Estados Unidos

Las imputaciones no castigan a Trump: las últimas encuestas le acercan a la presidencia

Todo apunta a que los comicios del 2024 volverán a ser un cara a cara entre el expresidente y Joe Biden

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Donald Trump

WashingtonSi las elecciones presidenciales fueran hoy, se repetiría el embate electoral del 2020 –Donald Trump contra Joe Biden– y el resultado sería, al menos, igual de ajustado. Esto es lo que se desprende de el último sondeo disponible, la encuesta de la Universidad de Siena para The New York Times, que proyecta un empate técnico entre el republicano y el demócrata, con el 43% de los apoyos para cada uno. Del 14% restante depende el rumbo que tomará la primera economía del mundo, al menos, en los próximos cinco años.

La encuesta deja dos claros diagnósticos. En primer lugar, que la polarización, que renació tras la elección de Obama en el 2008 y se disparó tras la de Trump en el 2016, sigue enquistada en la sociedad estadounidense. En segundo lugar, que el republicano es un animal mediático capaz de sobreponerse al mal viento, y que hace bueno su particular manual de resistencia: no hay mala publicidad, lo importante es que hablen de él. Y si en 2016 se ganó la atención del mundo a base de declaraciones lascivas, difamaciones e incorrección política, en esta campaña lo está haciendo con sus líos judiciales.

Trump está acusado de intentar sabotear la democracia estadounidense, de llevarse y esconder cientos de documentos clasificados después de dejar la Casa Blanca, de falsificar documentos fiscales para ocultar el cohecho a una actriz con la que había mantenido una relación extramatrimonial y de cometer fraude financiero con su negocio inmobiliario. Está condenado por abusar sexualmente de una mujer y, años más tarde, difamarla cuando ella confesó. Y, aun así, sigue liderando en solitario las encuestas de su partido y no sorprendería que el próximo año vuelva a ocupar el Despacho Oval.

El magnate tiene las primarias de cara

"Podría disparar a gente en medio de la Quinta Avenida y no perdería votos", dijo Trump en enero del 2016, durante su primera campaña de primarias presidenciales, que ganó con una contundencia absoluta (44,9%), casi el doble de votos cuyo principal competidor, Ted Cruz (25,1%). Cinco meses después, se impuso por la mínima a Hillary Clinton y ganó la presidencia del país, con un conservador discurso contrario a las minorías, a las mujeres, a los negros, a los inmigrantes y, en general, a todo lo que no es adecuara a su reducido molde.

Siete años, un mandato, tres imputaciones y una condena después, sigue liderando en solitario las primarias republicanas, con una amplia ventaja, que se ha ido haciendo mayor a medida que le han ido acorralando las causas judiciales. Hace cuatro meses, justo antes de que el expresidente fuera encausado por primera vez, tan sólo le separaban veinte puntos de su principal rival en el Partido Republicano, el gobernador de Florida Ron DeSantis. Según la última encuesta, lidera en solitario las primarias, con un 37% más de apoyos: del total de votantes republicanos obtiene el 54% de la intención de voto, frente al 17% de DeSantis. A mucha distancia, tres candidatos registran cerca del 3%: el exvicepresidente Mike Pence, el senador Tim Scott y quien sería embajadora de Trump en la ONU, Nikki Haley.

"Necesito una imputación más para asegurar mi elección", publicó Trump en su red social, Truth Social, horas antes de acudir el jueves al tribunal de Washington. En vez de convencer a sus seguidores de la gravedad de los delitos que se le imputan, a cada acusación, el expresidente ve reforzada su retórica: que existe una "caza de brujas" contra él, promovida, entre otros, por "Joe Biden y su familia criminal", así como por un supuesto "estado profundo".

Los votantes de Trump siguen convencidos de que las elecciones del 2020 fueron robadas, restan importancia a las graves acusaciones que pesan sobre él y desvían la atención hacia los problemas judiciales del hijo de Biden, Hunter, cada vez que se pone en cuestión su deificado líder.

Biden no logra seducir

Cuando el fiscal especial Jack Smith anunció la imputación de Trump, Biden estaba en el cine, disfrutando con su esposa de una de las películas del año: Oppenheimer. Mientras Trump bajaba de su jet privado en Washington para acudir al tribunal federal, Biden se dejaba ver dando un paseo en bici cerca de su residencia de Delaware, donde permanece en familia unos días de vacaciones. Este contraste sirve para ilustrar las primarias antagónicas que enfrentan a ambos candidatos: Trump, con un calendario apretado de citas judiciales, tendrá que competir en un escenario también apretado, con una decena de candidatos republicanos; Biden, sin ningún tipo de rivalidad en su partido –sólo se han presentado Robert Kennedy, el sobrino del presidente John F Kennedy, y la escritora Marianne Williamson–, tendrá un camino tranquilo hacia la nominación presidencial.

Sin embargo, no está claro que sea capaz de ganar a Trump en el más que probable embate presidencial. Pese a que los demócratas han ganado el voto popular en siete de las últimas ocho presidenciales, algo histórico, parece que ahora la balanza se inclina hacia el lado republicano. Al menos, eso es lo que apunta la última encuesta de Gallup, que calcula que el 45% de los estadounidenses dicen ser republicanos o se inclinan hacia ese partido, mientras que el 42% prefieren la opción demócrata.

Biden está perdiendo apoyo fuera de las grandes áreas metropolitanas, bastión demócrata, lo que genera gran preocupación dentro de su partido. Las encuestas son demoledoras: un 70% de los estadounidenses habría preferido que no se hubiera presentado a la reelección, y sólo el 26% están a favor. La edad es el principal factor, dado que es el primer presidente octogenario del país y, en caso de ganar, podría terminar su segundo mandato con 86 años.

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