Radiografía del ejército más poderoso del mundo
El ataque a Irán ha sido un recordatorio de las capacidades militares de Estados Unidos y un ejemplo de que Trump no dudará en utilizarlas
Washington"No hay ningún ejército en el mundo que hubiera podido hacer lo que hemos hecho nosotros esta noche, ni mucho menos. Nunca ha habido ningún ejército capaz de hacer lo que hemos hecho". Una semana después de el aguado desfile militar de mediados de junio, en los que Donald Trump asistió más a una clase de historia que a una muestra de músculo, el presidente estadounidense se alababa de haber "arrasado completamente" tres instalaciones nucleares en Irán. El grado de destrucción de las plantas sigue siendo tema de debate en Washington –informes preliminares apuntan a que sólo habría retrasado varios meses el programa nuclear, mientras la Casa Blanca insiste en la narrativa de la destrucción total–, pero, sin embargo, Trump ha conseguido realizar la exhibición de fuerza marcial que tanto ansiaba.
"Aunque no era el principal objetivo, el ataque envía un mensaje muy directo de esta nueva administración: Washington está dispuesto a utilizar su fuerza abrumadora", explica al ARA el ex asesor del departamento de Defensa Ilan Berman. "Estados Unidos ha demostrado su dominio militar con esta operación". Más allá de la retórica grandilocuente de Donald Trump y su obsesión por proyectar una imagen de líder duro y poderoso, la operación Martillo de Medianoche ha vuelto a evidenciar que EEUU sigue siendo la principal potencia militar a escala internacional.
La razón por la que la Casa Blanca no siguió utilizando Israel como pantalla en la región para atacar el régimen de los ayatolás es precisamente porque sólo Washington tenía los aviones B-2, los únicos capaces de llevar los proyectiles GBU-57A, de casi 14 toneladas, que podían causar algún daño a la planta de metros bajo tierra.
El resultado de la operación también limpia la imagen deslucida de las formaciones migradas de soldados marchando con desgana por el National Mall durante el aniversario de Trump. Los últimos datos del Defense Manpower Data Center de marzo de este año, cifraban en más de 1.307.000 los efectivos en activo que tiene el ejército estadounidense dentro y fuera del país. Asimismo, hay más de 700.000 reservistas, incluidos los más de 300.000 militares de la Guardia Nacional –entre ellos los 4.000 agentes enviados a Los Ángeles por el gobierno–. Además, también es necesario contar los 788.470 civiles que trabajan por el Pentágono y que se suman al gasto militar. Las cifras no dejan de ser aproximadas porque siempre puede haber otros activos que no se cuenten en las estadísticas oficiales por ser información clasificada.
Engordar unas filas como las del ejército estadounidense no es fácil. En los últimos tres años, el gobierno se gastó más de 6.000 millones de dólares para conseguir reclutar nuevos soldados y mantener a los que ya sirven, tras las caídas en el alistamiento en los balances de los años fiscales 2022 y 2023. No fue hasta 2024 cuando se volvió a alcanzar el objetivo propuesto, aunque con una pequeña trampa: se había rebajado la expectativa de los 61.000 soldados en activo a 55.000.
Para este año fiscal se ha vuelto a recuperar el hito de los 61.000 reclutamientos y por el momento se ha alcanzado un récord postpandemia, al que se ha llegado cuatro meses antes de lo previsto, en parte como resultado de esta inversión millonaria que hace tiempo que el gobierno lleva a cabo para añadir extras y grados.
Estados Unidos consigue tener un ejército tan numeroso en parte por las grandes bonificaciones que supone estar alistado. En un país en el que la mayoría de personas deben endeudarse para tener una carrera universitaria o para recibir determinados tratamientos médicos, formar parte del ejército significa que te pagan los estudios y te dan cobertura médica sin tener que sufrir por el seguro.
Un soldado de la Guardia Nacional de Indiana ha explicado al ARA, bajo condición de anonimato, que acabó haciendo reservista porque era una manera de conseguir estudiar lo que quería. "Además, no debes preocuparte de todo el tema del seguro médico. Como reservista, sólo tienes que presentarte a entrenar algunos fines de semana". Otro soldado, alistado en el ejército de tierra, también citaba el mismo motivo. El servicio militar obligatorio no es necesario porque las condiciones materiales en otros aspectos vitales ya actúan como motivadores para alistarse. De hecho, es uno de los pocos ascensores sociales para muchos estadounidenses con pocos recursos.
Estados Unidos destina más del 10% de su presupuesto a defensa. En el ejercicio fiscal de 2023 le dedicaron aproximadamente 820.300 millones de dólares, es decir, alrededor del 13,3% de los fondos federales. En marzo de 2023, el departamento de Defensa solicitó 842.000 millones para 2024, un incremento de un 2,6% respecto al año anterior.
En términos armamentistas, más allá de contar con los famosos bombarderos B-2, la fuerza aérea estadounidense cuenta con 5.004 aeronaves activas, principalmente cazas, con unas 1.610 unidades. En cuanto al ejército de tierra, sólo considerando los tanques Abrams, hay aproximadamente 2.640 en servicio activo, a los que hay que añadir unos 1.500 de reserva, según datos recogidos por el Weapon systems handbook. Cuantitativamente, EEUU es el país de la OTAN con más tanques y carros de combate, con un total de 4.640 vehículos, muy por delante de Turquía, que ocupa la segunda posición en la Alianza con 2.238.
Los dos competidores que el ejército estadounidense puede tener ahora mismo son Rusia y China. Aún así, Berman apunta que, en el contexto actual, la fuerza militar de EEUU sigue sin rival. El ejército ruso es un actor a tener en cuenta, porque el Kremlin ha dado un giro hacia una economía de guerra, y ahora están haciendo todo tipo de esfuerzos por reconstruir sus capacidades militares en el contexto de la invasión de Ucrania. Pero justo después de ese punto de inflexión de un millón de bajas [entre muertos y heridos] en la guerra de Ucrania, Moscú tiene un problema militar de cara al futuro. "Ahora mismo no son tan fuertes, ni mucho menos, como Estados Unidos. Y lo mismo ocurre con China. Por eso creo que lo que viste en Oriente Próximo fue una demostración de la capacidad estadounidense", reflexiona el ex asesor de Defensa.