El éxito de Harris en el debate espolea a los demócratas

Los republicanos se lamen las heridas aunque Trump no admite la derrota

Trump y Harris saludándose antes de empezar a debatir
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WashigtonDonald Trump y Kamala Harris llegaban este miércoles a su primer cara a cara empatados en las encuestas y buscando convencer a los electores indecisos. Para la vicepresidenta era su primer debate presidencial, y para el republicano, el séptimo (tras haber derrotado a Biden en el último). Toda la presión estaba sobre Harris, que tenía el reto de demostrar a la audiencia que tiene sus aptitudes para convertirse en presidenta de Estados Unidos.

La demócrata, que había llegado al debate con todos los focos sobre ella, ha logrado hacer que los ojos escrutadores del público volvieran a ponerse sobre su rival. Cada vez que ponía en evidencia las contradicciones de Trump sobre el aborto o sus mentiras sobre la inmigración, el republicano apretaba los dientes mientras intentaba contener, con relativo éxito, su reacción. En muchos momentos su rostro mostraba la lucha interna entre su deseo de saltar contra Harris y los consejos de su equipo, que quería que Trump se mostrara tranquilo y racional.

El candidato republicano dio el paso insólito de presentarse tras el debate en la sala de prensa, donde aseguró que había ganado "por mucho", pero incluso sus más firmes defensores admitían la derrota. "Seamos claros. Trump ha tenido una mala noche –decía el analista Brit Hume en Fox News poco después del duelo televisado–. Solo hemos oído los viejos agravios que todos sabemos que no son ganadores".

El cara a cara comenzó con un incómodo apretón de manos, pero enseguida la incomodidad quedó sólo en un lado del plató del National Constitution Center de Filadelfia: la de Trump. A lo largo de 90 minutos la vicepresidenta no sólo arrinconó a un animal televisivo como Trump, sino que se cobró el mal trago que vivieron los demócratas después de que Joe Biden quedara como un anciano frágil durante el debate de la CNN.

La solidez de la demócrata, que supo dominar los nervios iniciales visibles en su voz, le ha situado como la ganadora del debate. La encuesta posterior publicada por la CNN apuntaba cómo el 63% de espectadores consideraban que la vicepresidenta había ganado, frente al 37% favorable a Trump. Harris logró, pues, cumplir el primer objetivo de la noche. Pero no era lo único que tenía.

Aunque una derrota habría hecho explotar la burbuja de euforia demócrata, el mayor reto de Harris era el de definirse ante los votantes que sintonizaban por primera vez con la campaña. La vicepresidenta no permitió que Trump lograra definirla con sus adjetivos, como "comunista", pero tampoco aprovechó el espacio para concretar sus propuestas. Harris tiene 55 días para convencer a los electores de que su mandato no será una repetición del de Biden.

"Soy la única persona que realmente tiene un plan", afirmó Harris, consciente de que el contraste con el anterior debate entre Biden y Trump es tan extremo que podía permitirse hablar de un "plan" sin ir más allá para mostrarse como la candidata de orden. Ahora bien, las primeras reacciones de los espectadores del debate parecen ir por otra parte. Aunque la encuesta de la CNN posterior al debate muestra que los votantes salieron con una visión mejorada de Harris en comparación con antes de la cita, pocos cambiaron su opinión sobre Trump. Y esa mejora de la demócrata no se tradujo en aspectos clave como la economía y la frontera.

Tras el debate, Trump ha mantenido una ventaja de 20 puntos sobre Harris en la gestión de la economía, con un 55% frente a un 35%, un margen ligeramente más amplio que antes del debate. La economía será uno de los temas clave el 5 de noviembre y parece que se está convirtiendo en el elefante en la habitación para los demócratas. Una encuesta publicada la semana pasada por New York Times destacaba que todavía había un 18% de los votantes en los estados bisagra que no tenían decidido su voto y que el principal tema que les preocupaba era la inflación.

Propuestas económicas

El equipo de la vicepresidenta es consciente de ello y se ha apresurado a centrar algunas de sus promesas de campaña en cuestiones económicas. Unas medidas que intentan demostrar a la población que Harris está escuchando las quejas sobre la inflación y subida del precio del carro de la compra. El debate en la cadena ABC News era una oportunidad de oro para presentar nuevas propuestas o concretar las ya expuestas. Pero no ocurrió, y eso parece haber generado cierta frustración entre los votantes indecisos, a los que Harris sí quiere llegar. Tras el debate algunos de estos electores expresaban al New York Times que sentían que la vicepresidenta no había terminado de responder a sus preguntas.

Harris, que continuó optando por mantenerse en la abstracción de la esperanza, sí aprovechó la ocasión para consolidar la nueva perspectiva con la que los demócratas quieren presentar a Trump desde la convención de Chicago: la idea es retratarlo como un ególatra que sólo piensa en sí mismo. En menos de treinta segundos Harris le desdibujó bajo esa etiqueta y le hirió donde más duele: la asistencia a los mítines. El republicano, acostumbrado a ser la estrella política por quien sus seguidores hacen cola llueva o nieve, lleva muy mal la capacidad de convocatoria de Harris. El dardo fue tan preciso que Trump cayó de lleno en la trampa, ofendido: "La gente no se va [de mis mítines]. Mis mítines... Tenemos los mítines más grandes, los más increíbles en la historia de la política".

El magnate acabó descarrilando con una de las mayores falsedades de la noche: aseguró que los migrantes se comen las mascotas de los ciudadanos de Ohio. “Las personas que entran en nuestro país se están comiendo perros, gatos, mascotas. Esto está ocurriendo en nuestro país, es una vergüenza”. Los moderadores del debate tuvieron que intervenir para corregirlo. No fue la primera ni la última vez, a diferencia de lo que ocurrió en el debate con Biden en la CNN.

Esta capacidad para poner a Trump a la defensiva ha superado con creces las expectativas de los demócratas. “Esta noche hemos visto de primera mano a quien tiene la visión y la fuerza para hacer avanzar a este país en lugar de dividirnos. Kamala Harris será una presidenta para todos los estadounidenses”, ha celebrado Barack Obama en X. Igualmente, Biden también ha felicitado a su vicepresidenta en las redes: “Estados Unidos ha podido ver esta noche a la líder con la que he estado orgulloso de trabajar durante tres años y medio".

"El mejor debate de la historia"

Aunque después del debate Trump proclamaba que había sido su "mejor debate de la historia”, las caras de su equipo no decían lo mismo. Después de un mes de nerviosismo y desorientación dentro del partido, hay que ver cómo se digiere la actuación de su candidato. Tampoco es una sorpresa, viniendo de alguien que aún hoy se proclama ganador de las elecciones del 2020 y que acusa a los demócratas de haberle robado la victoria. También es un ejemplo más de que Trump confía en que le bastará con el apoyo de los suyos en unas elecciones tan reñidas y en las que además la configuración del colegio electoral tiende a favorecer al candidato republicano. obtuvo la victoria del voto popular en las urnas, pero Trump acabó siendo el presidente.

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