Estados Unidos

El FBI confirma que el atacante de los soldados colaboró con la inteligencia estadounidense en Afganistán

Estados Unidos suspende las solicitudes de ciudadanos afganos tras el tiroteo contra la Guardia Nacional

Miembros de la guardia nacional y de los cuerpos de seguridad en el sitio del tiroteo.
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WashingtonEl presunto autor del tiroteo contra dos soldados ayer por la tarde en el centro de Washington es un joven afgano de 29 años que responde al nombre de Rahmanullah Lakanwal y que vivía en Bellingham, en el estado de Washington, en la otra punta del país. La fiscal general del distrito de Columbia, Janine Piero, ha explicado que el joven condujo las casi 40 horas de trayecto hasta la capital para cometer el ataque contra los dos guardias nacionales Sarah Beckstrom, de 20 años, y Adnrew Wolfe, de 24. Lakanwal entró en el país el 20 de Estados Unidos de Afganistán, que permitió que los talibanes recuperaran el control del país.

Piero aseguró que el presunto autor del ataque, que estaba solo, "abrió fuego sin provocación", y explicó que ahora afronta tres cargos, uno de ellos por intento de homicidio armado. Aún así, la fiscal ha dicho que los cargos imputados podrían cambiar "en función del estado de los soldados". Ambos fueron ingresados ​​en estado crítico. "Es una investigación de costa a costa", dijo el director del FBI, Kahs Patel, quien confirmó con el director de la CIA, John Ratcliffe, y el secretario de Defensa, Pete Hegseth, que el joven tenía "una relación con fuerzas colaboradoras en Afganistán". Según habían avanzado varios medios estadounidenses, Lakanwal había colaborado con la CIA, así como con otras entidades vinculadas al gobierno. Ratcliffe justificó la evacuación de Lakanwal en Estados Unidos por su trabajo previo con el gobierno estadounidense, que habría terminado "poco después de la caótica evacuación". Patel también ha explicado que el arma del ataque se ha enviado a Quantico para su análisis.

Cuando uno de los periodistas le ha comentado a Piero que hay ciudadanos enojados con el presidente Trump porque los soldados siguen desplegados en la capital aunque no pasa nada –de hecho, un juez lo declaró ilegal la semana pasada, pero los reservistas siguen patrullando–, el fiscal general ha estallado: dicho «Es momento de enviar más soldados»". Como respuesta al ataque, Trump anunció ayer que enviaba otros 500 guardias nacionales a la capital.

Otra de las medidas tomadas por la administración Trump ha sido el anuncio de que el Servicio de Ciudadanía e Inmigración estadounidense suspenderá todas las solicitudes de inmigración de ciudadanos afganos con efecto inmediato. De esta forma, todos los procesos de asilo quedarán congelados "a la espera de una revisión adicional de los protocolos de seguridad y verificación de los antecedentes". La medida afectará tanto a los afganos que ya están en el país y han solicitado la residencia permanente como a los que intentan entrar.

La decisión lleva un paso más lejos la cruzada de Trump contra los inmigrantes. En cuanto se conoció la nacionalidad del sospechoso, se apresuró a señalar a la comunidad afgana. El presidente estadounidense calificó el tiroteo de "acto de terror" y prometió endurecer las medidas contra las personas afganas y redoblar los esfuerzos por deportar de forma masiva: "Ahora tenemos que volver a examinar a cada extranjero que ha entrado en nuestro país desde Afganistán", dijo en un vídeo. "Como presidente de Estados Unidos me aseguraré que el animal que ha perpetrado esta atrocidad pague el precio más alto posible", añadió, utilizando el calificativo con el que miembros de su administración señalan a personas indocumentadas acusadas de haber cometido delitos.

A juicio de Trump, Joe Biden es el responsable de permitir la entrada de este individuo en el país hace cuatro años, ya que el sospechoso se acogió entonces a la operación Aliados Bienvenidos, un programa que pretendía acoger afganos después de la retirada de Estados Unidos para evitar poner en peligro a ciudadanos que habían tenido relación con las autoridades americanas después de que los talibanes volvieran al poder. El programa les permitía permanecer en Estados Unidos durante dos años, pero no les concedía ningún estatus permanente, sino que debían solicitarlo a través de vías como el asilo.

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