Los documentos secretos del Pentágono: un golpe a la moral ucraniana
Los EE.UU. están investigando la autenticidad y el alcance de las filtraciones, que revelan la debilidad del apoyo militar a Ucrania y el espionaje a los países aliados
Barcelona / WashingtonEl Pentágono está en alerta desde que trascendió el viernes una supuesta filtración de documentos clasificados, la más grande desde que Wikileaks publicó los estragos del ejército de los Estados Unidos en Irak. Un centenar de documentos, que apenas datan de hace 40 días, revelan documentación operativa de la guerra de Ucrania e información sobre el espionaje norteamericano a sus aliados. No queda claro cuántos de los informes –marcados como "top secret"– son auténticos y ya se ha demostrado que algunos han sido modificados. Sea como sea, en plena preparación de la anunciada contraofensiva ucraniana de la primavera, pintan un panorama mucho más negro para Kiev del triunfalismo que Biden expresa en sus discursos públicos.
¿Qué dicen sobre Ucrania los documentos que se han filtrado?
Una de las filtraciones más sensibles es una comunicación del 28 de febrero que asegura que Ucrania se quedará en los próximos días sin misiles para sus sistemas de defensa antiaérea, que protegen a la población y a las infraestructuras de los bombardeos rusos. También calcula que las defensas aéreas que protegen a los soldados en la línea del frente se habrán agotado el 23 de mayo.
Entre los documentos filtrados también hay uno que ofrece una visión muy cruda de la inteligencia norteamericana sobre las perspectivas de la anunciada contraofensiva ucraniana de la primavera-verano. El Pentágono ve problemas con la acumulación de tropas, munición y equipación para los soldados y advierte de que la ofensiva puede quedar “muy corta respecto a los objetivos”. Kiev se ha propuesto repetir los adelantos territoriales que consiguió en otoño después de un invierno en el que el ataque ruso se ha vuelto a encallar.
Entre los documentos clasificados hay también estimaciones de bajas que confirmarían las cifras aportadas hasta ahora por los servicios de inteligencia de la OTAN: del lado ruso se contabilizarían entre 190.000 y 223.000 bajas, de las cuales 43.000 serían muertos, mientras que del lado ucraniano serían entre 125.000 y 131.000 bajas, incluyendo 17.500 muertos. Unos de los documentos sería manipulado y rebaja las cifras de las bajas rusas a la mitad.
¿Qué impacto tiene la filtración en Ucrania?
Algunas voces en Ucrania se muestran escépticas sobre la filtración y ven la mano del Kremlin detrás. “Es una campaña de desinformación estratégica de Rusia”, asegura, tajante, en una conversación con el diario ARA, el analista militar ucraniano Mijaílo Samus. “Es una estrategia clásica: el principal objetivo es poner palos en las ruedas a la cooperación entre Ucrania, los EE.UU. y la OTAN y crear una desconfianza entre los aliados, así como dentro de los EE.UU., entre el Congreso, la Administración y los círculos de inteligencia”, explica Samus, que sirvió a las fuerzas armadas del país europeo durante 12 años.
El analista recuerda que “es muy difícil verificar si los documentos son auténticos o no, quizás hay algunos falsos y otros ya se ha visto que están alterados: investigar cada filtración requiere al menos semanas o meses”. También asegura que ninguno de los documentos que se han analizado hasta ahora contiene información nueva o que pueda amenazar los planes de la contraofensiva ucraniana.
Para Mykola Bielieskov, investigador del Instituto Nacional de Estudios Estratégicos de la presidencia ucraniana, a pesar de que no hay información operativa, la filtración supone un golpe para Kiev: “Las cifras pueden dar una idea del estado actual de las cosas: es evidente que las posibilidades de éxito de la contraofensiva ucraniana están directamente relacionadas con el envío de armas desde los Estados Unidos y los aliados, y parece que a Washington ya le va bien que las perspectivas no sean tan buenas, porque si no lo estarían acelerando”. Bielieskov apunta que “hay que ver el impacto de todo, pero psicológicamente [para los ucranianos] la lectura de los documentos no es nada agradable”.
¿Qué otros países aparecen y cómo han reaccionado?
La publicación de inteligencia norteamericana sobre Ucrania es la parte principal de la filtración, pero también aparecen otros países aliados, como Corea del Sur, Israel o Egipto. De hecho, añade una nueva capa de sospecha sobre el espionaje del Pentágono a los países amigos, una práctica que ya demostraron las filtraciones de Wikileaks. La publicación de estos nuevos documentos podría deteriorar las relaciones de los EE.UU. con algunos de sus países más próximos.
Es el caso de Israel: un informe presuntamente elaborado por la CIA, que referencia escuchas electrónicas, afirma que la principal agencia de inteligencia del país, el Mossad, alentó las recientes protestas contra la reforma judicial del gobierno de Benjamin Netanyahu, “incluyendo varios llamamientos explícitos a la acción”. El primer ministro, en medio de un creciente distanciamiento con los EE.UU., publicó el domingo un comunicado en el que tildaba las informaciones como “maliciosas y sin ningún fundamento”.
Otro informe revela el espionaje a dos altos cargos de seguridad nacional de Corea del Sur, y describe con gran detalle una conversación en la que mostraban dudas sobre una petición de munición de los EE.UU. al país asiático. Según el documento, uno de los funcionarios plantea que el destino de las armas podría ser Ucrania, hecho que violaría la política de Seúl –un gran exportador de armas– de no suministrar ayuda letal a países en guerra. Mientras que el gobierno surcoreano todavía no se ha pronunciado, la oposición ya ha dicho que las filtraciones “violan la soberanía” del país y suponen un “riesgo a gran escala” para su seguridad.
Además, los documentos filtrados desprenden una supuesta traición encubierta a los norteamericanos por parte de Egipto, uno de sus aliados en el Próximo Oriente: el presidente Abdelfatah al-Sisi habría ordenado fabricar unos 40.000 cohetes para enviarlos a Rusia. Así lo afirma un informe con la etiqueta de “Top Secret”, del 17 de febrero, que resume conversaciones entre Al-Sisi y altos cargos militares egipcios, a los que habría pedido mantenerlo en secreto “para evitar problemas con Occidente”.
¿De dónde vienen los documentos y qué veracidad tienen?
“No sabemos quién está detrás de la filtración, ni cuál es el objetivo. No sabemos qué otros documentos pueden salir los próximos días”, dijo el lunes el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de los EE.UU., John Kirby. El departamento de Defensa dijo que está “revisando activamente el asunto”. Pero ni la Casa Blanca, ni el Pentágono, ni ninguna agencia federal han confirmado oficialmente la autenticidad de los documentos, pero han anunciado una investigación. Algunos altos cargos ya han reconocido de manera anónima que muchos de los informes son auténticos y que otros han sido manipulados.
Las supuestas filtraciones, de origen todavía desconocido, empezaron a moverse el mes pasado a través de la plataforma de chat Discord. Eran fotografías de documentos arrugados, amontonados encima de revistas y rodeados de varios objetos, como una bolsa con cremallera o un tubo de pegamento. Durante la semana pasada, cuando The New York Times hizo pública por primera vez la información, ya habían aparecido en otras redes sociales, como por ejemplo cuentas anónimas de Twitter, grupos pro russos de Telegram o la plataforma 4chan, muy concurrida por la ultraderecha norteamericana.