El Partido Demócrata toma el efecto Mamdani
El aparato del partido no tiene un referente claro, mientras que el alcalde electo de Nueva York se ha convertido en la cara del ala izquierda
Enviada especial a Nueva YorkZohran Mamdani ha devuelto la ilusión a las bases del electorado demócrata y ha demostrado que todavía existen opciones para encontrar el camino de un partido que perdió la brújula hace un año. La noche del martes en Brooklyn, cuando el recuento de votos confirmaba que el socialista sería el nuevo alcalde de Nueva York, parecía Fin de Año. Gritos de alegría y abrazos con la promesa de abrir un nuevo capítulo, que se resumía en una frase premonitoria de Mamdani: "Estamos a punto de decir adiós a los políticos del pasado, a los que dicen que no se puede cuando en realidad quieren decir que no se quiere".
Al día siguiente por la mañana el enjambre de Manhattan volvía a despertarse como cualquier otro día: hombres con americana y corbata corriendo en el metro, turistas mirando al Google Maps y sintecho deambulando con carretillas. Al mediodía, entre los icónicos apartamentos de West Village donde vivía Carrie Bradshaw, la protagonista de Sex and the City, una madre salía a buscar a los niños de la escuela con pin de Zohran: "Sí, le he votado, a ver qué pasa ahora".
Cerca de Washington Square, una chica de California que llevaba una gorra del nuevo alcalde confiaba en que salgan más como él: "He venido a visitar a mi tía y me he comprado la gorra para que he descubierto quién es el Zohran y me ha encantado. Tayla. Y es que probablemente, el gobernador demócrata de California, Gavin Newsom, también verá a un rival en Mamdani. Newsom lleva tiempo haciendo campaña en redes para parodiar el comportamiento de Trump, haciendo puntos para las elecciones a gobernador del próximo año y con la vista puesta en las presidenciales del 2028. Mamdani no se puede presentar porque no nació en Estados Unidos, pero ha dejado claro que los demócratas solo pueden vencer a Trump si hacen política.
Expectativas y realismo
Más allá de la ilusión, también existía cierta dosis de realismo. Constance, sentada con una amiga en uno de los bancos de Washington Square, prevé que no todo será tan fácil. "Hay que apuntar a las estrellas para llegar a la luna. Seguramente habrá promesas que no cumplirá al 100%, pero irá mucho más lejos que cualquier otro político". La joven, vecina del Bronx, decía que había vivido la campaña de Mamdani "como una carta de amor a los neoyorquinos". "Me tocó mucho, porque se notaba que conocía los problemas de la gente de aquí". También afirmaba que ahora se sentía más motivada por seguir con "el trabajo": "Hay que asegurarse de que cumpla con su palabra".
En Instagram, el algoritmo ofrecía unos resultados curiosos. De repente los reeles de la plataforma se inundaban con perfiles de candidatos para los escaños que estarán en juego las próximas midterms que replicaban el mismo estilo comunicativo de Mamdani: vídeos naturales mirando a cámara, con cierto tono humorístico y todo en plena calle, nada de estudios encorsetados. "Enhorabuena, alcalde Mamdani", decía Saikat Chakrabarti, demócrata del ala izquierda del partido que compite por uno de los escaños de San Francisco en el Congreso.
Manny Rutinel, que busca cambiar de rojo a azul uno de los escaños de Colorado en el Capitolio, hacía una introducción similar. Osman Salahuddin, congresista del estado de Washington, también calentaba motores para conservar el cargo. "Eh, ya sé qué piensas: otro candidato para el Congreso joven y racializado. No soy Zohran, mi nombre es Osman Salahuddin, soy diputado para el estado de Washington y me presento este año para mantener mi escaño".
Efecto Mamdani
Los expertos intentan comprender las claves del éxito del hombre que el 1 de enero debe convertirse en el primer alcalde musulmán de Nueva York. "Más que arrastrar al partido a posiciones más de izquierdas, creo que las tácticas de Mamdani, en cuanto a cómo dirige su campaña, probablemente podrían ser copiadas por otros candidatos que sean menos de izquierdas", explica al ARA el politólogo de la Georgetown University, Jonathan Ladd. "No se centró tanto en la política exterior o en cuestiones como la seguridad. Él quería hablar del coste de la vida y de los precios en Nueva York". Aunque reconoce el efecto Mamdani en el partido, Ladd se muestra escéptico con la idea de que de cara a las legislativas del próximo año haya un gran giro narrativo. "Aunque ahora los votantes de Nueva York probablemente se sitúan mucho más a la izquierda de lo que solían estar, no creo que esto se aplique a nivel nacional".
El alcance del efecto Mamdani, que ha movilizado al electorado, ha sacudido el establishment demócrata y ha provocado Donald Trump, dependerá también del éxito de sus políticas. "Mucho de su recorrido y de la capacidad para demostrar que vale la pena apostar por este tipo de políticas dependerá de cómo funcionen. Y eso sólo puede decirlo el tiempo", asegura Ladd. Ahora bien, aunque el politólogo no ve a un candidato similar ideológicamente a Mamdani en las presidenciales, sí reconoce que la facción más progresista del Partido Demócrata ha logrado una cara visible. "Probablemente terminará como el heredero de Bernie Sanders".
Viernes Politico publicaba una encuesta realizada a mediados de octubre en la que preguntaba a los votantes quién es el líder de cada partido. Mientras que en las filas republicanas no había margen de dudas sobre quién es el jefe de la formación, en el Partido Demócrata las respuestas más frecuentes fueron, por este orden: "No sé", "Kamala Harris" y "Nadie".
Que el alma más progresista tenga un referente claro, mientras el aparato del partido siga sin una cara visible, puede dar más fuerza a ese giro. En cierto modo, la campaña de las candidatas para gobernador de Virginia y Nueva Jersey era ya una reacción a la derrota del 2024. Tanto Abigail Spanberger como Mikie Sherrill centraron su mensaje en el coste de vida y ganaron. Lo hicieron desde posiciones más moderadas, pero en el centro había el análisis del senador independiente Bernie Sanders al día siguiente de la derrota de Harris: "No debería sorprendernos mucho que un Partido Demócrata que ha abandonado la clase trabajadora descubra que la clase trabajadora le ha abandonado a él".