Trump sale a la desesperada a decir sin pruebas que le han "robado" las elecciones

Joe Biden tiene la victoria a un paso mientras continúa un lentísimo recuento de los votos

Carlos Pérez Cruz
4 min
Trump s’aferra al fantasma del frau a la desesperada

WashingtonLlegar a la Casa Blanca no lo hizo cambiar de estilo, y si los resultados electorales lo invitan a irse tampoco lo hará de forma presidencial. Donald Trump ha reaparecido esta madrugada para denunciar una vez más el supuesto fraude demócrata en estas elecciones. Igual que ya lo había expresado en un comunicado horas antes, el mandatario ha asegurado: "Si cuentas el voto legal, gano fácilmente". Quizás por "voto legal" se refería a los votos que llevan su nombre.

Incapaz de comprender que los resultados van variando en función del recuento, Trump ha defendido que los demócratas "averiguan cuántos votos necesitan y parece que son capaces de encontrarlos". La verdad es que en algunos estados el recuento empezó favoreciéndolo a él porque primero se recuenta el voto presencial, promovido por el presidente, y después el voto por correo, contra el cual Trump advirtió sin fundamento durante meses.

El presidente no ha proporcionado ninguna prueba para corroborar las acusaciones de "chanchullo electoral" e incluso, de manera surrealista, ha dedicado minutos a cargar contra las encuestas porque, según ha defendido, han sido utilizadas para "interferir electoralmente" junto a los medios de comunicación y las empresas tecnológicas. Un sin sentido que permite concluir que, en caso de certificarse, el presidente no está dispuesto a conceder la derrota. Tal como ha hecho toda su vida, Donald Trump aspira a que sean los juzgados los que resuelvan el conflicto. En este caso, uno que ha creado él. Por eso ha vuelto a apelar al Tribunal Supremo. "No podemos permitir que se roben unas elecciones de este modo", ha afirmado.

Poco antes de esta comparecencia, el presidente ya había hecho pública su obvia desesperación a través de Twitter y de los comunicados de su equipo de campaña. En uno, Trump detalló su visión de la situación: “Si cuentas los votos legales, ¡he ganado fácilmente las elecciones! Si cuentas los votos ilegales y los recibidos tarde [después del día de las elecciones], ¡nos pueden robar las elecciones!” Ni el mandatario, ni su equipo de campaña, ni el Partido Republicano han presentado pruebas que avalen esta acusación. Y el mundo, mientras tanto, asiste atónito al espectáculo del presidente de los Estados Unidos, faro mundial de la democracia, pidiendo en las redes sociales que se pare el recuento de votos para evitar el “fraude” electoral.

Los mensajes del presidente, que no se había dejado ver desde la noche electoral, son impropios del cargo que ostenta, pero son una prueba manifiesta de que es consciente de que se le agotan las opciones de ser reelegido. No es extraño que esté desesperado. Joe Biden está a las puertas de conseguir los 270 votos electorales necesarios para ser proclamado el 46 presidente del país. Con los seis de Nevada tendría suficiente. Ahí Joe Biden mantiene una ventaja que Trump tiene complicado superar. Sin embargo, los resultados concluyentes de Nevada se podrían hacer esperar hasta después de semana, según informaron ayer funcionarios del estado. Hasta entonces la mirada queda puesta en Georgia, donde el presidente ha visto cómo su ventaja se ha ido desvaneciendo con el paso de los días,, y particularmente en Pensilvania, la madre de todas las batallas.

Los cuatro estados clave

De los cuatro estados clave que quedan pendientes para determinar un ganador -Nevada, Georgia, Carolina del Norte y Pensilvania-, Trump necesita ganar en todos, mientras que Biden tiene suficiente con tan solo uno. La ecuación apenas cambiaría si el republicano cambiara los resultados en Arizona, estado que tanto la agencia AP como Fox News ya concedieron el miércoles al demócrata. Las presiones del equipo de campaña de Trump para que los dos medios se retracten no han dado frutos. Estos medios consideran que tienen suficiente confianza en sus estimaciones para mantener su proyección. Biden tenía, al cierre de esta edición, una ventaja de 2,4 puntos porcentuales sobre Trump.

El resultado demócrata en Arizona es histórico. Es un estado que no había votado demócrata desde Bill Clinton, en 1996. Clinton, además, fue la excepción en este estado fronterizo con México, que desde 1952 se ha decantado siempre por los candidatos republicanos. Igualmente meritoria sería una victoria en Georgia, otro territorio tradicionalmente conservador. Con la excepción de Bill Clinton en 1992 y Jimmy Carter en 1976 y en 1980, Georgia ha sido fiel a los republicanos desde 1972. En 2016 Trump derrotó a Hillary Clinton por 5 puntos y 211.141 votos. Ayer Biden estaba a poco más de 13.000 votos de equipararse con el presidente, que se mantenía por delante por un 0,3% de los votos.

Minar la confianza

Dado que las matemáticas no le dan buenas noticias a Donald Trump, el presidente se aferra al fantasma del fraude. Es improbable que le sirva para cambiar los resultados, pero sí para que más de 68 millones de norteamericanos que lo han votado puedan considerar ilegítima una presidencia de Joe Biden, con todas las consecuencias sociales y por la confianza en las instituciones que se puedan derivar de ello. Un comportamiento irresponsable del mandatario que se arrastra desde mucho antes de los comicios y que hizo que ayer la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) emitiera un comunicado inusual sobre unas elecciones en los Estados Unidos.

George Link, diputado alemán y coordinador de los observadores desplazados en territorio norteamericano, calificó de “infundadas” las alegaciones de Trump y susceptibles de “perjudicar la confianza pública en las instituciones democráticas”. En un informe preliminar, el OSCE señala que “a pesar de las numerosas declaraciones públicas del presidente sobre la integridad del voto por correo”, los observadores concluyen que el número de casos de fraude “sigue siendo insignificante”.

Unas declaraciones que se han traducido en varias demandas en los estados de los cuales depende la suerte de estas elecciones. A pesar de esto, y de momento, la justicia parece dar la espalda al presidente. Después de las demandas presentadas en Michigan, Georgia y Pensilvania, la campaña de Trump anunció ayer otras en Arizona y Nevada. En Georgia, un juez del condado de Chatam rechazó la demanda presentada. Los republicanos alegaban que se estaban recontando votos que no habían llegado a tiempo. Ante la falta de pruebas, el juez rechazó tomarla en consideración. La misma suerte tuvo en Michigan, donde otro juez se negó a parar el recuento. Mientras tanto, Biden salía a pedir calma.

Pero a Donald Trump no le faltan cómplices en su táctica. Newt Gingrich, presidente de la Cámara de Representantes entre el 1995 y el 1999, escribió en Twitter que los demócratas están “robando” las elecciones en Wisconsin, Michigan y Pensilvania. Twitter marcó inmediatamente el tuit por contenido engañoso.

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