Musk a Trump en el momento del adiós: "Yo seguiré implicado como amigo y asesor del presidente"
El líder republicano regala las orejas al dueño de Tesla, "uno de los líderes empresariales e innovadores más importantes jamás vistos en el mundo"
LondresCien treinta días después de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca como un caballo siciliano, acompañado, entre otros, por un fiel Elon Musk, el consejero delegado de Tesla, X y SpaceX, y el hombre más rico del mundo, ha abandonado, al menos oficialmente, la administración y, en concreto, el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), la maquinaria que ha puesto en marcha el magnate republicano para, presuntamente, reducir el déficit federal y racionalizar el gasto. Como muestra de agradecimiento, Trump ha regalado a Musk una gran llave de oro dentro de una caja de madera, mientras recordaba en la concurrencia que "eso sólo le doy a la gente muy especial".
El presidente, que encontró en el multimillonario la fuente de ingresos más importante de su campaña y uno de los principales agitadores de los mítines electorales, ha despedido este viernes a su colaborador entre honores de todo tipo, con una rueda de prensa en el Despacho Oval. Como viene siendo costumbre, se ha convertido en todo un espectáculo. En este caso, no de acoso a alguien más débil, sino de autocomplacencia mutua. Y cuando los periodistas han hecho preguntas espinosas, respondió con un "no commento una fórmula similar. Porque Musk ha llegado esta mañana a la Casa Blanca con una información del New York Times sobre su uso y abuso de drogas"Pasamos a otra cosa", ha dicho, tras enumerar algunos casos famosos de pifias periodísticas de la prestigiosa cabecera. momento. ¡El Elon es fantástico! Nos veremos mañana en la Casa Blanca".
Y se han visto, claro. Musk –"uno de los líderes empresariales e innovadores más importantes que se han visto nunca en el mundo", en palabras de Trump– con gorro, de un golpe a un ojo, de los periodistas: "No hay nada como un niño de 5 años pegándote a la cara", bromeó. y la corbata roja, ha regalado las orejas a su invitado: "El servicio del Elon en Estados Unidos no ha tenido comparación en la historia moderna", ha dicho Trump al empresario. en el momento de asumir la presidencia.
Porque "cuando dejé el cargo –continuó el presidente–, no había guerras, la inflación era baja y habíamos reconstruido el ejército. Cuando volví, encontré una inflación elevada, conflictos por todas partes y la vergüenza de Afganistán, el momento más humillante de nuestra historia, creo firmemente". Sin inmutarse, Trump ha mentido sobre muchos puntos, o sobre todos, y también o especialmente en este último, puesto que fue durante su presidencia que se negoció y aprobó la retirada de las tropas estadounidenses, que posibilitó el regreso de los talibanes, ya con Biden a la Casa Blanca.
No ha faltado, claro, el repaso de Trump de los hitos conseguidos supuestamente por su fiel escudero, que ha tenido un "papel clave en la reforma más profunda de la administración pública en generaciones". Trump ha puesto de manifiesto que "con su dirección, el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) ha desmantelado procesos anticuados, ha modernizado algunos sistemas y ha destapado fraudes y desperdicios escandalosos". Por ejemplo, "un caso del todo increíble es que se gastaron 8.000 millones para realizar ratones transgénicos".
"Nuestro objetivo es hacer permanentes los recortes del DOGE y seguir eliminando gastos innecesarios", amenazó. Puesto que "el DOGE es más que un programa: es una manera de hacer. Su influencia crece y, con ella, el ahorro. Para el período fiscal 2025-2026 se han identificado más de 160.000 millones de dólares en ahorros potenciales, y esta cifra sigue subiendo. Pronto podría superar los 200.000 millones".
El nuevo presupuesto de Trump, sin embargo, prioriza grandes recortes en ayudas internacionales, programas sociales y agencias federales, mientras aumenta el gasto en defensa y seguridad fronteriza. Y, pese a los recortes, el presupuesto no elimina el déficit, un extremo que también le ha valido las críticas más o menos enterradas de Elon Musk. Y, además, según analistas independientes, sus cuentas y en especial los recortes de impuestos aumentarán significativamente la deuda pública en la próxima década. Musk, por otra parte, se mostró confiado en que, "con el tiempo", podrá ver cumplida su promesa de que el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) logre recortar un billón de dólares en gastos del gobierno federal.
Musk se marcha pero no tanto, porque su huella queda. Como él mismo ha insistido. "El DOGE seguirá haciendo un trabajo excelente; yo seguiré implicado como amigo y asesor del presidente. Y espero volver pronto a esta sala maravillosa —el Despacho Oval—, que ha sido completamente renovada. Es precioso. Me encantan los detalles dorados del techo", ha dicho en una prueba más de la banalidad que se respira. Banalidad y bromas que se han combinado con amenazas más o menos explícitas. Respondiendo además preguntas de la prensa, Musk ha asegurado que el presidente podría optar por ampliar la fecha oficial de finalización del DOGE, que es julio del próximo año. Eso sí, Musk continúa, como aseguró, "al servicio del presidente".