recomendaciones seducen al público tanto como a los actuales microdramas, que precisamente se caracterizan por sus argumentos inverosímiles basados ​​en el amor, el poder y la venganza.

La serie más vista del pasado verano no ha sido una crónica cotidiana de la vida en un barrio: Grandma's moon es la historia de una empleada doméstica de 45 años que pasa una noche de amor con su jefe, mucho más joven. El enamorado la presenta a su familia, que no acepta, y la historia se complica cuando se descubre que el padre ya se había enamorado de ella tiempo atrás. Tras numerosos giros de guión al final se revela que en realidad la protagonista no es una mujer de la limpieza, sino una maestra en artes marciales con una abultada cuenta en el banco.

Un mercado en expansión

El control sobre los contenidos audiovisuales no es nuevo en China. El presidente, Xi Jinping, ha defendido la vuelta a las tradiciones confucianas y ya pidió hace años supervisión sobre la industria del entretenimiento. Anteriormente ya se instó a que desaparezcan de las series de televisión los personajes homosexuales y los conflictos de pareja, con el objetivo de evitar incentivar los divorcios. La directiva hizo desaparecer de la programación a las populares series surcoreanas.

Al principio los contenidos ultracortos iban dirigidos al público joven, que los consumía a través de sus plataformas favoritas, como Douyin (TikTok en China), pero actualmente el público se ha diversificado. El consumo de estas series creció más de un 270% el pasado año, y según las encuestas la mitad de los internautas chinos ya son consumidores habituales.

Las empresas han acabado apostando por el público de mediana edad y han creado contenidos específicos para ellos, en los que se habla de segundas oportunidades para encontrar el amor o la riqueza. Las aplicaciones ofrecen los primeros capítulos de forma gratuita y después pasan a ser de pago, siendo el público maduro el que tiene más poder adquisitivo.

Según un informe de la consultora QuestMobile, el 40% de los usuarios de vídeos cortos tienen más de 45 años. Las empresas chinas ya han dado el salto al mercado occidental. La plataforma de microdramas ReelShort, financiada por Baidu y Tencent, asegura que ha superado a Netflix en cantidad de descargas en la tienda de aplicaciones de Apple en Estados Unidos. Las plataformas producen contenidos específicos para el mercado occidental, en los que de momento triunfan las historias fantásticas con hombres lobo y vampiros.

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